jueves, marzo 28, 2024

¡Reconocimiento a la solidaridad!

Por Alfonso Tejeda

Con siete años de diferencia entre sus nacimientos, y cuando ninguno había alcanzado los 30 de vida cronológica, a José Francisco Peña Gómez (marzo,1936) y Maximiliano Gómez -El Moreno- (mayo, 1943), la convulsa década de los ’60 los reunió en sus propósitos de hacer de esos años, revueltos y rebeldes, la plataforma política y social que superara el tedioso funesto pasado dominicano.

La decapitación de la dictadura de Trujillo, temprana la década, situó a ambos hombres en las calles y caminos del país, que emergía como un desafío y promesa para tantos y tantas como ellos, aceptando muchos y muchas la convocatoria novedosa que hacía la libertad, la superación urgente que demandaban las calamidades sociales, y la participación limitada que pugnaba por romper ataduras.

A mediados de esos años, entonces trastornadores, el pueblo dominicano pareció alcanzar la consagración de su primavera, cuando en abril del 1965, en una jornada sin parangón, ni antes ni hasta ahora, en la que Peña Gómez fue anfitrión convocante, y El Moreno un convidado puntual, soldaron una solidaridad intensa y extensa que hoy, muchos y muchos recuerdan con un homenaje al primero desde el agradecimiento y reconocimiento de los del segundo.

"De Moreno a Moreno" es otro de los tributos que seguidores de El Moreno rinden a Peña Gómez este próximo domingo 5 de marzo en la loma de El Flaco, lugar donde nació quién se convertiría en uno de los líderes políticos más trascendentes del país, y de gran influencia en otros, por su capacidad de trazar tácticas, creatividad política y determinación en la toma de decisiones, rasgos que a decir de un consecuente observador, eran comunes a Maximiliano Gómez.

En el período de los seis años que pudieron compartir, desde el ’65 hasta el 1971, cuando El Moreno muere en Bruselas, en situación todavía confusa, él y Peña Gómez alcanzaron "una amistad inmensa", afirma Carmen Mazara, su viuda, resultado de una identidad común sobre la política nacional y cómo confrontar al enemigo de entonces, el presidente Joaquín Balaguer, a partir de  visión unitaria entre diferentes, pero que coincidían en ese propósito.

Acosados y perseguidos ambos, como muchos otros y otros miles de dominicanos y dominicanas bajo el régimen de Balaguer, pudieron desarrollar una solidaridad que, reitera Carmen Mazara, fue un manto protector de Peña Gómez a Él Moreno y a tantos izquierdistas que como él y sus familias también militantes de esa corriente política, para los que siempre extendió su ánimo de colaboración y su franca lealtad y sonrisa.

Este homenaje del próximo domingo de la fundación Maximiliano Gómez, es uno de los tantos reparos que la Izquierda dominicana tiene que saldar en su necesaria auscultación de su historia de lucha y entrega, tarea a la debe disponerse, tal como planteó al motivar ese tributo Rafael Chaljub Mejía, dirigente izquierdista de luenga participación que compartió con Peña Gómez, de quién reconoce que "ha hecho mucha falta en el país", a 24 años después de su muerte.

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