lunes, mayo 6, 2024

Pongamos atención a nueva inmigración haitiana que se acoteja más tranquila en las zonas rurales

Lito Santana

¿A quién no le ha pasado que durante su vida no ha visto determinado modelo de carro y de repente negocia o quiere comprar la marca de unos de esos vehículos y en un abrir y cerrar de ojos le pasan por su lado o viniendo de frente, centenares estas unidades de transporte?

Pues así me ha pasado a mí, con un comentario hecho hace unos meses por Osvaldo Santana, en el programa Careo, que se difunde los sábados a la una de la tarde por Cinevisión.

Decía Osvaldo que él había notado una tendencia con la inmigración ilegal de haitianos hacia República Dominicana. Sostenía que tradicionalmente estos extranjeros trataban de llegar al país y establecerse en la Ciudad Capital, la provincia Santo Domingo o la zona turística de Bávaro, donde permanentemente está en expansión la construcción de obras turísticas como hoteles, casinos y otras fuentes de diversión. En Santo Domingo Este crece de manera sostenida la construcción de plazas comerciales, dependencias de universidades, apartamentos para ventas y alquileres y centros dedicados a las actividades nocturnas como modernas discotecas y otros lugares de diversión.

Pero en estos tiempos y con las frecuentes redadas de la Dirección Nacional de Migración contra los ilegales de origen haitiano y la complicada situación de violencia que se vive en Haití, los que atraviesan la frontera se acomodan en los distritos municipales, las secciones, los parajes y en las propiedades donde los acojan como jornaleros, muchas veces sin importar las condiciones laborales.

Después de oír estas reflexiones de Osvaldo y recordar lo que pasa con los vehículos que tenemos en la mira, me fijo de esta presencia de nuestros vecinos y estoy impactado de cómo, tal “matas de verdolagas”, se diseminan por todo el campo dominicano.

La mayor impresión me la llevé en la región Sur, donde por asunto de trabajo institucional visito con frecuencia, al observar que encabezan el moto concho, de las guagüitas anunciadoras, de las ventas de frutas, del servicio doméstico, de las labores agrícolas, en las escuelas primarias, los centros de atención primaria y hasta en las agencias de envíos de dinero, que operan en ciudades medinas de esa zona.

Más delante de ese comentario, Osvaldo refirió en la revista digital pronosticamedia.com, que desde hace mucho República Dominicana opera como un centro de refugiados para los haitianos, a propósito del debate si se abre o no, un espacio con esas características en suelo dominicano, pues por décadas hemos recibido a miles o cientos de miles de ellos en condición de residentes irregulares.

Prestemos atención a esta presencia, ya abrumadora, que se acotejan en nuestras zonas rurales, pues si no se regulan y controla, podríamos tener, con el pasar de los años, una cantidad de ilegales inmanejable, con trágicas consecuencias.

Lito Santana
Lito Santana
Nació en Tamayo. Locutor y periodista. Ha trabajado en distintos medios de comunicación. Aboga por la participación de todos los sectores en la solución de las dificultades por la que atrevieza el País.

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