Por Yancen Pujols
La frustración y su aliada desesperación han vuelto a decir presente por los predios de los fanáticos de los Yankees de Nueva York.
Todo iba viento en popa hasta junio, cuando la novena comenzó con un mareo que se ha prolongado bárbaramente hasta inicios de agosto.Fueron los dueños del Este de la Liga Americana por un buen tramo de la parte inicial de la contienda de 2025 y así lo evidencian sus registros de marzo (3-0), abril (15-13) y mayo (17-9), sin embargo, en junio (13-14) y julio (12-13) pasaron al cuadrante negativo y hasta el cuatro de este mes de agosto llevaban cuatro derrotas al hilo.
No solo fueron desplazados del primer lugar de su división por Toronto, sino que están en tercero, porque Boston, su archirrival, los sacó del segundo escalón.El problema de los Yankees no es el bateo. Están dentro de los mejores en ese rubro. Su relevo ha sido pésimo en momentos importantes, su defensa ha alcanzado niveles circenses y la voz de mando de Aaron Boone ha estado ausente en situaciones que han dejado mucho que desear.
El gerente Brian Cashman realizó buenos movimientos en la pasada fecha límite de cambios del 31 de julio. Buscó relevistas y jugadores que pueden ocupar varias posiciones. A pesar de eso, los lanzadores que entran con el juego adulto han recibido castigos de sus rivales y la defensa se ha quemado en varios exámenes.
Ha sido común ver corridos de bases totalmente negligentes por distintos peloteros con el uniforme de rayas. Muchas personas, seguidores, exjugadores como Derek Jeter y Alex Rodríguez, han reclamado que se aplique un régimen de consecuencias por esos descuidos.
¿El resultado? Boone la deja pasar, no saca de la acción al pelotero que yerra por estar en Belén con los pastores y al día siguiente lo premia dejándolo en la alineación. ¿Perdió la autoridad Boone? ¿Hace falta autoridad en la cueva de los Yankees?
Aunque está bajo contrato hasta 2027, habrá que ver el límite de la paciencia del dueño Hal Steinbrenner con él y con Cashman.
Los parroquianos llevan una larga sequía de celebraciones. Su última corona fue en 2009. Sin contar 2025, son 15 temporadas de lamentos, quejas y llantos en todo el Bronx.
Cashman y Boone no han podido festejar un cetro en la era de Aaron Judge, Giancarlo Stanton y Gerrit Cole, entre otros. Vasto talento, nómina elevada, pero el mismo resultado: a llorar para la playa mientras otro goza.
Cuando voces como las de Jeter, el último gran capitán de la novena, ídolo de cientos de miles, un ganador de cinco títulos con esa casaca, cuestionan, el mensaje se siente. Llega porque llega.
Cuidado si Steinbrenner decide hacer cambios en la plana mayor y Jeter entra en cierta capacidad. Y si no es Jeter, tampoco es descabellado pensar que, si los Yankees no clasifican, a Boone y a Cashman les podrían enseñar la puerta de salida. ¿Quién no quisiera ser gerente y/o dirigente de los 27 veces campeones?
Hay una grey con 15 contiendas de amargura y asiento de primera en el concierto de la burla.
O mejoran y ganan o habrá una sacudida.
