Los últimos 40 años de vida institucional, social y política de la República Dominicana, estuvieron marcados y caracterizados por el liderazgo político de tres figuras notables, en torno a los cuales giraba el curso de la vida nacional: Joaquín Balaguer, Juan Bosch, y José Francisco Peña Gómez.
Ellos encarnaron el liderazgo de toda una época, sus ideas, conservadoras, unas, liberales y revolucionarias, las de los otros, pero esos líderes fueron portadores de ideales (equivocados o no), leales hasta la muerte a sus banderas o parcelas políticas. Fueron líderes tercos y hasta sectarios (si vale el término), pero ni Joaquín Balaguer, ni Peña Gómez o don Juan, se les vio brincar, ni hacer de su carrera política una especie de Ventorrillo puesta en venta ante el mejor postor.
Lo que enseñaron esos caudillos fue entrega y lealtad a sus ideales, que es lo mismo que decir, fueron fieles a sus partidos Reformista Social Cristiano, de la Liberación Dominicana y Revolucionario Dominicano, junto a ellos y tras de ellos todo un pueblo y un liderazgo (nacional y medio), que seguían al pie de la letra a sus líderes históricos.
Toda esa práctica de vida política la enarbolaron hasta el último aliento de su existir, tanto Joaquín Balaguer, como Juan Bosch y Peña Gómez.
Es decir, se militaba en los partidos por ideales, convicción y vocación de servicio
La degeneración política, el hacer de esta carrera un mercado donde todo se compra y se vende, tiene sus inicios, su apertura in crescendo, en 1994, como consecuencia de los acuerdos firmados entre Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez, en lo que se conoce en la historia como el Pacto por la Democracia, evento que se llevó a cabo tras la crisis post electora,l cuando se conocieron los resultados de las elecciones generales celebradas en 1994 y cuyos candidatos principales lo fueron Joaquín Balaguer y Peña Gómez.
En ese pacto se asumió la no reelección de Balaguer, así como acortar a dos años su mandato y convocar a nuevas elecciones, que culminaron con la victoria en segunda vuelta del Dr. Leonel Fernández y el PLD.
A mi humilde entender, la manzana de la podredumbre comercial en la política nacional, vino aparejado a la segunda vuelta propuesta en el Pacto, si no se sacaba el 50%+1 voto en las elecciones.
La política de alianza de cara a la segunda vuelta ha permitido libertad a los líderes de cada partido para actuar como saltarines a la libre, buscándoselas, con el mejor postor.
Ese transfuguismo ha sido el caldo de cultivo para fuertes confrontaciones con heridos y muertos, sobre todo a nivel municipal.
Ese descalabro ético-moral ha sido tan marcado en las direcciones políticas a partir del Pacto por la Democracia, y a partir de ahí surgió en República Dominicana un nuevo segmento político: Los gobiernistas.
Son avivatos que se las buscan en todos los gobiernos y que son objeto de críticas y rechazo solamente cuando el que compra es el otro.
Invitamos a dar una ojeada a los 23 exdiputados que con bombos y platillos acaba de juramentar el señor José Ignacio Paliza. Todos han medrado en los gobiernos de los últimos 20 años. Es decir, se sirvieron durante el gobierno de 4 años de Hipólito Mejía, fueron empleados públicos durante los gobiernos de Leonel Fernández, y, ni hablar de los ocho años de Danilo Medina. En ese último período fueron funcionarios y llevados durante los 8 años como candidatos a alcaldes y diputados en las boletas del PLD, y, dicho sea de paso, con esas alianzas el PLD les tronchó su carrera política a cientos de líderes medios.
Estamos hablando del tránsito de una Era donde prevaleció un liderazgo basado en ideales y lealtades partidarias, hasta caer de manera progresiva desde 1994 en niveles de descomposición y degradación de la vida política nacional.