Por Antonio Isa Conde
En estos últimos días se ha desatado una ansiedad por acceder a encuestas, con una demanda no satisfecha de medir a quienes tienen aspiraciones congresuales, con foco especial en el Distrito Nacional.
Eso no me preocupa, ya que estoy convencido de que, no obstante saber de antemano que en el próximo Congreso habrá mucha “basura” variopinta, también tendremos una contrapartida de gente buena y valiente, con una visión de futuro.
Jóvenes y menos jóvenes de ambos sexos de todos los partidos. Creo en ellos. El esfuerzo de quienes quieren lo mejor para nuestro país es tratar de unirlos, motivarlos a evitar que el clientelismo se los trague.
Será una pelea difícil, pero hay que echarla. Voy a los buenos; lo demás me tiene sin cuidado.
Desde hace años y en medio de un reflujo mundial no he perdido la esperanza de que tarde o temprano se volteará la tortilla.
Me alienta el haber tenido el privilegio de conocer a muchos de los jóvenes a quienes me he referido. Son pocos aún, pero crecerán.
Probablemente no vea el resultado, aún así, no me quedaré al margen del proceso mientras fuerza tenga.