Lito Santana
La Plaza de la Bandera, emblemático escenario de manifestaciones patrióticas, políticas y reivindicativas, está siendo destrozada.
Las palas mecánicas y otros equipos la están impactando en su zona este, ante la mirada atónica de los capitaleños y de los ciudadanos que viajan desde la Capital hacia el Sur, y oportunamente a la región Norte, a través de la avenida 27 de Febrero.
No hay ninguna señal, una valla o un letrero, que muestre hasta dónde será demolida la Plaza, ni los motivos que tienen las autoridades gubernamentales para estas excavaciones.
El supuesto es que por ahí se trabaja en la solución vial para el tránsito, en coordinación con el paso a desnivel que se construye en la Isabel Aguiar, en la zona de Pinturas.
Pero las dudas sobre este fin se apoderan de quienes valoran este lugar, pues lo que se ha dicho es que, para los fines del tráfico de vehículos, se construirá un túnel en la avenida Gregorio Luperón, en direcciones Norte-Sur y Este-Oeste que nada tiene que ver con la estructura visible de la Plaza.
Lo extraño es que para ese túnel no se ha dado ni el primer picazo.
Por la categoría de este monumento, concebido como una honra para nuestro símbolo patrio y por demás, un centro de acontecimientos enaltecedores de nuestra libertad, lo que menos se merece la ciudadanía es una explicación del porqué estos trabajos y cuál será su destino final.
Por lo menos, eso es lo que indica el sentido común y el respeto que se merece este pueblo.
Es muy cierto don Lito, es lo menos que nos merecemos
Esto que está ocurriendo en la Plaza de la Bandera es, cuanto menos, alarmante. No se trata solo de la alteración de un espacio público con un profundo significado patriótico, sino del irrespeto a la memoria histórica y al derecho ciudadano a la información. ¿Cómo es posible que se lleven a cabo excavaciones sin una sola explicación clara a la población? ¿Cómo se justifica la destrucción de un espacio que ha sido testigo de tantas luchas y reivindicaciones?
Si el objetivo es mejorar el tránsito, ¿por qué no hay un plan público detallado que respalde estas acciones? ¿Por qué no se ha presentado una justificación técnica que explique por qué la Plaza está siendo afectada, cuando el túnel proyectado ni siquiera se ha iniciado? Esto solo genera desconfianza y la sensación de que el patrimonio simbólico del pueblo dominicano se está manejando con opacidad y desdén.
Corroboro contigo, querido Lito. La Plaza de la Bandera no es un simple pedazo de terreno con estructuras, es un emblema de resistencia y unidad. Si va a ser intervenida, la ciudadanía merece saber cómo, por qué y para qué. Porque lo mínimo que exigimos como pueblo es transparencia y respeto.
Totalmente de acuerdo con sus comentarios.
Muchísimas gracias.