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miércoles, marzo 12, 2025
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RD ya ha tenido base para lanzar cohetes al espacio

Por Emiliano Reyes Espejo

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 Ya son dos los intentos de Estados Unidos de instalar en territorio de República Dominicana bases de lanzamiento de cohetes hacia el espacio. El primer proyecto se realizó en 1951 en Sabana de la Mar, provincia de Hato Mayor y ahora, el segundo, contempla su establecimiento en el municipio de Oviedo, Pedernales.

La primera base contó con la aprobación para su propia conveniencia del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina. En esa oportunidad se hizo con fines estrictamente militares. Sin embargo, este nuevo ensayo responde, según se afirma, a la necesidad de la pujante industria aeroespacial de encontrar un lugar de “atractiva ubicación geográfica para lanzar sus cohetes”.

Sigmund Freund, director ejecutivo del Fideicomiso Pro-Pedernales, reveló a la prensa nacional el interés de inversionistas de Estados Unidos “en desarrollar una zona de lanzamiento de cohetes satélites en Oviedo, un municipio situado en la provincia fronteriza de Pedernales, al sur del país”.

Se ha argüido algunas “razones técnicas” y la “falta de espacio en otras bases espaciales”. Se establece que son estas sencillas causas las que mueven a los impulsores del emprendimiento para preferir a Oviedo como la zona predilecta para realizar este llamativo proyecto. Freund informó al matutino Listín Diario que los inversionistas explicaron que “ya tanto Cabo Cañaveral (un centro de actividades espaciales de Estados Unidos) como las otras (zonas) que se utilizan están ya muy saturadas”.

No se han dado, sin embargo, mayores detalles técnicos ni económicos del alcance que tiene esta iniciativa, en término de inversión e impacto ambiental, científico, social y cultural.

Las interrogantes

¿Será de por sí este millonario emprendimiento una panacea para la región Sur? ¿Cuál será el monto a invertir para hacer realidad este fabuloso proyecto? ¿Qué beneficios tendrá el gobierno y, como tal, el país? ¿Quiénes serán beneficiados en la región? ¿Qué cantidad de empleos se crearán en la zona con esta iniciativa?

No es de extrañar que esta intención, que se ve muy atractiva por el concepto aeroespacial que está muy a la vanguardia a nivel mundial, genere muchas interrogantes que esperamos que las autoridades vayan respondiendo a la medida que pasen los días, como forma de ilustrar al respecto al pueblo dominicano, en general, y a los habitantes de la región Sur, en particular.

La historia

Después de experimentar un fracaso en el lanzamiento de un cohete en su estación de Cabo Cañaveral, Florida, el gobierno de Estados Unidos inició un proceso de captación de lugares en distintas partes del mundo para realizar este tipo de operación, incluyendo entonces la instalación de una base en Sabana de la Mar.  

“Del proyecto espacial norteamericano de los años 50 se puede recordar como un fracaso de lanzamiento, el realizado un lunes 24 de julio de 1950, en Cabo Cañaveral intentando una réplica del misil V-2 alemán, con instrumentación en su nariz de equipos norteamericanos de laboratorio; fue lanzado…con un peso de 14 toneladas y 56 pies de longitud…”, precisa en el libro testimonial “Trujillo y la base militar de Estados Unidos para proyectiles dirigibles de Sabana de la Mar 1951-1961 y las Telecomunicaciones en la República Dominicana”, dejado como un aporte señero por parte del fenecido experto en telecomunicaciones, Vinicio Lembert.

Narra Lembert que al momento de lanzamiento, el misil (de largo alcance) hizo un bello trazado en su trayectoria horizontal  sobre las nubes a 20,000 pies de altura sobre el Atlántico,… pero a los 63 segundos después “el V-2 colapsó, explotó y naturalmente cayó sobre el Océano Atlántico”.

Explica que a partir de aquella experiencia negativa ocurrió que, para concretar el proyecto de “instalación de esta base militar norteamericana en Sabana de la Mar en 1951, los Estados Unidos firman con el presidente Trujillo un acuerdo de trabajo para la instalación de esta base en la Bahía de Samaná. Según afirma este experto, “esta base estaba pautada originalmente para hacer lanzamientos de cohetes y también darle seguimiento a los misiles dirigidos, sin embargo, después de la firma del contrato que se realizó vía Cancillería de la República Dominicana, vinieron grandes personalidades de los Estados Unidos para dar como un hecho la firma de dicho contrato”.

Culminados los trabajos de la referida base, Estados Unidos devolvió la misma el 5 de noviembre de 1961. Los terrenos y las plantas de la estación de observación de proyectiles dirigidos fueron traspasados al gobierno dominicano en una ceremonia efectuada en aquel lugar.

La ceremonia de entrega se realizó con la asistencia del segundo vicepresidente del Consejo de Estado, doctor Donald Reíd Cabral; el embajador norteamericano, John Bartlow Martin; del general de brigada Harry J. Sands en representación del gobierno y de la Fuerza Aérea norteamericanos, así como representantes de los altos mandos militares dominicanos y de sectores importantes del país.

