miércoles, abril 24, 2024

La democratización de la comunicación

Por Federico Pinales

Antes de que la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) diera a luz su primer parto de licenciados en comunicación social, en 1966 y de que surgieran los vespertinos El Nacional, Ultima Hora y La Noticia, además de los noticieros radiales Radio Mil Informando, Noti-Tiempo, Radio Reloj Nacional, HIN y Noticiario Cristal, los dominicanos que vivían fuera de la capital y que no tenían acceso al Listín Diario y a El Caribe o a Radio Televisión Dominicana, eran prácticamente analfabetos políticos. Manipulados por los privilegiados que controlaban los pocos medios existentes.

Con el nacimiento de los medios ya señalados, se desató una feroz competencia informativa que los obligó a democratizar más sus líneas informativas y editoriales, a profesionalizar más sus plantillas y a proyectarse más hacia los sectores populares y hacia las provincias.

Como no contaban con suficientes recursos económicos para desplazar personal calificado en todas las provincias del país, decidieron crear una amplia red de corresponsales empíricos en toda la geografía nacional. Entre los cuales había gente de todas las edades y con diferentes niveles educativos, preocupados por sus comunidades, que se conformaban sólo con ver y escuchar sus notas publicadas en la radio o en los periódicos.

Muchos de esos voluntarios se fueron encariñando con el oficio, unos por el “figureo”, otros por el reconocimiento social, muchos porque empezaron a sacarles beneficios políticos y otros porque descubrieron una hermosa vocación y un medio idóneo para servir sanamente a la población desamparada, sin voz y sin representación antes los organismos de poder de decisión.

Estos últimos decidieron ingresar a las escuelas de periodismo, a formarse académicamente para servir mejor a la sociedad y ascender dentro de los medios, en los cuales se enrolaron originalmente como voluntarios cubriéndose todos sus gastos, y/o cobrando un pequeño incentivo. 

Como expresé en un artículo anterior publicado por Zunilda Fondeur, Jenny Gómez y Aurelio Henríquez en sus respectivos medios, muchos de esos corresponsales eran empleados privados y públicos, otros comerciantes y chiriperos, cuando se engancharon empíricamente al ejercicio del periodismo que yo llamo romántico, por la forma apasionada y sacrificada que se ejercía.

Ahora bien, ¿cuál fue y ha sido el papel de esos periodistas en la democratización de la comunicación? 

Veamos:

Primero, lograron sacar a sus comunidades del anonimato.

Segundo, cuando ya los medios a los que les servían no les publicaban todas las notas que producían, empezaron a sacar sus propios periódicos provinciales, hasta llenar a todo el país de periódicos locales.

En tercer lugar, los que se superaron profesional y económicamente y por alguna razón fracasaron en los proyectos locales, viajaron a la capital, se enrolaron en los medios nacionales, y desde allí, aprovechando las diferentes posiciones laborales, administrativas y de direcciones, siempre pusieiron sus capacidades al servicio de las mejores causas. Desde las redacciones y desde las filas de los distintos gremios periodísticos.

Entre los corresponsales que superaron académicamente, que fundaron periódicos, que se quedaron en sus pueblos y que aún siguen dando la batalla, tengo que mencionar de manera especial al director-propietario de El Cometa, de Higüey, Livio Mariano Cedeño, junto a quien fundamos primero, la Coordinadora Nacional de Periodistas de Provincias y luego la Unión Dominica de Publicaciones de Provincias. Yo, como presidente de la primera y él de la segunda. En ese momento yo publicaba el periódico Voz Campesina.

De los que fueron o estudiaron en la universidad, se superaron y hoy son ejecutivos de importantes medios de comunicación de cobertura nacional, quiero resaltar la figura de Adalberto Grullón, ex corresponsal de Villa Altagracia, y a quién por olvido mencioné en el artículo anterior, cuando me referí a Osvaldo Santana y a Saúl Pimentel, porque todos fuimos corresponsales en la misma época, y por lo tanto, miembros del ejército de hombres y mujeres que pusimos un granito de arena en el proceso de democratización de la comunicación nacional en la República Dominicana, antes de la llegada del internet, lo cual es harina de otro costal, porque ha venido a complementar y a superar los esfuerzos que iniciamos varias décadas otras.

Me siento orgulloso y reivindicado por el trabajo que vienen haciendo algunos YouTubers, no periodistas, pero que debería avergonzar a otros que sí estudiaron periodismo, pero para ponerlo al servicio del mal.

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