Por Santo Salvador Cuevas
Como cada año, la sociedad dominicana, por demás, de tradición católica, aguarda por la llegada de las Navidades.
Es una época revestida de mucha armonía, amor, paz y reencuentro familiar.
La sociedad toda añora la ocasión y la espiritualidad navideña.
Se ha hecho costumbre entonces que las familias se reencuentren para compartir la Cena del 24 de diciembre, y compartir dulces y golosinas el 25 de diciembre o Día de Navidad.
La entrega de la funda, la caja, canasta o tarjeta navideña no es nueva. Se trata de una manifestación que ya se ha convertido en una tradición sana, de amor y fraternidad.
Lo que daña y desnaturaliza esa tradición es la recurrencia de un escándalo tras otro, año tras año, que trae consigo "la coca", que se hace con esa tarjeta o bono navideño en los últimos 4 años, sin que se vea el intento de superar ese manejo poco transparente que irrita e indigna a toda la sociedad.
No es de tonto, ni se trata de incapacidad gerencial, el meter en la tarjeta del bono navideño a "lo que coja el bon" o "que entren toó".
No es por ingenuidad que aparezcan como “beneficiarios” los expresidentes Danilo Medina, Hipólito Mejía, Leonel Fernández, o la ex candidata Vicepresidencial del PLD, Zoraima Cuello, y como estos, entre los 3 millones de beneficiarios, los hay por miles, que ni lo saben ni lo sabrán.
Se trata de una acción o maniobra consciente y bien planificada, cuyo objetivo central es desviar millones de pesos.
Hay millares de personas entre los "beneficiarios" que no fueron consultadas ni fue el resultado de un estudio de factibilidad para focalizar a la población beneficiaria; pero hay que decir que esas personas, aún sabiendo que están registradas, no irán a hacer filas, ni les interesa ese bono navideño de $1,500.
Precisamente, fueron metidos para que no lo cobren, y así ellos quedar en libertad de alzarse con millones de pesos.
Estamos siendo testigos de una acción repetitiva en cada diciembre, cuyo norte es estafar al pueblo, sin que la figura que administra este programa sea tocada, llamada o advertida, ni se le cita del Congreso Nacional, ni el Poder Ejecutivo destituya…
Excelente artículo. Felicidades.
Lo expresado en este artículo, retrata el comportamiento de una gestión gubernamental que nunca ha tenido, ni tendrá en sus planes trabajar en beneficio de los más necesitados. Su único propósito, es destruir todo lo bueno que encontró, sin importar las consecuencias.
Cuando este mal gobierno se propone beneficiar a los ricos, utiliza mecanismos de discreción, en cambio, cuando se trata de dar migajas a los más pobres, entonces, utiliza mecanismos de humillación.