Por Lito Santana
Aunque no he leído las más de 3,000 páginas y 1,200 pruebas, que tienen la acusación del Ministerio Público en contra de más de 20 funcionarios del Gobierno del expresidente Danilo Medina, estoy casi seguro de que no estará el nombre de Abel Martínez Durán, cuasi candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Aun así, el olor a pólvora de esta conflagración estará llegando a su morada o comando de campaña, sin importar el lugar donde se encuentre.
Es que, si se ha querido vender que Abel es el PLD y el PLD es Abel, tal cual siameses, el fuego cruzado entre la cúpula de ese partido, el Ministerio Público, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el Gobierno de Luis Abinader, le estará picando cerca a este candidato, que se debe estar preguntando ¿por qué esto me está pasando a mí?
Si él no se imaginaba que la situación que vive el PLD, frente a los persecutores del crimen, podía arrastrar su candidatura, pecó de iluso o de inocente, más que no ha habido un solo caso presentado por el Ministerio Público contra más de 60 funcionarios o dirigentes de ese partido, que de una u otra forma, no aparezca el nombre, aunque sea por referencia, en una o dos páginas, del expresidente Danilo Medina, líder principal de esa organización y de todos sus candidatos.
En el más reciente, el denominado “Operación Calamar”, no sólo se menciona a Medina, sino que lo síndica como auspiciador de la estafa, en su mismo despacho presidencial, para beneficiar con fondos del Estado las candidaturas de su partido, incluyendo las primarias del 2019, en las que resultó “ganador” el señor Gonzalo Castillo, uno de los principales implicados.
Y para colmo de males, para la candidatura de Abel, en las últimas semanas, Danilo Medina ha visitado varias comunidades, donde en el pasado dejó instalados algunos proyectos a través de las “visitas sorpresas”, en una especie de supervisión de su obra maestra, cuando ocupaba el Palacio Nacional.
En esos encuentros anda diciendo que tiene la autorización de Abel, para prometer que esas iniciativas serían activadas en su futuro Gobierno.
Pero sucede que uno de sus soportes en esas visitas, era su ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, preso por acusaciones de corrupción, por endoso de su presidente, para buscar dinero ilícito para las campañas internas de 2019 y las electorales, nacionales de 2020.
Para defender sus colegas, el comité político convocó una la rueda de prensa/proclama de la alta jerarquía del Partido de la Liberación Dominicana, en la que se declara en sesión permanente. Llama la atención la ausencia de Abel Martínez. Tampoco estuvo su líder Danilo Medina, ni la ex vicepresidenta de la República Margarita Cedeño.
En ese acto el comité político dejó convocado al comité central para el próximo domingo y anunció a la militancia que nadie los sacará de las calles y le exhortó a mantenerse atentos, para las orientaciones que han de venir.
Miles de peledeístas encendieron velas la noche del lunes, y otros, en horas más tempranas, fueron dispersados a bombazos de las inmediaciones del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, donde fueron a protestar y trataron de penetrar con violencia, en defensa de sus compañeros presos.
El temor es que el PLD se dedique a defender sus cuadros y exfuncionarios presos y descuide su proyecto electoral presidencial, en la persona de Abel Martínez.
Aunque el pasado 25 de octubre del 2022, tras Abel ser elegido precandidato presidencial de su partido, el expresidente de la República, Hipólito Mejía proclamó que: “Esos son vientos que no tumban plátanos, porque Luis Abinader no tiene competencia, con ninguno. Yo tengo los números, lo mío no es de relajo, no hay posibilidades, además no le hemos sacado todavía sus vinculaciones con el pasado, que van a salir”, no ha sido necesario, recurrir a esta as bajo la manga, que tiene Mejía, contra Martínez.
Sin buscar este pleito, la candidatura de Abel está en medio del fuego cruzado, producto del pasado reciente de su partido.
Que Dios lo cuide si quiere salir ileso.
