lunes, abril 29, 2024

La Violencia Intrafamiliar -12-

Por Federico Pinales
En mi vida he tenido varías experiencias matrimoniales,
formales e informales.
Todas con mujeres inteligentes y profesionales.
Con similares niveles intelectuales,
económicos y sociales.
Líderes sociales y con vocaciones comerciales.
Amantes de la música, los viajes internacionales, el buen comer y el buen vestir, pero esclavas consentidas, económicas y sentimentales de amigos y familiares.
De todas me enamoré y fuimos felices durante los años iniciales, antes de que ellas metieran en nuestras vidas a supuestos amigos y a parte de sus familiares.

El no actuar a tiempo con medidas radicales
cuando sus carnales empezaron a mal influenciarlas,
dio como resultado que termináramos separados o divorciados.

Mis peores experiencias fueron con las tres parejas formales, a las cuales les entregué 45 años de mi vida y con las cuales pasé todas las pruebas de tolerancia, paciencia y control personal, para no coger cadena perpetua por violencia intrafamiliar, provocada por los hijos de las tres y por las supuestas amistades de ambos.

La primera fue una bioanalista, procedente de El Seibo, con un hijo de su primera relación.

La segunda, una profesora, nacida y criada en Jimaní, con dos hijos de sus primeros dos matrimonios.

La tercera, también profesora, nacida en la Habana, Cuba, con tres hijos de sus primeros dos matrimonios.

Con la primera, permanecí durante tres años, con la segunda 10 y con la tercera 32.
A la última la mataron los hijos de sufrimientos, y el tiro de gracia se lo dio una hembra, quien un año después de muerta su madre, me sigue dando dolor de cabeza, pretendiendo que yo la siga manteniendo viviendo como una reina, en una zona residencial de clase media alta, sin pagar un solo centavo de renta, agua, luz, calefacción y mantenimiento de la casa.

Ella, al igual que sus otros dos hermanos, son profesionales universitarios, pero todo el tiempo vivieron de su mamá, porque los tres tenían debilidades diversas, y lo que ganaban no les alcanzaba para mantener sus requerimientos y antojos.
Es esa clase de crímenes intrafamiliares que nunca se pueden probar y donde las víctimas pasamos a ser los victimarios.
Esa es otra de las razones que me hacen levantar la voz para llamar la atención, sobre la necesidad de tratar el tema de la violencia intrafamiliar con mayor profundidad científica y objetiva, más allá de las conceptualizaciones, sino también con experiencias vividas.

 

 

1 COMENTARIO

  1. Muchas gracias por continuar desarrollando este tema tan amplio e importante, indudablemente que tus experiencias servirán para alertar a tiempo a los lectores y darán luces a otros estudiosos del tema para profundizar en situaciones similares tan graves, que aveces son ignoradas por la sociedad en la mayoría de los casos de forma deliverada.
    Un abrazo
    Abg. Ana Romero

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