viernes, julio 26, 2024

No están todos los que son, en el caso del río Masacre

POR SANTO SALVADOR CUEVAS

En torno al conflicto sobre el río Masacre "ni están todos los que son, ni son todos los que están".

Es decir, corre la especulación de una "trama o pacto secreto" entre mandatarios de ambos países, cuyo eje central obra en beneficio de los intereses que tiene en Haití la familia de Hilary y Bill Clinton, quienes controlan la jugosa explotación y saqueo del oro que abunda en toda la franja fonteriza, entre Juana Méndez y Dajabón, para lo que se requiere de aguas abundantes y permanentes, lograble solo con la construcción de un canal que desvíe las aguas del Río Dajabón o Masacre, hacia las minas de oro, controladas por los Clinton en Haití.

Lo que seguimos de cerca los movimientos humanos en torno al canal que se levanta desde Haití para desviar las aguas del Masacre, entre esa multitud humana, hemos visto a ciudadanos normales, pero muy agitados y llenos de pasiones. Es decir, no observamos brigadas armadas, que no sea la visita que hicieron al lugar, agentes policiales de elites haitianas.

Y, sin embargo, el presidente Luis Abinader insiste en liberar al Gobierno que encabeza el ministro Ariel Henry, señalando que son bandas las que obran sobre el canal en construcción y no el gobierno de Haití.

La Policía especializada de Haití se presenta a la frontera bien uniformada, arengan a los que construyen el canal y ante los ojos del mundo, muestran que su gobierno está con ellos, mientras de este lado Luis Abinader insiste que "no es el gobierno de Haití, sino que son bandas armadas".

Lo que pasa, y es lo que se percibe a leguas, tanto el ministro de Haití, Ariel Henry, como el presidente dominicano, Luis Abinader, ambos, bailan al ritmo de la misma canción que tiene letra y música de la familia Clinton.

Quien tiene control del Estado haitiano es el gobierno de ese país, y quien debe preservar el orden y el cumplimiento de los acuerdos internacionales no son las bandas armadas, sino el gobierno de Haití.

Esa postura del gobierno de ser protector y vocero del ministro Ariel Henry es una postura equivocada que deja al país sin un horizonte claro en torno a la lucha diplomática.

Hay que preguntarse, además, y si en verdad son bandas las que desafían los acuerdos bilaterales de ambos países, entonces por qué cerrar la frontera al intercambio comercial de ambas naciones.

¿Desde cuándo las bandas haitianas entran y salen a intercambiar productos en territorio dominicano?

Estamos ante comportamientos inexplicables del gobierno dominicano.

Nosotros no debemos renunciar al derecho que tenemos sobre el canal Masacre, y es deber de las autoridades dominicanas presionar y responsabilizar a las autoridades haitianas de la violación recurrente al pacto de buena vecindad y paz entre las dos naciones, firmado en 1929.

Para reclamar ese derecho no hay que confabularse con los gobernantes haitianos, ni hay que pretender ganar espacio político en República Dominicana, tampoco hay que militarizar la frontera y exhibir un poderío militar que es relativo. Ni hay que sacrificar a los comerciantes de ambos países, cerrando por agua, aire y tierra la frontera Dominico-Haitiana.

Hay que hacer uso de la diplomacia y llevar los foros mundiales a pronunciarse y fijar postura ante quienes violan los acuerdos bilaterales.

Ariel Henry es responsable No.1 de las violaciones que se dan en torno al río Masacre.

Santo Salvador Cuevas
Santo Salvador Cuevas
Quien escribe es militante social de larga data, egresado con honores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) licenciado en Filosofía y Letras, con residencia en el municipio de Tamayo, al Sur del país.

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