Lito Santana
Para el cantautor Enrique Féliz, un ciudadano del mundo que se inició en el arte de cantar como una labor social y por rebeldía juvenil, lo mejor que le ha pasado, a tal punto que confiesa que, si volviera a nacer, sería cantante y compositor nuevamente.
En sus inicios y en plena juventud debió enfrentar las amenazas vividas por miles de jóvenes en los tiempos difíciles de los gobiernos de Joaquín Balaguer y en varias ocasiones estuvo a punto de perder la vida, pero ahora que escribe sus “siete décadas de existencia”, en el mes de julio cumplirá setenta años, se da cuenta de que el Todopoderoso le ha acompañado siempre.

“Porque indagando en mi historia de cuando yo nací hasta esta fecha, me he podido dar cuenta que la gracia de Dios ha sido como un hilo conductor, que me ha librado de tantas y tantas cosas, que me ha ayudado a salir hacia adelante hasta el día de hoy”, nos cuenta Enrique Féliz, en una entrevista para pronosticamedia.com que reproducimos a continuación:
Tengo el placer, el honor de conversar con Enrique Féliz. No tengo que hacer ninguna introducción. Enrique, ¿en qué año tú escribiste tu primera canción?
EF: No recuerdo, no te podría precisar exactamente el año, pero mi primera canción, que no era una canción, tú sabes, ni se parecía en nada a las que, obviamente, yo hago ahora, porque muchas de mis canciones, que yo las daba como canciones antes, ya dejé de darlas como canciones, sino como experimentos.
¿Cuántas canciones han surgido después de ese experimento?
EF: Cientos, cientos de composiciones.
¿Cuáles te han impactado más?
EF: Bueno, no necesariamente han sido las que más el público ha conocido, pero sí las que yo he visto más el impacto en la gente, viéndome bien atrás, una de esas fue “Frases inconclusas”.
La gente le dice “Yaniqueque con mabí”
EF: Sí. Esa formaba parte de aquellas canciones de protesta, como se definían. Pero, ya entrando un poquito más en lo comercial, está la canción icónica “El Melao de Mireya”. También el tema “Creencias”. Y bateando para La “Banda Espiritual”, que ahí tengo el grueso. Y por ahí prácticamente puedo decir que por la misericordia del Señor la he pegado todas.
¿Pero, hay alguna canción en particular?
EF: Una de ellas es “Levántate y anda”, que es una canción que trae un fuerte, una función, como un poder sobrenatural, hasta el punto de que no pocas personas de diferentes partes del país y del mundo, me han dado testimonio de cómo Dios ha obrado a través de esa alabanza.
Eso incluye sanaciones, hasta de personas desahuciadas, de enfermedades incurables, de relaciones personales, iluminando a otras a tomar decisiones sabias, que les han ayudado a salir adelante. “Levántate y anda”, se titula esa canción. Pero, como yo también trabajo mucho lo tropical, tengo una canción titulada “La Gloria de Dios”, que no es la de Ricardo Montaner, y la gente le llama “El Asalto”, porque las letras dicen: “alcen las manos todos y esto no es un asalto, que es para pedirle a Dios que descienda de lo alto”. Entonces entre el púbico se arman muchas dinámicas durante la canción que la gente se la goza. Más adelante hicimos otra que se titula: ¿Qué es lo que sucede? que también trae unas dinámicas que la gente las disfruta muchísimo. Le dicen los viejitos, alguna persona a esa canción, porque hay que bajarse agachaditos, como los viejitos.
¿Qué te llevó a ti a dedicarte a eso, a escribir y a cantar? ¿Cómo llegas ahí?
EF: Bueno, yo creo que el momento en que yo decido ponerme en serio en esto, tiene que ver con una causa, con un ideal. Fueron los años de represión política del régimen de Joaquín Balaguer, de los famosos 12 años, cuando yo vivía en Tamayo. Como sabrás, nací en este pueblecito al Sur de República Dominicana. En ese tiempo todos los jóvenes del país estábamos, o una gran parte de nosotros, estábamos involucrados en esa causa por liberar al país de ese trauma y teníamos ese compromiso, bastante riesgoso, por cierto.
Entonces descubrimos que el arte era un recurso muy efectivo para echar hacia adelante la causa revolucionaria, para animar esas luchas.
¿Fue por la lucha y la causa revolucionaria o tú creías que podías ser cantante?
EF: No, yo lo que soñaba primero era con ser pelotero. Pero luego fui descubriendo ese talento y vi que la gente lo apreciaba y entonces le presté toda la atención que había que prestarle.
¿Y podría haber tenido futuro como pelotero?