Como experiencia de esta acción netamente colonialista, ha quedado al país una invaluable transferencia tecnológica, especialmente en el campo de las telecomunicaciones, la cual contribuyó a colocarnos en un sitial de preponderancia en la región en materia de radiocomunicaciones. Eso es innegable. Los beneficios pudieron ser más y mejores, pero esta entrega coincidió con el ajusticiamiento de Trujillo y eso dio lugar a que no se concretaron los proyectos que inicialmente se pensaron realizar en los terrenos donde operó la referida estación de observación aeroespacial.

Comienzan las advertencias  

En ese sentido, nos preguntamos si vivida la práctica en la base militar de Sabana de la Mar, el país debe embarcarse en otro proyecto similar sin evaluar a fondo cuáles serán sus beneficios, sus efectos socio-económicos y socio-culturales, ambientales y hasta el interés turístico.

Algunos sectores comenzaron a advertir –según señala el columnista Marvin del Cid-, sobre los posibles efectos que podría tener en el ecosistema este proyecto de lanzamientos espaciales, específicamente “la destrucción de hábitats y la contaminación del suelo y el agua” en una zona geográfica como la de Pedernales, en la que casi un 70% “es área protegida”, mientras “más del 50% del territorio del municipio de Oviedo es ocupado por el Parque Nacional Jaragua y una pequeña parte por el Parque Nacional Sierra de Bahoruco, los cuales albergan una rica biodiversidad y alto endemismo, incluyendo aves migratorias, mamíferos marinos, reptiles en peligro de extinción y peces de importancia ecológica y económica”.

A estos señalamientos, cabe agregar que estos potenciales lanzamientos de cohetes “pueden alterar significativamente el comportamiento de diferentes especies, afectando sus patrones migratorios, reproductivos y alimenticios”. Añadir además posibles daños costeros que afectarían a hermosas playas como las de Bahía de las Águilas que se promueven como grandes atractivos turísticos a desarrollar en la región Sur.

Nos preguntamos, además, ¿las autoridades han valorado esos posibles daños que podría causar este proyecto? O si este anuncio ¿solo se trata de un globo de ensayo para medir la reacción de la población y de la opinión pública en torno a esta iniciativa? ¿Se ha verificado, por ejemplo, la incidencia registrada en materia ambiental a largo plazo por parte de la estación de lanzamiento de cohetes de Cabo Cañaveral en Florida, Estados Unidos?

La realidad de esta industria

La industria aeroespacial es una realidad creciente a la que cada día se suman más países, especialmente las potencias económicas. En esta lista podemos colocar en la principalía a Estados Unidos, luego China, Rusia, Francia, India y Japón.  

Este año 2025, según datos obtenidos de SpaceX, se han realizado 48 lanzamientos espaciales, de los cuales 3 han sido fallidos. La mayor parte de estos han sido realizado por Estados Unidos, luego siguen China, India, Francia, Japón, Rusia; 31 han sido ejecutado por Estados Unidos, dos fallidos; mientras China lleva 11, con uno fallido; Rusia, 3 exitosos; Francia, Japón e India, uno exitoso por cada país.

Como se puede observar la industria del espacio tiene un futuro promisorio y cada día los países e inversionistas privados, como es el caso del multimillonario Elon Musk, dedican grandes fortunas para el desarrollo y promoción de este sector, presagiando que los lanzamientos, a este ritmo de la inversión y de avance de la tecnología, la colocación de satélites y vuelos aeroespaciales serán cosas comunes en un tiempo no muy lejano.

Por esa y otras razones, los dominicanos no debemos temer, no podemos cerrarnos a la posibilidad de que aquí se desarrolle una gran industria aeroespacial, pero ¿a qué costo? A la sazón, creemos que las autoridades deben iniciar un plan que dé a conocer a fondo en qué consiste la industria espacial, sus bondades y perjuicios. Sugerimos, por tanto, que:

– Sigmund Freund, director ejecutivo del Fideicomiso Pro-Pedernales, inicie una campaña de orientación a la población acerca de la propuesta de los inversionistas estadounidenses para realizar un proyecto de lanzamiento de cohetes en el municipio de Oviedo, Pedernales.

-El plan de orientación debe explicar los posibles efectos ambientales de esta iniciativa en el Sur del país.

-Detallar los potenciales beneficios que se supone que este proyecto traerá a la economía dominicana y si compensan con creces posibles daños ambientales a largo plazo.

Todavía no hemos visto detalles de la envergadura de esta inversión en el Sur y ya se escucha a algunos acólitos que, solo porque la inversión viene de Estados Unidos, hablan de las supuestas grandes bondades de la iniciativa aeroespacial-sin conocer los detalles-, ligándose incluso a la explotación de las tierras raras de Pedernales.

El país no soporta que le sigan vendiendo sueños. Basta de vender ilusiones. Expliquemos a profundidad las potenciales bondades, pero también los daños que pueden cristalizarse a través de este proyecto, usando datos científicos y tecnológicos entendibles para el común de los ciudadanos. El dado fue lanzado y está rodando, esperemos sus resultados. 

*El autor es periodista.

Emiliano Reyes
Emiliano Reyes
Periodista y Gestor de relaciones públicas

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