Por Haivanjoe Ng Cortiñas
El presidente de la República Dominicana dijo mucho en su última rendición de cuentas en la Asamblea Nacional el pasado 27 de febrero de 2024, pero también dejó de decir cosas relevantes en la parte relativa a la economía, no conociéndose las razones de las omisiones, las que este examen tratará de puntualizar algunas que puedan ser consideradas de interés para los lectores en esta entrega.
La política fiscal en países en vías de desarrollo juega un papel clave en los resultados económicos de todos los años. Se sabe que la política tributaria tiene incidencia en el desempeño del producto interno bruto (PIB), así como también el gasto público. Para el primero, existe evidencia teórica y empírica dominicana de que el efecto directo es más pronunciado que el segundo, en cuanto a la magnitud del crecimiento de la economía.
En cuanto al gasto público, gastar mejor y no necesariamente en grandes montos, resulta más conveniente que gastar mucho, sin gastar bien. Se gasta en grande cuando supera los años anteriores y se gasta bien, cuando el destino de la erogación incrementa la inversión pública, aumentando el patrimonio público y se asiste a los sectores de ingresos monetarios deprimidos, que equivale a decir, a los más vulnerables a salir de la condición de pobreza en forma no pasajera.
Resulta que la administración del presidente Luis Abinader en el mes de febrero cumplió exactamente 3 años y medio de su mandato constitucional. Durante ese tiempo gastó mucho dinero, el que más lo ha hecho en la historia económica del país, pero como sugiere la afirmación, gastar mucho no necesariamente es bueno para los ciudadanos, pues la evidencia no parece demostrar que la gente se beneficie del aumento del gasto público, más bien se perjudica o el efecto es neutro cuando no es de calidad.
Durante los años 2020 al concluir el 2024, el gasto público habrá aumentado en 45.6 %, una métrica para nada despreciable como para ignorarla, por el contrario, merece ponerle el foco de la atención, justo para documentar empíricamente si gastar mucho ha sido bueno en el caso dominicano. En términos del comportamiento anual, cada nuevo año el presupuesto del gobierno es mayor. Mientras para el 2020 fue de RD$ 973,062 millones (gasto ejecutado), el contemplado para el año 2024 asciende al monto de RD$ 1,418,686 millones y, durante el ínterin en el año 2021 fue de RD$ 985,406, el de 2022 de RD$ 1,173,337 y en el 2023 se ejecutó un valor de RD$ 1,218,282, todos los valores en millones.
En términos agregados, para los 3 años y medio de gestión del presidente Abinader, su gobierno ha gastado un total de RD$ 4,129,540 millones. Nunca antes otro gobierno en valores nominales había erogado una suma tan elevada. Con la presente administración pública, se ha iniciado la época de los billones. Para los que les gusta contar, tenemos que arrancó en el 2022 con RD$ 1.2 billones gastados y a febrero de 2024 el monto total subió a RD$ 4.13 billones, una métrica que definitivamente asombra.
Habiendo gastado mucho, la presente administración gubernamental, debe examinar si lo ha gastado bien. Si llega a concluirla, para agosto de 2024, la obra de mayor importancia estratégica, construida netamente con fondos públicos que maneja el presidente Abinader, será la segunda línea del metro, denominada 2C, que tendrá una longitud de 7.3 km., con una inversión aproximada de RD$ 29 mil millones (US$ 500 millones).
En materia de inversión pública, una auditoría visual solo permite ver la adecuación y algo de ampliación de la autopista Duarte y la línea 2C del metro, que al ser solo por aire y no tener ningún tramo subterráneo, está a la vista. El resto de las obras de infraestructura carecen de impactos significativos para el desarrollo o se realizan bajo la modalidad de la alianza público/privada.
Para que el lector tenga un referente comparativo, en las gestiones de gobierno del entonces Leonel Fernández, se construyeron, entre muchas otras obras de infraestructura vial con visión de desarrollo, las dos primeras líneas del metro, con un total de 27.5 km. de longitud, siendo la primera de 14.5 km. y la segunda de 13.0 km, ambas superiores a la que se construye en la actualidad.
El gasto de capital durante el presente gobierno se ha movido entre un 12.2 % y un 13.6 %, mientras que, para los años 2008 al 2012 fue entre un 21.5 % a un 29.8 %, lo que significa que la calidad del gasto público, medida por el gasto de capital por su vocación a elevar el patrimonio público, se ha deteriorado en los últimos años.
En complemento a lo afirmado, puede citarse el comportamiento del gasto corriente, que se asocia a gastos improductivos y hoy día se acerca al 88.0 %, cuando años atrás era de un 70.0 %.
Otra partida que avala que se ha gastado mucho dinero público, pero no bien, resulta ser el gasto social, el que se destina a la población más vulnerable del país. El más año pasado, el 2023, el gasto social dentro del gasto público total fue de un 44.7 %, inferior al del año 2019, que fue de un 46.5 %. El gasto social del 2023 fue similar al del 2011, que registró un 44.3 %; de manera que, esta partida no muestra progreso. Por el contrario, indica retroceso, evidenciando escaso alcance del gasto público hacia la población de menores ingresos, al tiempo de señalar que la calidad del gasto ha desmejorado.
Al perder peso e importancia el gasto de capital y el social en la ejecución presupuestaria del gasto público total en el gobierno del presidente Luis Abinader, se puede afirmar, sin riesgo a la equivocación, que se ha gastado mucho dinero y hay muy pocas obras que exhibir.
Los RD$ 4.13 billones que se ha gastado durante el periodo agosto de 2020 a febrero de 2024, al asociarlo con el PIB, podemos apreciar que su desempeño anual, al excluírsele el crecimiento del 2021, impulsado por el rebote estadístico, el promedio anual se ubica en un 3.65 % y de considerar el desempeño de enero de 2024, que fue de un 4.6 %, esta métrica oculta que está influenciada por el casi nulo desempeño de la economía de enero de 2023, cuando registró un 0.4 %, de manera que también estamos frente a otro rebote estadístico, y que lo mucho que se ha gastado en poco o nada ha influenciado en el crecimiento del PIB, que debe crecer en torno al 5.5 %, por su potencial.
El país que administra el presidente Abinader ha gastado mucho, pero no lo ha gastado bien, a juzgar por la degradación de los indicadores de la inversión pública y el gasto social.