POR SANTO SALVADOR CUEVAS
La totalidad de las naciones del planeta ha alcanzado el derecho al voto universal, de elegir y ser elegidos.
Ese derecho, los ciudadanos del mundo lo hacen a su manera y a partir de mandatos constitucionales, en el marco de la soberanía, que asiste a cada pueblo, a cada nación.
La gente acude a "la fiesta de la democracia", a renovar sus autoridades en unas elecciones secretas y de mandato obligatorio.
Por ejemplo, las elecciones en Estados Unidos de América se dan conforme a la voluntad de sus ciudadanos y de su sistema electoral.
A nadie en el mundo se le ha ocurrido decidir, ni la forma, ni el carácter, ni los candidatos que competirán por la presidencia de esa nación, porque es un asunto soberano de los Estados Unidos.
Ni cuando el presidente Donald Trump cuestionó y gritó contra un supuesto fraude electoral, llegando incluso con sus seguidores a tomarse de manera violenta el Capitolio, tratando de destruir su propio sistema, se ha podido anular su derecho a participar en la próxima contienda electoral.
Cuando hablo de los Estados Unidos de América, estoy señalando que aún en el peor de los casos, a nadie se le ha ocurrido amenazar, desacreditar, intimidar, poner sanciones a familias y funcionarios de esa nación, para retorcer o decidir el curso de los procesos en ese país.
Entonces, siendo, así las cosas, me pregunto ¿en cuál foro internacional, o asamblea universal o evento entre los estados del mundo, se decidió alguna vez otorgar el derecho, para que el gobierno de Estados Unidos de América intervenga, planifique tumbar gobiernos o decidir quién va y quién no va a unas elecciones, tal como se comporta el gobierno de ese país frente a Venezuela.
Para el 28 de junio, los venezolanos han sido convocados a ejercer el voto universal para escoger a sus autoridades y toca a los ciudadanos de Venezuela decidir en su territorio la vía y el comportamiento electoral a partir de la Constitución de Venezuela.
Es insultante ver el rol abierto y burdo del Gobierno y las agencias de los EE. UU. metiéndose en los asuntos internos de ese país de América del Sur, tal si tuvieran prerrogativas legales, o si los Estados Unidos fuera el predestinado por Dios, para imponer sus políticas en un territorio que no es el suyo.
Me sumo a las voces que reclaman respeto a la soberanía de Venezuela.
Me sirve de fuente la postura en un pasado reciente del ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, quien luego de salir del Gobierno, fundó el Centro Carter y que sirve para asesorar y observar procesos electorales hasta ahora en más de 92 países.
El expresidente Jimmy Carter, dijo: "El sistema electoral venezolano es el mejor del mundo", y recalcó: En "las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor en el mundo".
