Miguel J. Escala
El pasado 15 de junio se conmemoró el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, una ocasión para reflexionar sobre la lucha contra el edadismo. Las estadísticas nacionales de casos denunciados de maltrato hacia los adultos mayores nos recuerdan la urgencia de esta causa. Sin embargo, no todo es negativo.
El lunes 23 de junio, la Defensoría del Pueblo organizó el Seminario de Alto Nivel para la Socialización de los Sueños y Demandas de los Niños, Niñas y Adolescentes. Este evento presentó seis temas sobre los que niños y niñas de educación inicial y básica, así como adolescentes de secundaria, expresaron sus ideas y opiniones en temas relacionados con la Convención sobre los Derechos del Niño.
Tuve el honor de ser invitado a este seminario para compartir mis reflexiones sobre las reacciones de los adolescentes respecto al derecho a disfrutar de un medio ambiente seguro, saludable e inspirador, que no solo sirva para proteger la vida, sino también como un escenario privilegiado para construir un mundo mejor.
A continuación, comparto mi presentación en este importante seminario, que debe ser reconocido como un ejemplo de evento anti-edadista. En él, adultos —incluyendo algunos mayores como yo— tuvimos la oportunidad de aprender y reaccionar a las valiosas contribuciones de niñas, niños y adolescentes. En su organización hubo varias adultas mayores.
Adolescentes, diálogo intergeneracional y medio ambiente
Diálogo intergeneracional
Quiero destacar la importancia de este encuentro, no solo porque aprendemos de los niños y adolescentes y nos inspiramos en sus sueños, sino también porque representa una oportunidad única para valorar la riqueza del diálogo intergeneracional como herramienta clave en la lucha contra el edadismo. Este término, aunque poco conocido, ha sido definido por la Real Academia Española como "discriminación por razón de edad, especialmente hacia personas mayores o ancianas", pero también incluye la discriminación hacia los jóvenes: unos porque están "demasiado pasa’os" y otros porque "aún no están maduros”.
Las Naciones Unidas señalan que fomentar el diálogo intergeneracional es una estrategia esencial para combatir el edadismo. Este seminario es un magnífico ejemplo de cómo podemos llevar a la práctica iniciativas responsables y enriquecedoras que incluyan a todas las generaciones.
Desde cualquier etapa de la vida, podemos soñar, contribuir y actuar para hacer realidad esos sueños, promoviendo un entorno libre de discriminación por edad. Este evento, inclusivo y visionario, merece ser defendido como un modelo de participación para el bienestar de nuestra sociedad. Merece repetirse con participaciones presenciales que permitan mayor diálogo. Felicito a quienes lo concibieron y lo organizaron.
Adolescentes, Medio Ambiente y Mentalidad de Crecimiento
Las reacciones de los adolescentes que hoy analizamos están directamente conectadas con el artículo 29 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que promueve inculcar en los niños el respeto por el medio ambiente. Esto se refleja maravillosamente en el segundo sueño que hoy abordamos, el cual evoco mezclado con versos de Don Pedro Mir:
"Hay un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol, país bonito para vivir: con flores, colores, árboles y aire limpio para todos, donde se protege el ambiente y los recursos naturales. Sencillamente liviano. Sencillamente frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo sencillamente tórrido y pateado."
Los adolescentes, a través de dramatizaciones y monólogos, han reflejado con fuerza su preocupación por el cuidado del medio ambiente. La convocatoria de este seminario nos recuerda que, con un enfoque crítico, se busca motivarlos a sugerir y apoyar medidas concretas para disminuir la contaminación, implementar una recogida efectiva de la basura, fomentar la siembra de árboles y promover áreas verdes accesibles para los ciudadanos.
Parafraseando al poeta:
"Después no quiero más que paz. Un nido de constructiva paz en cada palma. Y, quizás, a propósito del alma, el enjambre de besos y el olvido."
