Lito Santana
Hay una parte del país que mucha gente ignora, o prefiere ser indiferente con el ánimo de mantenerse al margen de esta barbaridad.
Se trata del mundo del espectáculo y sobre todo el relacionado a la llamada música urbana.
Ese estilo de divertirse cada vez gana más terreno entre la población dominicana, sobre todo los adolescentes y jóvenes que ven en los centros de diversión masiva esta opción por el goce.
Cada fin de semana puede ocurrir un hecho violento que en ocasiones envuelve cientos de personas como protagonistas de la anarquía o testigos silentes.
Esta cultura corre por todo el territorio nacional y puede traer consecuencia en cualquier sector popular de la ciudad Capital como en cualquier apartado rincón de la República.
Pude comentar esta preocupación hace tiempo, incluso con hechos más bochornosos que el que me obligó a escribir estas líneas.
Se trata de un incidente ocurrido en Jarabacoa, municipio de la provincia La Vega, en la región norte del país, en una discoteca donde se presentaba uno de estos artistas urbanos, cuyo nombre no voy a mencionar, porque pudo ser cualquiera de ellos.
La discoteca en cuestión gozaba su ambiente festivo de manera normal hasta que el artista comenzó a intercambiar insultos con uno de los asistentes. Esta discusión degeneró en trompadas, patadas, botellazos, hasta que llegaron los disparos, que, por obra y gracias del Espíritu Santos, no segaron ninguna vida.
Pero lo mismo pudo ocurrir en cualquier parte del país, considerando que Jarabacoa no está en la lista de poblaciones más violentas y peligrosas.
Así se evidencia en la nota de excusas a sus clientes que publicaran los dueños del negocio.
“Sala de eventos Luxury Jarabacoa lamenta lo sucedido el pasado sábado en la actividad que se organizó como cierre de la época de carnaval, es intolerante y desafortunadamente hay «artistas» que no deberían estar en el ruedo público, no obstante a ello, aun sabiendo nosotros la clase que representan o cómo actúan, admitimos el error de contratar sus «servicios» motivo por el cual hoy pedimos disculpas a todos nuestros clientes y relacionados”, dice el comunicado en sus redes sociales.
Continúan diciendo que: “En nuestra sala de eventos hasta la fecha jamás se había presentado alguna situación similar debido a que es un lugar considerado como prestigioso, seguro y familiar. Nuevamente, pedimos disculpas a aquellos que entendían como nosotros, que iban a presenciar un espectáculo de buen gusto en la parte final”.
La Fiscalía de La Vega ordenó el cierre temporal de la discoteca y confirmó que procedía a hacer las investigaciones de rigor.
Naturalmente, las autoridades del Estado pueden tomarse todas las medidas que consideren pertinentes, pero eso no detendrá ese estilo de vida que han impuesto estos jóvenes del llamado género urbano. Se necesita más que eso, urge acciones profundas que vayan al origen de esta “forma de diversión” que luce más asociada a la delincuencia que el disfrute festivo. Ojalá este hecho se convierta en el detonante para cambiar esa cultura de violencia.
