martes, abril 30, 2024

Los tiempos sugieren Abinader cambie el enfoque de su política hacia Venezuela

Por Osvaldo Santana
El mismo gobierno dominicano que el 30 de abril de 2018 anunció el establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular China, en enero de 2019 se plegó a los dictados de Washington en pro de aislar al gobierno de Nicolás Maduro y anunció su respaldo al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó Márquez, y obviamente desconoció la legitimidad del mandatario en ejercicio. La posición dominicana fue cónsona con la de 18 de 34 gobiernos, durante una reunión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La administración de Danilo Medina recorrió un largo trecho de la mano del gobierno de Venezuela bajo la presidencia de Maduro, con el cual desarrolló una entusiasta relación diplomática y de intercambio comercial. De hecho, República Dominicana lideró durante un período las gestiones para buscar una salida negociada a la crisis de Venezuela, con una oposición beligerante e incluso una Asamblea Nacional y un gobierno paralelo.
Ese cambio de rumbo de Medina frente a Venezuela encontró el apoyo del ahora gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM), que, para la época, febrero de 2019, reclamaba que el país profundizara su adhesión al bando de Juan Guaidó, posición algo diferenciada de la propuesta del programa de gobierno perremeísta, que sitúa a Venezuela en “un tercer eje estratégico” como parte de los países de la Cuenca del Caribe “por nuestra vecindad, por compartir intereses geoestratégicos, comercio y mecanismos de cooperación e integración. Cabe destacar la relación privilegiada con Venezuela debido al acuerdo de PetroCaribe”, ya desaparecido.
Ahora, con el PRM en el poder bajo el liderazgo del presidente Luis Abinader, debería completarse una vuelta a la historia, algo inverso a lo ocurrido con China, respecto a la cual, empezó marcando distancia, que luego debió recortar en medio de la grave situación provocada por la pandemia del COVID-19. La China, condenada al ostracismo de las “inversiones estratégicas”, devino en la salvadora del país, al convertirse en la suplidora de la SINOVAC, la primera vacuna que inoculó en el país de manera masiva para contener el virus, gracias a la generosidad de la gran nación asiática.
En cada momento, los presidentes Medina y Abinader habían actuado -siempre guardando las diferencias- bajo el influjo de Estados Unidos. Si bien Medina se atrevió a romper con Taiwán y reconocer a China, a los primeros vientos del Norte que amenazaron su proyecto reeleccionista, dio un frenazo y procedió a dejar en el aire a Maduro y reconocer a Guaidó. Abinader y el PRM, que desde la oposición apoyaron a Guaidó, ahora, cuando Estados Unidos ha morigerado su hostilidad hacia la Venezuela de Maduro, en medio de la crisis de petróleo por el conflicto en Ucrania, tiene el chance de revertir la situación y propiciar un acercamiento con Venezuela, por su importancia en el mercado de los hidrocarburos.
Debido a las sanciones que el gobierno de los Estados Unidos impuso desde el año 2015 a Petróleos de Venezuela, S. A. (PDVSA) y sus filiales, la Refinería Dominicana de Petróleos (Refidomsa), desde entonces tuvo dificultades para acceder al crédito local e internacional, así como limitada en utilizar los medios de pagos bancarios, lo que la condujo a suspender o posponer proyectos de ampliación y renovación.
En esa circunstancia, la administración de Abinader, debió adquirir en 2021 el 49 % de las acciones del capital suscrito y pagado de Refidomsa, que eran propiedad de la sociedad PDV Caribe, S. A., filial de Petróleos de Venezuela, S. A. (PDVSA), empresa estatal de Venezuela. Con esa operación, el Estado se convirtió en propietario del 100 % de las acciones de la empresa, lo que le abrió nuevos mercados, pero siempre con el veto frente a Venezuela.
Con la disminución relativa de la tirantez entre Venezuela y Estados Unidos, y el giro importante en torno al “representante legítimo” Guaidó, soltado en banda hasta por sus propios compañeros de la oposición, a República Dominicana, decidida a sentarse de nuevo en la mesa de negociaciones con la administración de Maduro, se le presenta un panorama que puede permitir una ampliación del horizonte dominicano hacia ese país.
En pocas palabras, las condiciones están dadas para que República Dominicana busque la manera de modificar su posición frente a Venezuela, en consonancia con el momento que vive el mundo, el continente y la región. En efecto, con el cambio ocurrido en Colombia, el triunfo de Gustavo Petro, la situación tiende a favorecer ese propósito. Precisamente, las relaciones diplomáticas y comerciales entre esos países ya han sido restablecidas.
El pasado 20 de abril el presidente de Colombia, Gustavo Petro, planteó a su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, una variación de su política hacia Venezuela, una suerte de estrategia consistente en ir levantando progresivamente las sanciones a medida que haya avances en materia electoral en ese país.
“Quedó planteado sobre la mesa una estrategia que es hacer primero elecciones y luego levantar sanciones. O paulatinamente, en la medida en que se vaya cumpliendo una agenda electoral, que se vayan levantando también esas sanciones”, dijo Petro en declaraciones a la prensa en la Casa Blanca, Washington.
Realidades
Es verdad que el presidente Abinader se ha adscrito a la línea de Washington dirigida a fortalecer alianzas entre bloques de países “prodemocracia” en los términos de su política exterior. De ahí su auspicio de la Alianza para el Desarrollo en Democracia (ADD), una plataforma en la que concurren, además de República Dominicana, Costa Rica y Panamá, y a la cual al parecer se ha agregado el débil gobierno de Ecuador.
Pero la política, como todo, se fundamenta en realidades, y la tendencia del momento parece indicar que Venezuela avanza hacia una normalización después de un largo período de calamidades. Su importancia regional es de primera línea y tiene una larga y tradicional relación con Republica Dominicana.
Normalizar las relaciones con Venezuela es capital para un país dependiente de los hidrocarburos. Y eso no requiere explicación. Ahora, según fuentes diversas, República Dominicana compra sus combustibles en diversos países, menos a Venezuela, el más cercano, que siempre ha ofrecido precios más competitivos. Los suplidores actuales son, principalmente, Estados Unidos, Países Bajos, Reino Unido y España, de espalda a Venezuela, que, según fuentes, incluso podría ser una oportunidad de financiamiento en tiempos difíciles.