Es alentador escuchar las voces de estas nuevas generaciones, quienes comparten una visión tan noble y esperanzadora para nuestro país. Su preocupación no se limita a lo estético o funcional, sino que refleja una conexión profunda con la naturaleza y el bienestar colectivo.
Hablar de un país con "flores, colores, árboles y aire limpio", no es solo un anhelo poético; es un llamado a la acción para construir un futuro donde la armonía con el medio ambiente sea una realidad palpable. La referencia a la no contaminación, la recogida adecuada de basura y el disfrute de espacios verdes muestra una conciencia ambiental que, con frecuencia, sobrepasa la de muchas generaciones mayores.
En este contexto, me permito invitarles a reflexionar desde las ideas de mentalidad fija y mentalidad de crecimiento, planteadas por Carol Dweck en su obra Mindset. Una mentalidad fija podría llevarnos a pensar que los problemas ambientales son insuperables, que el rumbo de nuestro país está determinado y que nuestras acciones individuales no pueden hacer la diferencia. Por otro lado, una mentalidad de crecimiento nos impulsa a creer que, aunque los desafíos sean inmensos, con esfuerzo, aprendizaje constante y colaboración, es posible transformar nuestra realidad.
Los adolescentes no solo sueñan; también identifican dificultades y, con esperanza, reafirman sus convicciones. Nos están invitando a asumir una mentalidad de crecimiento, a caminar juntos y convertir esos sueños en realidades. ¡Sí se puede!
Compromiso y Acción: Transformar Nuestra Realidad
A cada uno de nosotros nos corresponde asumir un rol activo y sumarnos a un equipo de trabajo. Entonces, surge la pregunta: ¿Qué acciones pueden tomar hoy para ser parte de este cambio? ¿Cómo puede inspirar a otros, incluidos los adultos y las instituciones públicas y privadas, a adoptar una mentalidad de crecimiento que nos permita transformar nuestra realidad?
La visión de los adolescentes nos desafía a todos a pensar y actuar de manera sostenible. Es un recordatorio poderoso de que las generaciones más jóvenes tienen mucho que enseñarnos sobre lo que realmente importa.
Recuerdo que, en mi graduación como bachiller, el orador invitado nos dijo:
"No elegiste nacer en este mundo, pero tienes la capacidad de transformarlo si no cumple con tus expectativas." Esa reflexión resuena hoy más que nunca. La visión de los adolescentes, comprometidos con transformar el medio ambiente, es también una invitación para que todos nos sumemos a este esfuerzo colectivo. Y que nos llena de esperanza.
¿Cómo podemos inspirar a otros a unirse a esta causa?
Podemos empezar con algo tan simple y a la vez poderoso como los árboles y las flores. Es imperativo que el currículo de Ciencias Naturales incluya no solo el conocimiento de los árboles, con énfasis en las plantas endémicas, sino también cuáles son más adecuados para nuestras ciudades y espacios públicos. Debemos saber qué especies plantar sin afectar las aceras, cuáles son no invasivas y cuáles son ideales para la reforestación.
Además, es importante priorizar aquellas especies que, además de embellecer nuestro entorno, nos ofrecen frutos, flores y hábitats para insectos y aves. Este enfoque no solo contribuye al medio ambiente, sino que también fomenta la conexión con la naturaleza, promoviendo la felicidad y el bienestar colectivo.
Por supuesto, este esfuerzo no recae únicamente en las escuelas. El Ministerio de Educación (MINERD) tiene un papel esencial, pero también lo tienen el Ministerio de Medio Ambiente y el Ministerio de Vivienda. Es necesario que estas instituciones trabajen de manera colaborativa, integrando sus esfuerzos para crear espacios verdes sostenibles y educar a la población sobre su importancia.
