jueves, abril 25, 2024

El periodismo en el nuevo entramado mediático

Peliagudo como siempre, el periodismo dominicano se bate consigo mismo cuando enfrenta sus principios y profesionalidad a una "peste" resultado de la irresponsable y ligera apropiación de elementos y valores como el acceso y la participación, desvirtuados por el genérico "comunicadores/as", que hacen de la vocinglería, el insulto y hasta el chantaje la infraestructura desde la cual se empinan como "líderes de opinión" sobre la ignorancia colectiva, la misma que empuja a la coerción como pretendida “solución".

Emisor y receptor, los elementos cardinales en la más llana comunicación, aún desconociendo las interioridades de ese proceso, están sometidos a reglas, normas, códigos, que son imprescindibles cuando se traslada a los medios por los que se masifica la información -que no se agota en esta- y que demanda de capacidades, destrezas, responsabilidades de quien ejercita como emisor ante su receptor.

Nada nuevo es lo aquí planteado pero sí abandonado, pisoteado por lo que parece ser en el país una conducta social manifiesta en el "na' e' na" que ha desbordado todo parámetro de contención, roto los “frenos inhibitorios", tal como ya temprano se quejaba Peña Gómez del irrespeto, la insidia, la perversidad, que desde los medios potenciaba el poder político a través de testaferros estafadores de una causa que merecía defensores probos y auténticos.

Entonces, primaba en el periodismo una disposición ética que sin pausa y con responsabilidad señalaba y hasta aislaba a quienes desdeñaban esa cualidad que a decir de García Márquez es intrínseca al periodismo, y que hoy la Posverdad, las fake-news, la "realidad alterna", pisotean sin rubor, con una profesionalidad paradójica que desvirtúa otro eje fundamental del oficio, ahora en muchos casos reducido al genérico párrafo referido arriba.

Este nuevo "ecosistema" auspiciado por internet, tiene entre sus ventajas el acceso -demanda que siempre han motorizado los defensores de la ética y profesionalidad en el periodismo-, que aún con "la brecha digital", ha potenciado la participación de sectores antes excluidos, “horizontalizando", a través de las redes sociales, ese derecho inalienable, que muchos/as desvirtúan y otros/as temen.
Se discute un posible nuevo entramado legal que norme el ejercicio del periodismo, que debe profesionalizar, que es lo imprescindible para hacer de ese oficio un referente ético, de acompañamiento a excluidas/os, de acceso y participación, tal como planteara en los ’70s / ’80s la Unesco bajo el mandato del senegalés Amaodu-Mahtar M’Bow, recogido en el informe MC Bride que postulaba un Nuevo Orden Informativo en el que "el pluralismo y diversidad" son esenciales a la Libertad de Información, que no es asunto del " mercado Informativo ".

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