Investigador en Derecho Internacional Público e IA. Tutor Máster Relaciones Internacionales y Diplomacia UOC, UOC – Universitat Oberta de Catalunya
Tomado de The Conversation
La irrupción de DeepSeek, la startup china que ha sacudido los cimientos de Silicon Valley y hundido a Nvidia en su peor desplome histórico, es vista por muchos como el comienzo de una nueva era tecnológica dominada por China. Pero cuidado: subestimar a Estados Unidos, un país que ha construido su hegemonía mundial sobre la innovación sería un grave error. Si algo nos ha enseñado la historia es que cuando la hegemonía estadounidense se ve amenazada, siempre contraataca.
¿Estamos frente a un cambio de paradigma global, o esta es solo la primera batalla de una larga guerra tecnológica?
Un golpe estratégico, pero no un jaque mate
La narrativa en torno a DeepSeek ha girado en torno a su eficiencia y a su capacidad de igualar a los gigantes de la IA occidental a una fracción del coste. Un modelo generativo de imágenes que opera con el 7 % de los recursos de sus competidores y una app que domina las descargas globales. Sin duda, un logro que no debe ser ignorado.
Sin embargo, ¿es suficiente para consolidar una hegemonía tecnológica? Aunque DeepSeek ha demostrado que China puede innovar con eficiencia, también afronta desafíos: su tecnología aún tiene limitaciones significativas, como la calidad de las imágenes generadas y su dependencia de infraestructuras energéticas que podrían no ser sostenibles a largo plazo. Además, el mercado global todavía confía, en su mayoría, en estándares y plataformas occidentales.
Estados Unidos, de la reacción al contraataque
La historia nos dice que EE. UU. sabe responder a los desafíos globales. Ya lo hizo durante la Guerra Fría, cuando el lanzamiento del Sputnik por parte de la Unión Soviética parecía haber puesto a la URSS por delante en la carrera espacial. La respuesta fue el Proyecto Apolo, que no solo igualó a los soviéticos, sino que los superó al poner al hombre en la Luna.
DeepSeek puede ser el Sputnik de la IA, pero ¿quién apostaría en contra de un Silicon Valley respaldado por los inmensos recursos de Washington? EE. UU no solo tiene las Big Tech (grandes corporaciones tecnológicas), también cuenta con la capacidad de coordinar políticas públicas, talento y una red de aliados globales que China todavía no puede igualar.
Además, las Big Tech no operan solas. [Nvidia, Microsoft, Google y Amazon] son actores estratégicos en el ecosistema de defensa y ciberseguridad estadounidense. Es casi seguro que, ante la amenaza de DeepSeek, estas empresas recibirán un apoyo masivo del gobierno americano, tanto financiero como regulatorio. La pregunta no es si EE. UU responderá, sino cuándo y cómo lo hará.
La geopolítica de la IA
La IA no es solo una herramienta tecnológica; es el nuevo campo de batalla de la geopolítica global. Quien controle la IA, controlará el flujo de datos, la economía digital y, en última instancia, el poder global. En este contexto, DeepSeek es mucho más que una startup china: es una declaración de intenciones del gobierno de Xi Jinping.
Pero mientras China busca proyectar poder a través de tecnología accesible y de código abierto, EE. UU. sigue controlando las infraestructuras críticas de internet, los sistemas operativos más utilizados y las principales plataformas digitales del mundo. Esta ventaja estructural no desaparece de la noche a la mañana, y subestimar su impacto sería un grave error. La pregunta es: ¿podrá China consolidar su liderazgo antes de que EE. UU. active todo su potencial para recuperar el “terreno perdido”?
En medio de esta creciente bipolaridad tecnológica, la Unión Europea parece jugar el papel de árbitro neutral. Pero ¿es eso sostenible? Con la Ley de Inteligencia Artificial y otras normas, la UE se posiciona como un líder ético, pero la ética no basta para competir en una carrera dominada por intereses económicos y geopolíticos.
La UE necesita decidir si quiere ser un jugador relevante o simplemente un espectador de lujo. ¿Puede aprovechar este momento para consolidar su independencia tecnológica o seguirá atrapada entre la tecnología estadounidense y los avances chinos? El tiempo para actuar se agota y la neutralidad no es una estrategia viable en un mundo tan polarizado.
La batalla por el futuro digital
DeepSeek ha abierto un nuevo capítulo en la historia de la tecnología y la geopolítica. Sin embargo, este es solo el comienzo. EE. UU. tiene el talento, los recursos y la determinación para responder. Y cuando lo haga, el impacto será global.
¿Está el mundo preparado para las consecuencias de esta nueva Guerra Fría tecnológica? ¿Cómo afectará esto a los países que quedan atrapados en el fuego cruzado? Una cosa es segura: el futuro digital no será una simple evolución tecnológica, será una batalla estratégica donde los valores, las economías y las sociedades enteras estarán en juego.