Propuesta: Operación Pereskia
Proponemos algo concreto: La Operación Pereskia, la cual se concibe como una invitación a descubrir y celebrar nuestras raíces naturales a través de dos joyas botánicas: la Pereskia quisqueyana o Rosa de Bayahíbe, nuestra flor nacional, y la Pereskia Marcanoi, conocida como Rosa de Bánica. Esta iniciativa no solo busca promover el conocimiento de estas especies, sino también inspirar una serie de proyectos educativos y culturales que abarquen desde actividades artísticas hasta el cuidado de esquejes y plántulas en viveros públicos, bajo la guía del Jardín Botánico Nacional, que ha reproducido de ambos tipos exitosamente.
Así como generaciones pasadas recuerdan de mala manera una foto obligatoria en cada hogar, podemos aprovechar el clima de libertad y creatividad que disfrutamos para desarrollar un proyecto en el que cada jardín del país tenga una Pereskia. Imaginemos concursos nacionales que celebren la presencia y cuidado de estas plantas únicas, destacando sus características como cactus con una belleza inigualable. Aunque tienen flores y espinas, las espinas de la Rosa de Bánica son diferentes de las de Bayahíbe, y aun así ambas son igualmente valiosas como símbolo de nuestra identidad.
Esta es una oportunidad histórica para que los ministerios relevantes se unan en un esfuerzo colaborativo. El MINERD podría liderar la inclusión de contenidos sobre estas especies en el currículo escolar, fomentando en niños y adolescentes la investigación botánica, la expresión artística, el trabajo en equipo y una sana competencia que fortalezca el aprecio por lo nuestro.
El Ministerio de Turismo podría capitalizar esta iniciativa para crear nuevas atracciones turísticas basadas en estas plantas, mientras que el Ministerio de Salud Pública podría explorar y promover las propiedades medicinales de otras plantas nativas, menos llamativas, pero igualmente significativas.
Operación Pereskia no sería solo un proyecto botánico; se convierte en un llamado a fortalecer nuestra identidad nacional, a valorar nuestra biodiversidad y a generar en las nuevas generaciones un compromiso activo con lo que somos y lo que podemos ser. ¡SE PUEDE!
Esta visión, que espero sea colectiva, nos desafía a reflexionar y actuar con un compromiso sostenible, recordándonos que las generaciones más jóvenes tienen mucho que enseñarnos sobre lo que realmente importa. La responsabilidad no solo recae en los adultos cercanos y en el Estado, sino también en los propios adolescentes, cuya participación activa es fundamental para construir un futuro mejor al igual que el apoyo y conocimiento de los adultos mayores.
Sigamos soñando, convencidos de que estos ideales pueden hacerse realidad. Trabajemos juntos par a lograrlos. Termino como el poeta: ¡NI UN PASO ATRÁS!
El autor Tiene 76 años y los que faltan. Foto de Rosa de Bayahíbe de Maricha Martínez Sosa.
2 Leuenbergeria quisqueyana parece ser la nueva clasificación por género. Ver https://ecohis.jmarcano.com/biodiversidad/pereskia/
Querido Miguel. Tus entregas no cesan de generar varias sensaciones en mi. Pero la más importante, pienso, es la de unirme a tu causa, ser parte de la legión a la que aspiras. Una, de hombres y mujeres, que no se sienten conformes con lo que les rodea, y que, inspirados por el bien común, se lanzan a hacer todo lo posible para cambiarlo.
Cuenta conmigo dentro de tus filas!.
Interesante proyecto
Estimado Miguel, excelentes propuestas: la operación Pereskia y el diálogo intergeneracional cuya causa has asumido desde hace algún tiempo y que sigue inspirándonos a muchos!!!
Apreciado Miguel:
En cada entrega de tus artículos hay ideas novedosas. Eso es lo que más me gusta, me motiva y aplaudo .Te felicito, no solo por compartirlos entre los amigos que te admiramos, y como yo que siento privilegiada, sino por las ideas creativas que siempre traen en sus contenidos.
Voy a intentar sembrar algunas Pereskia en mi campito en San Cristóbal. Es un desafío. Feliz día. Un abrazo,
Migdalia Martínez,
Apoyamos la Operación Pereskia.