jueves, abril 25, 2024

Todo tiempo pasado fue peor

Por Nelson Marte

A Héctor Ricardo Rojas Espinal, Rolando,                                               en su memoria querida

Aunque Eclesiastés 7:10 aconseja “No digas: ¿Por qué fueron los días pasados mejores que estos? Pues no es sabio que preguntes sobre esto”, maduramos escuchando que “Todo tiempo pasado fue mejor”.

Aquella frase macondiana sobre “Cuando se amarraban los perros con longaniza”, era pie de amigo para indicar que “antes se vivía mejor”.  Me sacó de la duda sobre el tema el amigo Héctor Ricardo Rojas Espinal (Rolando) un vecino del barrio en que viví la mayor parte de la juventud y formación adulta.

Rolando, algo mayor que el resto de mi grupo pronto se convirtió en el líder de la cofradía, una parte de los cuales ya teníamos militancia partidista. Él no era, digamos, un político. Entiendo que, por su profesión, licenciado en Contabilidad de la UASD, era sí de un grupo de profesionales del área que se identificaban con el licenciado Jacobo Majluta.

Pero ese amigo, quien recientemente ha fallecido, y que por su hombría de bien aquí en la tierra estoy seguro sus restos descansarán en paz, sobresalió como contador, auditor y administrador, tanto en el Estado como en el sector privad, tenía la cualidad de llamar a cada cosa por su nombre y era firme en la defensa de sus convicciones.

Un día que uno del grupo se quejó de lo mala que estaba la cosa y de que antes se vivía mejor, Rolando le salió al frente puntualizando que eso no era verdad.

Y se explicó: antes la gente tenía peor calidad de vida, se moría más joven, el pobre apenas tenía alguna remúa dominguera, y un par de zapatos, hoy nuestros hijos tienen closets con ropa y zapatos que no encuentran cuál ponerse, de muchachos andábamos a pie toda la capital, algunos de nosotros hoy tienen carro, son muchos los factores demostrativos de que ahora se vive mejor.

Lo que pasa es que los dominicanos vivimos quejándonos de todo, no queremos sacrificarnos y todo queremos cogerlo suave, cuando sabemos que no hay avance sin lucha, remató su idea mientras todos terminamos dándole la razón.

Ese planteamiento de Rolando se fijó en mis líneas de razonamiento y con el tiempo he comprobado su tesis de manera amplia. Pongo tres ejemplos.

Allá en el barrio hacíamos vida en su calle Sánchez, donde los mozalbetes iban y venían en bicis sin el menor peligro, pues transitaban muy pocos carros. El mismo Rolando tenía carro, don Fausto Portorreal tenía un Consul Prefetc y quizás un par más de vecinos tenían vehículo.

Hace unos años nos mudamos del barrio y cuando la nostalgia nos jala a visitarlo, nos encontramos con que a la Sánchez tuvieron que ponerla de una vía y desde la Independencia casi hasta el Malecón tiene sendas hileras de carros aparcados a ambos lados.

En mis andanzas como parte del equipo de Prensa del PRD y el PRM, he recorrido varias veces casi todo el país en los últimos 40 años.

Los municipios que hace 40 años eran villorrios, casi míseros y polvorientos, hoy son ciudades con un centro moderno, bien asfaltado, que cuentan con casi todo tipo de servicios mientras sus suburbios crecen en confortables y hermosos residenciales que parecen competir entre pueblo y pueblo.

Las zonas allende el Ozama y el Isabela que conocí antes deprimidas, son hoy los municipios Santo Domingo Este y Santo Domingo Norte con una impresionante expansión de industrias, extensiones universitarias y grandes colegios, muchos comercios, centros de todo tipo de servicios,  y lujosos residenciales, donde están instaladas las grandes cadenas de supermercados y de otros servicios y las principales franquicias norteamericana de comida rápida..

Último ejemplo. Conversando con mi amigo el ingeniero Manuel Matos sobre el tema, me relató que al final de los años 60 como centro de atención médica apenas existía un consultorio del IDSS en su natal Tamayo, atendido por don Otilio, a quien llamaban practicante, mientras que hoy existe una estructura de servicios médicos comparable con el hospital regional del sudeste de Haití, en Jacmel, que él también conoce.     

Como decía Rolando, cada vez vivimos mejor y en honor a su condición de profesional de la administración, advierto que ahí están las 5 ó 6 décadas que hemos tenido de crecimiento económico, que los escépticos y pesimistas se viven preguntando dónde está, que no lo ven.

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