EF: Sí, pero en esos años, por allá, por Tamayo, como dice una canción que más tarde yo escribí, nunca yo vi un escucha por allá y se perdía mucho talento, porque nadie iba a observar. Por allá quizás llegaban hasta, no sé si al ingenio de Barahona o a otras zonas del Sur, pero en Tamayo yo nunca vi uno. De hecho, una vez yo compuse una canción, contando un poquito de mi vida, que dice: “Desde pequeño quise ser una estrella de béisbol, pero nunca vi un escucha, en todo mi alrededor. En acciones subversivas, luchando por mi país, estoy vivo de milagro por lo mucho que me di. No terminé mi carrera por esta vida de artista, no soy profeta en mi tierra, de oído soy guitarrista. Partí de Santo Domingo buscando vida mejor y si le cuento, he sido prófugo de migración”.
Enrique, entonces, ¿cómo tú crees que te ha ido con esa decisión que tomaste para ese tiempo?
EF: Bueno, si yo volviera a nacer y tuviera que elegir por dónde tirarme, o sea, qué escoger como modo vivendi, como una forma también de cumplir un propósito, una misión en esta vida, yo volvería a ser artista. Fue una decisión también muy consciente, cuando yo decidí que era esto. Inclusive ya yo estaba en la Universidad, que pude haber sido, digamos, un comunicador social como tú, periodista o un educador, porque también estuve en ambas escuelas, en comunicación social y en pedagogía en la UASD. Pero finalmente opté por quedarme como artista. Tuvo que ser también por la demanda de servicios, de invitaciones a cantar en los pueblos y en la Capital. Era tanto que se me hacía difícil llevar juntas la carrera de artista y la de estudiante.
Y entonces dije, tengo que decidirme por una. Y como, además, antes de terminar, por ejemplo, la carrera de Educación, ya yo era director de dos centros educativos, porque en esos años todavía no se era tan riguroso para escoger ese tipo de personal, pues a veces un profesor podía ser simplemente un bachiller. Y Yo era un estudiante universitario y llegué a dirigir la Escuela de Alfabetización de Adultos del Club Salomé Ureña, o sea, oficializada allá. Y también un colegio, el Centro de Educación Infantil en el Ensanche Ozama. Y yo, que nunca he sido un artista decididamente comercial, sino que, al estar vinculado a estas causas sociales, se veía más como un servicio, una contribución que uno hacía a la causa, aunque siempre hacía algún aporte, perdía la frecuencia.
Yo estaba produciendo más como artista, que lo que percibía con dos sueldos de director de dos centros educativos.
Ahorita dijiste que esa vocación tuya te nació por el asunto social, las luchas populares y mencionaste los 12 años de Balaguer que para tu edad era un alto riesgo, no solamente por ser cantante, sino por ser joven. ¿Cuál ha sido el momento en que tú has sentido más temor o mayor riesgo en tu vida?
EF: Fueron muchos los momentos, porque a mí me llegaron a tender emboscadas, acechanzas, persecuciones muy veladas, pero el momento más crítico de todos ellos, yo vivía en la clandestinidad, hasta el punto de que, en Tamayo, por ejemplo, cuando se hacían las retretas en el parque, la banda de música tocando los domingos y todos los jóvenes paseando con sus amigos, sus novias, yo no podía hacer eso, porque yo vivía en la clandestinidad. Sin embargo, hubo un evento que ocurrió en el Batey 4, del ingenio Barahona, en donde atracaron un comercio de ahí y mataron al dueño y a su ayudante, y entonces, la Policía en ese tiempo allá, parece que eso no venía nada más de Tamayo, sino porque había un interés en mí a nivel de la zona, no solamente de Neiba, sino también de Barahona, trató de inculparme en ese hecho violento. Luego supe de fuente muy segura, muy firme, que habían prefabricado un expediente para acusarme de cometer un doble asesinato y además un atraco. Entonces, al enterarme de esto, tuve que recluirme en un encierro total y haciendo movimientos de madrugada, trasladándome de una casa a otra para no permanecer mucho tiempo en ellas. Supimos también que a raíz de eso enviaron de Barahona, no me acuerdo si fueron siete o nueve, fueron nueve, agentes secretos de la Policía Nacional para ubicarme, en Tamayo.
Esa acción llamó la atención de mis camaradas. Entonces, porque he de decir que no solamente era artista, sino también un militante, primero era dirigente estudiantil y luego también de la organización proscrita Línea Roja del 14 de Junio. En esos años, y en esas circunstancias, al ver mis compañeros, especialmente de Barahona, el comité regional de por allá, los riesgos que yo estaba corriendo, vino prácticamente un comando a rescatarme a Tamayo y me llevaron para Barahona. En esa ciudad duré dos meses sin salir de una habitación, en una casa en Barahona. ¡Dos meses! Ese fue el momento más crítico de mi vida, pues para esos tiempos ser ubicado y apresado por la Policía era casi una condena de muerte.
