viernes, abril 19, 2024

La increíble historia de las energías renovables y el impacto de la Ley 57-07 en RD

Por Ing. Bolívar Rodríguez

Resumen: El impulso que registran las energías renovables parte de las leyes 112-00 y la 57-07. La ley 112-00 del año 2000 regula los precios de los hidrocarburos y ha servido de apoyo parcial a las fuentes renovables, mientras que la 57-07 de Incentivos a las Energías Renovables fue impulsada originalmente por el Indotec/Banco Central (junto a otras instituciones y personas independientes).

La historia del desarrollo de las energías renovables en  República Dominicana se puede calificar -sin exagerar- como ¡increíble!

En menos de 40 años las energías renovables pasaron de ser consideradas “una utopía”, por los altos costos y recibir burlas de los defensores de las energías convencionales a ser una competidora del mismo nivel que las centrales de petróleo y de gas natural, tanto en potencia instalada como más favorable en costos unitarios.

Es decir, los intereses detrás de los combustibles fósiles sostenían que esas energías nunca pasarían de impulsar los "molinitos de viento" para suplir agua de granjas ganaderas o iluminar con un panel algunas casitas de campos de regiones aisladas. 

Por tradición, en el país se había formado la imagen de que la electricidad solo se generaba por plantas de gasoil y la única energía natural o renovable era la que procedía de las presas, que eran muy importantes y justificaban sus altos costos, porque aseguraban el agua para la población y para la irrigación de las tierras agrícolas, o sea, producción de alimentos.

Esa tradición era sostenida por los bajísimos precios del petróleo (un poco más de 2 dólares el barril) hasta los años 70, cuando los árabes decidieron aplicar el embargo. Luego de una escalada de precios del petróleo en años 80 y 90, el mundo despertó y se convenció de que había que buscar otras fuentes más estratégicas y cercanas y comenzaron a desempolvar los estudios de pioneros de épocas pasadas y los adelantos de los programas espaciales de los Estados Unidos, los países europeos y la Unión Soviética, entre otros.

Esos países ya habían desarrollado los primeros paneles solares basados en la electrónica de estado sólido para producir electricidad en los primeros satélites a fines de los años cincuenta. Como es lógico, estos paneles eran súper caros por ser los prototipos, pero el costo no se notaba dentro de los enormes presupuestos asignados a la carrera espacial de esos tiempos. 

Gracias a esta competencia espacial y a los altos precios del petróleo se pudieron desarrollar varios prototipos de paneles solares, hasta lograr una eficiencia de conversión de energía solar a energía eléctrica con buena rentabilidad entre 18 y 21 % a nivel comercial y hasta un 46 % en ensayos de laboratorio muy especializados. 

¿Energía renovable desde 1928?             

Para apreciar la dinámica de la evolución de los hechos más destacados de la historia del desarrollo de las energías renovables en la Republica Dominicana, debemos destacar que empezamos en el año 1928 porque en esa fecha se instaló la primera planta eléctrica renovable del país: una micro-hidro o turbina de agua en San Juan de la Maguana.  Esta pequeña planta de apenas 30 kilos (40 HP) estimados, fue instalada por Domingo Rodríguez, un pequeño hacendado de esa región que se alzó con la especial iniciativa.

Sin embargo, debido al poco uso de la energía eléctrica en esos tiempos, el proyecto fue olvidado, pero el equipo, una turbina Pelton, fue conservado y hoy se encuentra a la entrada de la ciudad de San Juan de la Maguana, en el Sur del país.

Durante mucho tiempo, en el país solo se instalaron como plantas de energía limpia  las centrales hidroeléctricas, en vista de que eran las que se justificaban por el tema de la prioridad de conservar el agua como se mencionó más arriba,  y ningún país pensaba en otra fuente frente al auge de un petróleo barato y en pleno desarrollo.

No se habían sentido entonces, ni remotamente, los efectos del cambio climático, que vino como consecuencia de la quema descontrolada de combustible fósil en vehículos y en centrales de petróleo y carbón. 

Así vemos que en el año 1946 se instaló la segunda hidroeléctrica sobre el río Inoa en San José de las Matas, con 250 kilowatts de potencia. A esta iniciativa le siguió la hidroeléctrica de Jimenoa, en Jarabacoa, con 8,500 kilos, luego la de Las Damas, en las montañas cercanas al pueblo de  Duvergé, con potencia de 8,000 kilos.