En situaciones normales, los intercambios entre Venezuela y República Dominicana han sido favorables para ese país por la factura petrolera, que quedó frisada tras la crisis política y económica de esa nación. Por la misma, con la migración de venezolanos desempleados, también llegaron al país fuertes flujos de inversiones de empresarios de Venezuela, con presencia en no menos de 40 empresas, en las diferentes ramas de la economía.
La mayor reserva petrolera
Tan cerca de República Dominicana, Venezuela es el país que cuenta con la mayor reserva de petróleo del mundo, por encima de Estados Unidos, de Arabia Saudita y Rusia, Canadá, Irak, China, Emiratos Árabes Unidos, Brasil, Kuwait e Irán, que son, al mismo tiempo, los diez mayores productores. Las dificultades de Venezuela la condujeron a una pérdida de producción tal que actualmente no pasa de unos 700.000 barriles diarios, muy por debajo de los mayores productores. Venezuela sigue siendo una oportunidad.
Biden y Venezuela
Y es una oportunidad, por un leve, aunque importante cambio de Estados Unidos hacia Venezuela. El pasado 22 de noviembre ese país “saludó” el diálogo entre el Gobierno venezolano y la oposición con un alivio en las sanciones. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció que su Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) otorgó una licencia que autoriza a la petrolera Chevron Corporation a reanudar operaciones limitadas de extracción de petróleo en Venezuela.
“Hace tiempo que hemos dejado claro que creemos que la mejor solución en Venezuela es una solución negociada entre las dos partes. Y para fomentarla, hemos dicho que estamos dispuestos a proporcionar un alivio de las sanciones selectivas basado en medidas concretas que alivien el sufrimiento del pueblo venezolano y lo acerquen a la restauración de la democracia”, un significativo cambio respecto a la política abiertamente hostil de la administración de Donald Trump. Concuerda con el momento que vive el mundo con la guerra en Ucrania.
El año pasado, la Plataforma Unitaria y el Gobierno de Maduro anunciaron formalmente la reanudación de las conversaciones en Ciudad de México. Acordaron un alivio humanitario enfocado en la educación, la salud, la seguridad alimentaria, la respuesta a las inundaciones, programas de electricidad y también a un acuerdo sobre la continuación de las conversaciones centradas en las elecciones de 2024. El diálogo ha permitido también un acuerdo para descongelar entre 3.000 y 5.000 millones de fondos estatales en el extranjero.
En el plano interior
Al cierre de l año pasado, la situación en Venezuela se endureció en una dirección, y es la pérdida de vigencia de Guaidó, pues la mayoría de los partidos de oposición votó el 29 de diciembre pasado por la eliminación del "gobierno interino" instalado en enero de 2019 como respuesta a la supuesta ilegitimidad de Maduro. Guaidó era entonces el presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento) elegida en 2015 con mayoría de la oposición.

Esa decisión dio lugar a la fractura de la coalición opositora y desmanteló la estrategia apoyada por Estados Unidos y la mayoría de los países latinoamericanos y europeos durante los últimos cuatro años para promover la salida de Maduro, y configura nueva etapa para las previstas elecciones presidenciales de 2024.
Guaidó se autoproclamó presidente encargado de Venezuela en enero de 2019, tras desconocer la legitimidad de las elecciones de mayo de 2018 en las que Maduro resultó electo para un segundo mandato.
La economía venezolana
Tras una caída total de la economía venezolana, el año pasado comenzó a experimentarse un inesperado cambio. Después de una relativa estabilidad en 2021, los resultados de 2022 fueron la sorpresa del continente.
El Banco Central de Venezuela anunció que el Producto Interno Bruto (PIB) en 2022 registró un crecimiento de 18,70% y agregó que fue “el mayor de América Latina durante cuatro semestres seguidos”.
Voces disidentes estimaron el dato como una exageración, y lo rebajaron a un probable 9% o 10%, lo que comoquiera constituye una cifra impresionante para un país que se vio en el foso durante años.
Lo que se percibe es que se acerca el momento oportuno para que el presidente Abinader dé un giro en su enfoque hacia Venezuela, que busque un modo, una divisa afirmada en su vínculo con su aliado Estados Unidos, y entre al juego que ha permitido que Chevron vuelva al mercado venezolano, y, que República Dominicana también pueda beneficiarse de los derivados del petróleo tan necesarios para asfaltado, transporte, producción y servicios.
Son las realidades de la política, especialmente, frente a un mundo tan cambiante como el actual.

Osvaldo Santana
Osvaldo Santana
Osvaldo Santana es periodista.

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