Salí de ahí cuando trasladaron al comandante de Tamayo. Recuerdo que pasaron en el Liceo Secundario los exámenes de junio y yo no me pude examinar. Yo estaba haciendo el cuarto del bachillerato. Luego pasaron los exámenes de julio y tampoco pude recibirlos. Y entonces, por suerte, alcancé los exámenes de la prueba de septiembre que, según me contó la directora, Paula Torres de Gómez, mejor conocida como Canela, esas fueron las notas más altas del liceo entero en ese año. Obviamente, yo nada más estaba estudiando, no tenía más nada que hacer. Vivía encerrado.
¿Hoy, Enrique Feliz es un artista nacional e internacional, una figura querida en muchos lugares ¿Qué tú crees que te ha ayudado a eso?
EF: El enfoque, por un lado, amar lo que hago, amo lo que hago, me enfoco en eso y obviamente persevero. Me ha ayudado también que no sé hacer otra cosa. Y entonces tengo que justificar mi existencia haciendo lo que hago y no me gusta estar sin hacer nada. Es decir, que siempre, siempre, siempre, estoy en esto.
Ahora hay una faceta de Enrique Féliz que mucha gente no conoce, es que tú no solamente has compuesto para ti, tú has compuesto canciones de personas muy famosas en el país ¿A quiénes tú le has preparado canciones que hayan trascendido y que la gente pueda asociarte?
EF: He compuesto temas para artistas como Anthony Santos, Joe Veras, Luis Vargas, Yoskar Sarante… eso en cuanto a los bachateros. También a Vickiana, no es bachatera, pero también me grabó una bachata que se titula: “Lo voy a esperar despierta”, suena muy como a Vickiana, desafiante, que dice: “Lo voy a esperar despierta y este será su castigo, lo que haya hecho con otra tendrá que hacerlo conmigo.”
¿Esa canción es tuya?
EF: Sí. Esa es mía. También cuando en aquellos años estaban de moda Las Chicas del País, con Minoska compuse un tema que es emblemático, todavía lo cantan muchas muchachas jóvenes de este tiempo. Se llama “No hay esa que me lo quite” que dice: “La que anda por ahí, coqueteando con mi marío, por no averiguar primero, se está metiendo en un lío”.
¿Y de Anthony Santos?
EF: Sí, Anthony Santos me ha grabado como cuatro canciones, la que creo que más se conoce es “Dosis de Amor”. Pero también me grabó Tu Pecho es Mi Hábitat, que es una canción que habla de una relación muy madura y de respeto y cómo el hombre quiere hacer que se sienta su compañera, aunque no sea un día de su cumpleaños, ni el Día de las Madres, ni de San Valentín, detalles de ese tipo.
También él me grabó una canción que se titula “Camarera”, que cuenta la historia de una camarera.
Yo escribí esa canción cuando vivía en Estados Unidos, de una camarera que se ve tentada en muchas cosas, pero ella tiene muy claro lo que quiere, por qué está ahí, cómo quiere sacar hacia adelante a su familia y sueña con cambiar de profesión, algo muy bonito. Joe Veras me he grabado varias también, él fue el que me grabó “Yo Por Tu Amor”, también “Coge Cuadre”, también me grabó “La Pared”, que ganó un Casandra en el 2003. Y en su producción más reciente, la de ahora, la canción que le da el título a la producción se titula “Cuando Se Acaba El Amor”, esa composición mía. La autoría fue compartida con Eliazer Guzmán, que ese es el cardiólogo de él, que escribe cositas y entonces Joe Veras me mandó algo que él había escrito para que yo lo desabollara, lo pintara, le pusiera ferré. Y entonces de ahí salió “Cuando se acaba el amor”.
¿Qué piensas hacer de ahora en adelante?
EF: Bueno, yo creo que estoy en la etapa más fecunda de mí vida y por ende de mi carrera.
En este momento yo me siento con más sueños que cuando tenía 20 años.
Este 2025, de manera particular, es muy emblemático para mí, porque yo cumplo ahora en julio 70 años y tengo cantidad de proyectos. De un cronograma que hice hace 5 años, de pasos que iba a ir dando para llegar hasta aquí. Y entonces, tengo algunas cosas atrasadas, pero para que tengas una idea, de 11 meses para acá yo he sacado cuatro productos diferentes, nuevos. En este momento estoy casi a un tris de llevar a imprenta un libro que va a salir bajo el título de “Siete décadas de gracia”
¿Es una autobiografía?
EF: No es una autobiografía, son solamente mis memorias, pero circunscritas a la gracia de Dios. Porque indagando en mi historia de cuando yo nací hasta esta fecha, me he podido dar cuenta que la gracia de Dios ha sido como un hilo conductor, que me ha librado de tantas y tantas cosas, que me ha ayudado a salir hacia adelante hasta el día de hoy.
Pero también tengo muchísimos otros proyectos. En breve sale un nuevo tema mío, que creo que lo vamos a sacar con su video de dibujos animados, después de Semana Santa.
Y muchísimos otros proyectos en carpeta que estoy trabajando, porque mientras tenga fuerza, aliento y ánimo voy a seguir delante.
Enrique, muchas gracias.