lunes, mayo 20, 2024

La muerte del presidente Antonio Guzmán Fernández

Por Melton Pineda
La fatídica noticia del 4 de julio de 1982. La noche lucía tranquila, los árboles apenas movían sus hojas, tal parecía que el tiempo se paralizaba.

La vida nocturna transcurría sin novedad, los trabajadores se marchaban a sus hogares, los militares y policías, permanecían en sus cuarteles, los empleados públicos y privados ya estaban en sus casas, nada raro atormentaba la nación.

En plena transición presidencial, a 43 días antes de pasar la banda presidencial a su compañero del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Salvador Jorge Blanco, el mandatario decidió quitarse la vida, acorralado por una depresión que lo abrumaba, ante las supuestas amenazas del presidente electo que afirmó que metería preso a sus familiares.

Ese 3 de julio, el presidente Antonio Guzmán entró al baño de su despacho y con su propio revólver, calibre 38, se hizo un disparo en la sien que le segó la vida.
Esa noche, el señor Nelson García me llama a la casa. Vivía en una habitación alquilada en el sector de Honduras.

Al tomar el teléfono, a eso de las once de la noche, presentí que algo raro pasaba.
Exactamente, el señor García me decía que “no saliera de la casa, que algo grande estaba pasando: Al Presidente Don Antonio Guzmán lo mataron en el Palacio Nacional” y no tengo mayores informaciones.

Luego, el licenciado García volvió a llamar y me explicó: “Yo fui a un lugar a esconder a Juan López, por instrucciones del general de la Policía Nacional, Rolando Martínez Fernández, exsubjefe de la PN, yo te llamo cuando indague más informaciones, pero no salga de la casa que parece que es un Golpe de Estado”, decía el señor García.

Dice Juan López que no salga de tu casa o que busques donde esconderte. Yo lo llevé a una finca en San Cristóbal. Allí lo tengo escondido”, decía el licenciado García.

Martínez Fernández era suegro de Juan López, porque estaba casado con su hija Luchy Martínez.

El doctor Juan López ya había sido electo diputado por el PRD y director general de la Lotería Nacional, además de vocero de la Tendencia del Presidente Guzmán, que a su vez yo era vocero de la Lotería Nacional. El doctor López era un hombre de íntima confianza del mandatario malogrado.

Permanecí al lado del teléfono, atento al desarrollo de la infausta noticia.

Indagando con los amigos del presidente Guzmán, nos enteramos de que lo tenían en el Hospital Militar Enrique Lithgow Ceara, que el estado era de gravedad, pero que aún estaba vivo y que el disparo era en la sien, lo que presagiaba la muerte por necesidad.

A los pocos minutos llamé al general Rolando Fernández, padre de la esposa de Juan López y este me informó sobre el deceso del mandatario.

Ya al vicepresidente, licenciado Jacobo Majluta, lo habían buscado en su casa de Arroyo Hondo y estaba en el Palacio Nacional. Supe por una buena fuente que el vicemandatario se negó a ser juramentado, como presidente interino y decía: “hasta que no me digan que el presidente murió, no me puedo juramentar”.

Exactamente, cuando le informaron sobre el deceso del presidente Guzmán, procedió a tomar el juramento de rigor como presidente interino, en sustitución de Antonio Guzmán.
Tanto en las Fuerzas Armadas, en la Policía Nacional y en los organismos de seguridad del Estado se tenía entendido que al mandatario lo habían asesinado, a juzgar por el hermetismo y la indignación que tenían los altos mandos militares y policiales, cuando los llamaba y nos confirmaban la información.

Esta versión fue despejada por el propio general Paz Piantini, quien explicó la forma como el mandatario se había pegado el tiro… “en el baño del Despacho Presidencial, no había nadie”.

Páez Piantini estaba en el antedespacho del mandatario cuando escuchó sonar un disparo y con la culata de la subametralladora que usaba, rompió uno de los cristales de la puerta del Despacho Presidencial y entró y encontró a Antonio Guzmán en el baño, tendido, sobre un charco de sangre. Lo recogió, llamó a sus compañeros de armas para conducirlo hasta el hospital militar Enrique Lithgow Ceara, próximo a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Al otro día, a eso de las 7: A.M. el señor Nelson García y yo, fuimos al escondite donde se encontraba el doctor Juan López, quien aún no estaba convencido del suicidio, sino que era un homicidio.

Luego de las honras fúnebres en el Palacio Nacional, se dispuso que el cadáver del presidente Guzmán, fuera llevado para ser sepultado en el cementerio municipal de su ciudad natal, Santiago de los Caballeros.

Desde la salida del Palacio Nacional, dispuse que nuestro hermano, Olmedo Pineda, grabara todas las incidencias del cortejo fúnebre, en todo el trayecto. En cada pueblo la gente salía llorando con lágrimas vivas, lanzando flores, y flotando todo tipo de lienzos blancos, saludando y diciendo adiós a la caravana.

Una interminable caravana de vehículos acompañó el sepelio del mandatario.

Como nota resaltante de este sepelio, luego de los honras fúnebres protocolares en el camposanto, debo decir que me encontraba en el medio de un grupo de altos jefes militares, en donde se desarrollaba una conversación peligrosa, temeraria y comprometedora, que, aunque era información para un periodista como yo, me interesaba, pero no quise ser cómplice de lo que allí se tramaba.

Me aparté del grupo con las excusas de rigor, porque el único civil era yo y uno de esos jefes militares dijo cosas producto de la indignación: “esto es entre nosotros, esto no puede trascender”. La conversación giraba en torno a quienes eran los culpables de la muerte súbita del presidente Guzmán, en la que los uniformados acusaban a sus familiares cercanos y colaboradores del gobierno…

1 COMENTARIO

  1. Recuerdo este triste acontecimiento del presidente don Antonio Guzmán para mí incomparable ,excelente ser humano lamentablemente hecho de quitarse su propia vida acusando a sus familiares apena iniciaba su mandato cómo presidente, el vice presidente Jacobo Majluta espero último momento de
    la vida de don Antonio Guzmán para aceptar dicha juramentación ,recuerdo como familia de mi hermano Melthon Pineda vivimos momento muy díficil por la cercanía que vivió dentro del palacio presidencial, República Dominicana se vistió de luto por dicho acontecimiento .

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