Tomado de Le Nouvelliste
En la región metropolitana de Puerto Príncipe, la inestable situación de seguridad ha provocado el cierre prolongado de muchas escuelas y facultades, privando a muchos profesores de sus puestos de trabajo durante varios meses. Como consecuencia de esta crisis sin precedentes, muchos docentes se encuentran en una prolongada inactividad profesional con necesidades financieras apremiantes, señala el periódico haitiano Le Nouvelliste.
“Tan pronto como la situación degenera, nuestros recursos económicos se reducen o incluso se destruyen. La escuela era mi principal fuente de ingresos”, dijo un profesor de secundaria a Le Nouvelliste el 18 de abril de 2024.
Si las escuelas provinciales funcionan, no ocurre lo mismo con las de la capital, salvo algunas excepciones. Durante varios meses, la inseguridad y la inestabilidad política han hecho que las instituciones sean disfuncionales. Los estudiantes se ven privados de educación y los profesores de sus salarios.
Siempre que hay una crisis en Haití, las escuelas están entre las primeras instituciones en cerrar sus puertas. Ya sea la pandemia de Covid, la serie de peyi lòk, los alumnos y estudiantes son los más afectados y pagan el precio. Algunas escuelas logran organizar cursos en línea, sin embargo los resultados no son satisfactorios. “Estamos avanzando lentamente”, comentó un profesor. “Los niños son cada día más mediocres, los programas no se completan. No se ha conseguido nada concluyente y, peor aún, la situación afecta también a los niños distraídos. Ya ni siquiera trabajan”, comentó una maestra de una escuela privada.
La situación también tiene consecuencias para muchas familias que dependen de los salarios de los profesores para cubrir sus necesidades diarias. “Yo diría que a veces, sin la ayuda de Dios, no tendría nada que comer. Pero logro cubrir las necesidades de la familia”, dijo una madre de familia monoparental.
Ante esta crisis, los docentes se han visto obligados a buscar formas alternativas de generar ingresos para sus familias. Este es el caso de una maestra de escuela primaria que ahora es vendedora de frituras en su barrio. Esta madre de seis hijos, cuyo marido está desempleado, afirma que le va mucho mejor económicamente que con el salario que recibía como profesora. No todos pueden decir lo mismo. Mientras algunos se dedican a actividades económicas informales, otros deben depender de la generosidad de sus seres queridos. “Durante este período, para sobrevivir, tuve que cerrar mi cuenta bancaria y pedir préstamos a ciertos miembros de mi familia”, añadió un profesor de una escuela privada.
Entre los recientes desplazamientos impuestos por la invasión de bandas en Carrefour-Feuilles y la construcción de un nuevo local, una directora se siente abrumada por la situación. “Es el pago de los padres de los estudiantes lo que nos permite pagar a los profesores. Ante el cierre prolongado, nos vemos obligados a decirles a los docentes que les debemos sus salarios mientras esperamos tener nuevos ingresos”.
Una vez más, el Estado brilla por su ausencia en el escenario educativo haitiano. Según la información recogida de un director de una escuela privada, el Ministerio de Educación Nacional no ha adoptado ni planificado nada para estos casos. "No se ha establecido ningún mecanismo de apoyo, salvo la institución que se esfuerza por pagar mensualmente". Un apoyo que, ante las obligaciones cotidianas, sigue siendo insuficiente en opinión de varios docentes.
Este tipo de situación desanima a los docentes. Algunos no dudan en recurrir a profesiones mejor remuneradas. “Después de más de 25 años en la docencia, me avergüenzo de lo que se ha convertido en la docencia. Sinceramente, si la situación sigue así, no creo que dure mucho en la docencia”, afirmó un profesor de una escuela del centro de la ciudad.
Pese a todo, muchos creen que la educación es el camino hacia el cambio en este país. “Llevamos mucho tiempo abogando por el cambio en Haití, pero creo que debe hacerse a través de la educación. Sin embargo, si seguimos maltratando a nuestras generaciones futuras, no podemos esperar cambios”, cree un profesor.
