POR SANTO SALVADOR CUEVAS
Este fin de semana, el mundo político asistió en cada uno de sus partidos o movimientos, a la inscripción de candidaturas, cumpliendo así el calendario trazado por el órgano rector del sistema de elecciones, la Junta Central Electoral (JCE).
Es decir, este fin de semana se cumplía en las estructuras partidarias de la Nación, con el plazo fatal que manda la ley de los miembros a cumplir con la formalidad de inscribir sus aspiraciones, a los diferentes niveles habilitados en el sistema electoral dominicano: se suman por millares los hombres y mujeres postulando por puestos a vocales, directores, regidores, alcaldes, diputados y senadores.
El sistema electoral es la piedra, el alma angular de toda democracia, desaparecida la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
El país ha entrado, con sus altas y bajas, en hechos reales y en pantomima, ha transitado por el rigor de celebrar elecciones, en la mayoría de los casos, cada 4 años.
Por esa práctica, celebramos en Santo Domingo las elecciones más democráticas y participativas de toda la historia nacional.
De ella surgió el Gobierno más democrático, más tolerante y liberal de todos los tiempos, que fue el Gobierno de don Juan Bosch y Gaviño, surgido el 20 de diciembre de 1962.
Y qué bueno, que la militancia de los partidos políticos acudió en masa a inscribir sus candidaturas.
Eso evidencia la fortaleza y a confianza del pueblo en la democracia y la participación.
Aunque hay que aclarar que esta democracia está muy distante del derecho y las aspiraciones de quienes, desde los atenienses en la antigua Grecia, asumieron este compromiso con el pueblo, de elegir y ser elegidos y de quienes, a lo largo de la historia universal, plantean una democracia, no sólo basada en acudir a ejercer el voto, sino también en donde los gobernantes electos, garanticen una distribución justa de los bienes y riquezas.
Es decir, mientras las riquezas nacionales de los pueblos se concentren en pocas manos, entonces la democracia no es más que una quimera o un juego de pantomima, en el que las clases gobernantes usan y manipulan al pueblo, llevándoles como borregos a votar, para que siga al mando la misma gente y la misma clase que le explota y acapara sus bienes materiales.
Prevalecen también dos debilidades muy evidentes que deben superarse.
1. El que la gente tenga que pagar millares de pesos para poder postular por una candidatura, lo que se convierte en un acto contrario a la democracia, que el Congreso Nacional debe asumir en un debate para erradicar esa práctica.
Este es un acto que se hace a la vista de todos y hasta se transmite por radio y televisión, como una gran victoria partidaria.
2. Se cuentan por millares los aspirantes a cargos electivos, pero dónde están las propuestas, cuál es la oferta que le presentan al pueblo al que pretenden administrar sus bienes y riquezas materiales.
Es un tremendo vacío que debe ser superado en el ordenamiento jurídico electoral.
Por ley, todo postulante debería acompañar la inscripción de un plan o programa a aplicar al ser electo.
El dinero no debe ser el criterio o condición, sino el plan, la propuesta a ejecutar.
Por ello, en la mayoría de los casos los elegidos terminan siendo un fiasco o estafa al electorado.
Me tocó también inscribir mi candidatura para tratar de ser el alcalde de mi "patria chica", Tamayo.
Esta es una síntesis rigurosa de lo que ofertamos para ejecutar si ganamos el apoyo de los tamayeros:
PLAN DE DESARROLLO PARA TAMAYO (Síntesis)
Necesitamos algo más que limpiar contenes y brillar el parque. Quiero ser el alcalde de Tamayo para algo grande: Proyectar la creación de empleos para los jóvenes;
Promover financiamiento y apoyo para que las mujeres tengan su propio negocio.
Construir obras de desarrollo como un centro de convenciones y un instituto de informática;
Construir el "Banquito del Tamayero"; industrializar el plátano y promover cooperativizar a los productores;
Construir las canchas deportivas necesarias para que renazca el voleibol;
Hacer un parque para la niñez;
Establecer un cuerpo de seguridad y control municipal, contra robos y atracos, estableciendo cámaras y cuerpo de jóvenes motorizados;
Señalizar las calles;
Siembras masivas de árboles;
Poner un cuerpo de mujeres al frente del ornato de la ciudad;
Llenar de flores, pinturas y colores la ciudad;
Reubicar el mercado y los bomberos;
Transporte y venta de carnes en sanidad y ambiente refrigerado y bajo techo.
Dos ambulancias frente al ayuntamiento y personal de salud para acompañar a pacientes referidos, desde el hospital hacia otro centro de salud.
Promover el drenaje pluvial o por inundación de la ciudad.
Hacer un monumento a los fundadores de Tamayo a la entrada de la ciudad.
Control de sonido y horario de bebida.
Construir la “Plaza de la Confraternidad", donde la familia baile y comparta.
En fin, vamos juntos hacer de Tamayo un municipio modelo y referente en toda la región del Caribe.
Todo esto deberá estar articulado a un acuerdo estratégico con el Congreso Nacional y la Presidencia de la República.
Apóyame, yo tengo un Plan.