domingo, mayo 19, 2024

Guillermo y Omar, ahora y a partir del 20 de mayo!

Por Alfonso Tejeda

Tan pronto como dos semanas, a partir del 20 de mayo, cuando se conozcan los resultados electorales de este proceso singular, en el que es la victoria en la senaduría del Distrito Nacional la clave a descifrar de la definición entre lo que podría y lo qué debería ser el futuro a partir de este presente dónde compiten dos corrientes políticas “generacionales” que tienen un desafío en ese pasado.

Sin discusión, se admite que la candidatura presidencial de Luis Abinader a la reelección es una “sentencia definitiva”, la que obtiene por un conjunto de acciones políticas y administrativas de los recursos públicos en circunstancias diferentes -unas muy complicadas, otras muy favorables-, logros que empequeñecen a sus opositores, de manera ostensible a Leonel Fernández , quien -¡es paradójico!- conjuga en sí la representación de ese pasado.

Abinader, el primer presidente dominicano nacido tras el decapitamiento de la dictadura trujillista, sin tronchar la herencia de ese fatídico período, pellizcó algunas de sus prácticas prolongadas a un trayecto histórico-político generacional en el que Leonel Fernández, por su origen social, correspondencia generacional, responsabilidad histórica y compromiso con su formación política, tenía que empeñarse en desmontar.

A partir de este mayo 20, tanto uno como otro cierran un ciclo en la política nacional, pero “entregan” el relevo a quienes han devenido en la representación de lo que puede definir el futuro del país, en el que el Presidente de la República está convocado a trascenderse como político y referente de estadista, espacios alcanzables si aprovecha la oportunidad que le ofrece la historia para “abrir las ventanas al futuro”, tal como oferta en su campaña.

Leonel Fernández, quien en tres ocasiones -de manera particular y ostensible en la primera, pese a la espuria manera cómo llegó- tuvo la oportunidad de ser protagonista en ese aspiracional que los de su generación y de otras anteriores a la suya han dado todo por lograrlo, llega a esta lucha electoral que podría ser su última como protagonista principal, sin que eso signifique su ausencia en los afanes políticos y cotidianos venideros, presencia que también podría sostener a través de Omar Fernández, si es que este resulta victorioso como candidato a senador por su partido Fuerza del Pueblo.

Tanto Omar, que hasta ahora su “virtud” es ser hijo del expresidente, que también es su hándicap, hereda el conservadurismo, tarea en la que el joven se empeña con cada uno de sus gestos y acciones, adhesión que podría ser fuente de su permanencia política (y que comparte con Carolina Mejía, David Collado, Ariel Jiménez, etc.), mientras que Guillermo Moreno recoge la antorcha de un pasado que Leonel desechó, pero que es una reivindicación pendiente en el imaginario político del país.

Y es que el candidato de Alianza País y el PRM, trasciende en la política dominicana a partir de ser fiscal en el Distrito Nacional, nombrado en la primera gestión gubernamental de Fernández, pero que debió abandonar el cargo cuando quiso poner en ejecución lo que se creía era un valor de la hasta entonces práctica política de su exjefe: hacer Justicia, tal como se postula en la figura de la diosa que simboliza a ese poder del Estado, y que ahora lo conecta con Abinader.

De ganar Omar la senaduría -y tal como pinta el panorama, electoral para los suyos- su desempeño podría ser de vigilancia activa -por aprovechable- ante los posibles excesos y desvaríos oficiales, pero de ganar Guillermo, su responsabilidad será mayor, porque siendo una especie de “outsider” , comprometido con el equipo oficial, en el Senado tendrá que ser contendor en muchas iniciativas gubernamentales, tal el caso de la anunciada posible reforma fiscal, pero también armador de proyectos y propuestas progresistas que rebasen el esquema político-ideológico que representa Abinader.

Esa reforma será uno de los temas que definirá, a partir del 20 de mayo próximo, el perfil del futuro político nacional, que podría derivarse a ensanchar el cada vez más creciente conservadurismo, herencia trujillista que todavía impera, y la posibilidad de superar todo ese lastre social, económico, cultural y político en el que se han empeñado tantos y tantas, desde antes y después del post trujillismo, y que ahora tiene una nueva cosecha en Faride Raful, los jóvenes del Frente Amplio, Opción Democrática, Patria Para Todos y de otros colectivos y movimientos sociales.

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