viernes, abril 26, 2024

Un pacto para superar viejos y nuevos retos económicos

Por Nelson Marte
Ahora que especialistas y empresarios inician el año ponderando la situación actual y las perspectivas económicas del país, es importante resaltar cómo buena parte de las fallas actuales son el resultado de las oportunidades derrochadas por gobiernos que tuvieron los medios y coyunturas oportunas para por lo menos empezar a corregir estos problemas estructurales, pero no lo hicieron.
Sobre el PLD recae la principal responsabilidad por ser el partido cuya concepción y prácticas de gobierno permanecieron vigentes el más largo período de los tiempos modernos.
Sus gestiones de 20 años casi consecutivos disfrutaron de un crecimiento económico sostenido generado por las fuerzas productivas de los últimos 60 años.
Este partido también estuvo comandando el destino público cuando irrumpió la revolución de las tecnologías de la comunicación y la información que abrió nuevos nichos para impulsar el desarrollo y diversificar el aparato productivo.
Dejaron al país en la encrucijada de un modelo económico deficitario, vulnerable a los viejos y nuevos retos de la sostenibilidad y el desarrollo que debe mantener y emprender el país.
Las ponderaciones que los referidos especialistas hacen mirando al futuro reconocen el reto que representa el sostenido déficit fiscal, que fue agravado durante las gestiones de Leonel Fernández, quien reconoció, dos meses después de salir del poder en 2012, haber dejado un déficit de 170 mil millones de pesos en las finanzas públicas, que dijo venía desde 2008, cuando también estaba al frente del gobierno.
Ese déficit fiscal proviene de gastos superiores a los ingresos, y economistas y empresarios coinciden en la necesidad de una reforma tributaria que, pudiendo hacerla en tiempos de vacas gordas, como ha puntualizado la empresaria Marisol Vicens, no se hicieron debido a la carencia de sentido de la responsabilidad social del Estado y al oportunismo político.
Un segundo serio problema que resume la perspectiva es la crisis del sector eléctrico, que al decir del aplomado economista Magín Díaz lleva 50 años, llevándose buena parte de los recursos que agravan el déficit fiscal y sustrae dinero a renglones que incentivan la producción y crean capital social.
Ahora, sin la presión de los apagones que solventan los subsidios del gobierno y una mejor administración del sistema, se desarrollan iniciativas junto al sector privado para instalar en los próximos dos años una reserva fría de generación que resuelva estratégicamente ese que es uno de los aspectos centrales de la problemática.
Aunque el de la inflación se ubica entre los principales retos, es un tema coyuntural, y es coincidencia general que el manejo combinado de las autoridades monetarias y un gobierno prudente, que ha cerrado las costosas sangrías de la corrupción administrativa y el dispendio, aclaran el panorama hacia una disminución de las subidas de precios generados por la pandemia y la guerra.
Aunque los economistas tienen la dramática situación haitiana en la mira como un factor de crisis, las medidas de control migratorio que se aplican ahora y los vehementes llamados del presidente Abinader a la comunidad internacional, las presiones que hace una normalización del intercambio comercial con el vecino país, pueden en realidad ser un beneficio más que un perjuicio.
Una oposición que se embargó en una campaña electoral que no ha cesado desde que fuera desalojada del poder, dificultará que se haga el pacto por el conjunto de reformas económicas e institucionales que ha estado promoviendo el presidente Luis Abinader antes y después de llegar al poder.
Pero es harto evidente la necesidad de concertar un amplio pacto que en el aspecto económico permita hacer frente a los nuevos y viejos desafíos que tenemos por delante.

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