En más de una ocasión y por varias vías el país se enteró de unos terribles hoyos que tenía la autopista Azua-Barahona. Se hicieron huecos famosos y estaban ubicados casi frente a frente en ambas direcciones.
Si ibas del Cruce del 15 hacia Barahona, sólo tenía que pasar por la comunidad de Tábara Abajo. A tres kilómetros del lugar, comenzaba a sentir los efectos diabólicos de esos cráteres que te podían romper las puntas de ejes o cualquier otra parte sensible de tu vehículo.
Ni hablar del golpazo que sentían los pasajeros en sus columnas. Más, si tenían algún tipo de dolencia o alguna patología como hernias o desviaciones vertebrales.
Si venía de Barahona para Azua, la marca desgraciada era el kilómetro 23 de esa autopista.
En total eran 10 hoyos, pero valían por mil. Transitar en las noches era peor.
Los usuarios más asiduos tenían varias marcas o señales que les advertían del peligro y unas que otras veces podían defenderlos con el riesgo que ello implicaba, tras un bandeo sorpresivo.
Pero los visitantes de la región, que no tenían ni la pericia ni la advertencia, no tenían escapatoria. El golpe era inevitable.
Se cuenta de varios automovilistas que al impactar en estas irregularidades terminaban con sus vehículos dañados y algunos hasta salían de la pista con posibilidades de quedar heridos.
El pasado sábado, 6 de agosto, transitando por el lugar se pudo comprobar que ya los hoyos fueron corregidos. No se vieron los equipos, pero ha de suponer que trabajaron las brigadas del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, pues es el organismo del Gobierno a cargo de estos detalles.
Pareciera una simpleza. “Total, qué significa tapar 10 hoyos en una autopista que comienza en Santo Domingo y termina en Barahona”, dirán algunos.
Pero, gracias a Obras Públicas por escuchar las maldiciones y los lamentos.
Sólo el que en alguna ocasión le dio con su vehículo a uno de estos baches, sabe del alivio que representa su cura.