POR SANTO SALVADOR CUEVAS
Sobre el tapete está la convocatoria a un debate entre candidatos presidenciales, cuya connotación es mayor, porque está comprometida la participacion del presidente de la Republica Luis Abinader, y los principales candidatos de la oposición, Abel Martínez y Leonel Fernández.
La ciudadanía debe acoger el debate de ideas entre candidatos como esencia o sustancia que enriquece y fortalece las propuestas, que puedan ser presentadas al electorado y eso permite de alguna manera, la diversidad de ofertas para escoger.
En tal sentido, el debate de ideas no debe limitarse al nivel presidencial, sino a todos los niveles:
Entre potenciales presidentes, vicepresidentes, senadores y diputados.
Asumir como válida la idea abarcadora del debate de Ideas, lleva consigo el que esta visión sea obligatoria, más allá de la simple coyuntura electoral, y por tanto, debe salir como una ley que aprueba el Congreso Nacional.
Pero el debate debe ser equitativo y no excluyente.
El debate no debe ser elitista, sino global, que abarque con igual derecho a todos los candidatos presidenciales.
Para la sociedad que va a decidir, no hay niveles de superioridad o jerarquía, entre quienes aspiran a ser primer mandatario de la Nación, todos son candidatos y punto.
Limitar el debate a Luis Abinader, Abel Martínez y Leonel Fernández, ignorando a los otros candidatos presidenciales, es un acto excluyente y contrario a la Constitución de la República que reconoce la igualdad de deberes y derechos en todos los ciudadanos.
Hay que integrar al debate a todos los candidatos presidenciales reconocidos y asumidos como tales, por la Junta Central Electoral (JCE), que es el órgano rector del proceso electoral.