Por SANTO SALVADOR CUEVAS
Dan Mitrione, cerebro creado por las agencias de espionaje de los Estados Unidos de América, fue la máxima expresión de la impiedad, el salvajismo y los asesinatos selectivos contra las izquierdas en toda América Latina.
Esa figura tuvo connotación global por su especialidad y ensañamiento en el empleo de las técnicas de torturas, "ablandamiento" y presión para la obtención de confesiones en militantes revolucionarios y hasta en ciudadanos ajenos al conflicto ideológico y político, que se libraba entre las fuerzas dominantes en el Este (los socialistas) y las fuerzas dominantes en Occidente (capitalistas).
En fin, el señor Dan Mitrione, aún con todo su "prestigio" a nivel global, como actor de primer orden entre las agencias de espionaje imperialistas, tuvo su campo de acción en Uruguay, Brasil y República Dominicana. A esta última nación, fue enviado después de finalizar la Guerra de Abril de 1965.
En esas tres naciones, las izquierdas fueron duramente golpeadas y sus principales dirigentes fueron víctimas de las aplicaciones que, en cada centro de torturas, se emplearon de manera inmisericorde, en esos países y en los demás por donde pasó.
Dan Mitrione manejaba a conciencia y claridad su trabajo, se ufanaba en decir: "Esta es una guerra a muerte. Esa gente es mi enemiga. Este es un trabajo duro, alguien tiene que hacerlo, es necesario. Ya que me tocó a mí, voy a hacerlo a la perfección. Si fuera boxeador, trataría de ser campeón del mundo, pero no lo soy. No obstante, en esta profesión, mi profesión, soy el mejor".
En Uruguay el señor Dan Mitrione, junto a otros 4 agentes fue apresado y secuestrado por el Movimiento los Túpac-Amaru y propuesto en canje por unos 150 izquierdistas, prisioneros del régimen, pero no hubo acuerdo con los secuestradores y Mitrione apareció muerto, por impacto de cuatro balazos a quema ropa.
En todo este enfoque, sólo nos interesa puntualizar que, en torno a la Cumbre de Punta del Este, donde se debatió sobre la aprobación del plan “Alianza para el Progreso” del presidente Jhon F. Kennedy, se reforzó de manera paralela, y a discreción, la línea general de asesinar comunistas en todo el Continente.
Bajo esa premisa, las agencias de espionaje adoptaron ese comportamiento como punto esencial, desde los centros de adiestramiento y en las escuelas militares y policiales de EE.UU, donde se formaron los guardias y policías de toda América Latina, con la excepción de Cuba, después del triunfo de la Revolución.
Es decir, esa línea de aniquilamiento selectivo de comunistas, que nace con la Guerra Fría, librada entres los dos grandes polos de confrontación, la Unión Soviética y los Estados Unidos, fue terrible para el movimiento revolucionario.
Consecuencia del miedo al comunismo
Concluida la 2da. Guerra Mundial y hecho el reparto del mundo, en campos de influencias entre las fuerzas beligerantes, los Estados Unidos de América y sus aliados, se olvidaron de este Continente y centraron su atención en dar seguimiento y espiar al bloque socialista y al curso de las guerras de liberación en China y el conflicto armado entre las Corea, a finales de los años 40 (en China) e inicio de los 50 (en Corea).
Con el triunfo de la revolución cubana y el pliego de medidas revolucionarias puestas en práctica como la nacionalización de empresas extranjeras, la reforma agraria, la campaña de alfabetización, los pelotones de fusilamiento, y, más luego, la declaración del carácter socialista de la revolución, todo ese paquete junto y a tan poco tiempo, generó el aumento de las tensiones y el miedo a todo lo que se llamara izquierda o comunismo en cualquier parte de la América Latina.
El proyecto de Juan Bosch en medio de esa confrontación
En medio de este conflicto ideológico se va desarrollando la campaña electoral del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) que postula al profesor Juan Bosch a la Presidencia de la República, y, como para alimentar más las tensiones y el "olfato" de las agencias de espionaje, precisamente en el mismo mes de octubre de 1962, a un mes antes de las elecciones en República Dominicana, se produce la crisis de los misiles en Cuba, que enfrentó a la Unión Soviética y a Estados Unidos en un conflicto diplomático que tuvo a punto de generar una escalada nuclear a nivel mundial.
Entre otros factores, la crisis de los misiles contribuyó a la decisión de pisar los talones al proyecto democrático Juan Bosch como alternativa a la dictadura decapitada y que le dieron la victoria en diciembre de 1962.
En ese mismo contexto asesinaron al presidente de los EE. UU. Jhonn F. Kennedy.
En el mismo año 1963 y casi al unísono aconteció en Dala el hecho sangriento en que un pistolero desalmado le arrancó la vida al presidente Jhon F. Kennedy, todo en el marco de una realidad global y continental en donde el factor que motoriza la situación internacional lo era la Guerra Fría.
Sesanta años después del asesinato al presidente John F. Kennedy, ahora hace apenas dos semanas, se destapa el sobrino del presidente asesinado, Robert Kennedy Jr., acusando a la CIA de participar de ese complot, él ha dicho: "Hay evidencia abrumadora de que la CIA estuvo involucrada en su asesinato. Creo que este momento está más allá de toda duda razonable", dijo Kennedy.
El caso es que el poder político imperialista y todas sus agencias tenían en su agenda del día el caso de la Revolución Cubana, y junto a ello la determinación de impedir a cualquier precio su expansión por los demás países de la América Latina.
Pero la Revolución Cubana, no sólo fue desde su nacimiento el gran "dolor de cabeza" del gobierno de Estados Unidos de América, sino también que su influencia fue inevitable y de influencia desbordada para todas las izquierdas del continente, con excepción de Chile, Salvador Allende y la Unidad Democrática.
Lo anterior, al margen de ver a Cuba como Faro de Luz, expresión de resistencia y tierra de solidaridad con los pueblos de América y el Tercer Mundo, marcó el proceso revolucionario.
Las izquierdas calcaron, sin observar si quiera una coma, el proceso cubano, el impacto de esa victoria, y sobre eso hay que expresarse en plena libertad.
Volveré con el tema.