Por Nelson Marte
Cuando en la noche del 24 de febrero de este año las poderosas tropas rusas invadieron simultáneamente a Ucrania por el Sur, el Norte y el Este, muchos en el mundo pensaron lo que me dijo alguien cercano a mí: Ese no dura mucho en salir huyendo, refiriéndose al presidente Volodomir Zelenski.
El prejuicio se basaba en que antes de ser presidente de su país, Zelenski había sido comediante, uno de los oficios más celebrados, pero entre los menos respetados por todos.
El despiadado bombardeo con misiles, blindados y numerosas y criminales tropas de infantería que llegaban incluso a ocupar a Kiev, la capital, “en unos pocos días” produjo una desbandada de cientos de miles de civiles que huían desesperados a salvar sus vidas.
En medio de la desesperación, confusión y el miedo que embargó a su pueblo en esos primeros momentos de la invasión, emergió la figura regordeta, sencilla, con aspecto de hombre común y de estatura más bien baja, levantando la bandera de la libertad, soberanía de los pueblos y dignidad de toda la humanidad y llamando a su ejército y a su pueblo a defender su derecho a vivir en paz en su tierra.
Luego vendría la discusión sobre potencias mundiales procurando reacomodos geopolíticos y militares, las nebulosas defensas de debates ideológicos de nostálgicos izquierdistas pretendiendo defender regímenes de quienes enarbolando discursos socialistas y revolucionarios se erigieron en oligarcas explotadores y abusadores de sus pueblos, de los que Vladimir Putin es precisamente un repugnante prototipo.
Noche tras noche, Zelenski arengaba a su pueblo y al mundo clamando solidaridad mientras Ucrania resistÍa gracias a la solidaridad mundial.
Una solidaridad que ciertamente se expresaba en ayuda con equipo militar de los países de la OTAN, especialmente de Estados Unidos, pero también con artistas, intelectuales, deportistas y ex militares de todo el mundo que llegaban a Ucrania a integrarse a los distintos espacios de resistencia a la agresión rusa.
Personal médico, de asistencia en emergencias, voluntarios de todo tipo apoyando a las interminables hileras: niños, mujeres y ancianos que huían de las atrocidades de la guerra de Putin, y buscaban refugio donde fuera.
Bajo las montañas de mentiras de Putin, hemos visto a Zelenski liderar la resistencia y las ofensivas de su pueblo contra los invasores, que 10 meses después de su invasión disfrazada de “operación especial”, se han visto obligados a huir ante la bravía de un pueblo y la dignidad y el coraje de un presidente que han enseñado de nuevo al mundo que nadie debe aplastar los derechos de los pueblos a la libertad, la paz y la soberanía.
Viendo a Zelenskyy ovacionado durante varios minutos por el Congreso de Estados Unidos, en un acto encabezado por la vicepresidenta Kamala Harris y la líder Nancy Pelosi, no hay la menor duda de que el ex comediante y digno presidente ucraniano define hoy el espíritu de libertad de toda la humanidad.
Y por eso es que al cerrar 2022 debemos respetarlo sin la menor discusión, el personaje universal del año.
Personaje universal del año