La tendencia se mantuvo con la construcción de las centrales grandes, con potencias entre 30 y 80 megawatts, hasta la última en construcción llamada la central de Monte Grande de 50 megawatts, en la zona de Barahona.

La energía solar surge en los años 60 y 70

Las energías renovables sin agua a presión, como la solar, la del viento o eólica y la de biomasa vegetal, no entraron en escena, salvo los molinitos de agua para suplir las pequeñas comunidades aisladas, hasta los años 60 y 70 con la aparición de los primeros sistemas de calentamiento de agua usando tecnología de colectores solares de placa negra, pero en usuarios individuales y muy escaso número.

Las universidades como es natural iniciaron varios proyectos de fin de grado de ingeniería para diseñar y construir algunos prototipos. Por ejemplo, la Universidad Católica Madre y Maestra presentó un modelo de generador eólico de varios kilos y un estudio o manual de construcción de calentadores solares en la década del 70.

Tales esfuerzos fueron continuados en otras universidades y centros tecnológicos, pero de la misma forma: pequeños y aislados.

Entre tanto, los precios del petróleo seguían aumentando y la presión sobre la población había llegado a niveles críticos. Entonces ocurrió en el año 1978 un proceso eleccionario y surgió un nuevo gobierno, presidido por don Antonio Guzmán, quien apoyó al Instituto  Dominicano de Tecnología Industrial (INDOTEC) en el proyecto de creación de la primera Comisión Nacional de Política Energética (COENER) bajo la dirección del ingeniero José Ramón Acosta.

En efecto, dicha comisión se creó en ese mismo 1978, también dentro del INDOTEC, lo que creó una situación obviamente inestable que motivó su traslado a una institución independiente. 

No obstante, en el corto período que estuvo la COENER en el INDOTEC se formuló el Programa para el Aprovechamiento de la Energía Solar en la República Dominicana (PAES) con la asesoría de la entidad israelí The Scientific Research Foundation, contratada por el BID.

Dicho programa sería ejecutado por el INDOTEC tomando en cuenta sus recursos tecnológicos y humanos, en el período 1983-1987. Fue el primer proyecto formal para determinar la capacidad real del país para aprovechar sus fuentes de energías autóctonas.

La iniciativa fue financiada mediante un acuerdo entre el BID y el Banco Central de la República Dominicana. Este programa consistió en 8 proyectos piloto para probar todas las tecnologías atractivas en esos tiempos, dos laboratorios de energía solar, un curso de 2 meses de duración para 12 instituciones, con la participación de tres universidades, un estudio de pre factibilidad de una planta solar de 5,000 kilos y 4 visitas técnicas a Europa, Estados Unidos, México y Puerto Rico.

La idea era que técnicos dominicanos  conozcan directamente las últimas aplicaciones de las tecnologías solares y eólicas de esos tiempos. No se incluyó un proyecto piloto de energía eólica en forma práctica, pero se trató en forma teórica con todos los detalles y se visitaron los fabricantes en Europa, México y Estados Unidos.

Los proyectos piloto probados incluían plantas fotovoltaicas para electrificación de viviendas y bombeo de agua, planta térmica parabólica para bombeo de agua, calentadores de agua domésticos e industriales, destiladores de agua de varios tipos, cocinas solares y secadores de tiro forzados, entre otros.

Estas tecnologías emergentes se probaron en condiciones reales para determinar cuáles eran más factibles para adaptarse a las condiciones ambientales de este país.

 Los resultados señalaron en primer lugar, que las más adecuadas fueron las plantas fotovoltaicas, los calentadores de agua y los secadores solares.  Otros de los resultados importantes de este programa fueron dos ferias de equipos y sistemas probados de energía renovable

En segundo lugar, se promulgaron las Leyes 112-00, del año 2000 para regular los precios de los hidrocarburos y de apoyo económico parcial a las fuentes renovables, y por último, la Ley 57-07, de Incentivos a las Energías Renovables, impulsada originalmente por el INDOTEC junto a varias instituciones y personas independientes, , hasta su promulgación por el gobierno, en el año 2007. 

*El autor es experto en energías renovables y

Jefe División de Energía del IIBI.

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