Para la mayoría de sus visitantes, este balneario tiene enorme poder curativo.
Los testimonios sobre la virtuosidad de estas aguas se conocen por doquier.
Una señora que tenía erupciones en la piel vino, se bañó y se curó.
Otro ciudadano al que no se le quitaba el escozor decidió visitar el lugar y con tres zambullidas fue suficiente para salir sanito.
Se trata de las aguas termales de La Descubierta, en la provincia Independencia, un lugar que recibe cientos y cientos de personas, unas por curiosidad, otras por recomendaciones y muchas por las tantas veces que han oído mencionar este interesante lugar.
Se trata de una fuente natural sólo conocida como La Azufrada, ubicada a tres kilómetros al este del municipio La Descubierta, en la entrada al Parque Nacional Lago Enriquillo.
Su mayor atractivo, además de la calidez de sus aguas, es el intenso olor a cobre y de ahí viene la creencia del poder curativo tras darse un baño.
Su ubicación es tan prodigiosa, que precisamente su desagüe hacia el Lago Enriquillo se convierte en el atracadero para las yolas o botes que navegan hacia la Isla Cabrito, situada a unos siete kilómetros del lugar.
Eso es partiendo al sur, porque hacia el norte te encuentras con un lugar ya convertido en otro gran atractivo, que es “Las Caritas de los Indios”, una especie de museo, visitado por miles de personas cada año.
Y en su entorno puede disfrutar de la presencia de las iguanas rinocerontes que tienen pequeños cuernos (Cyclura cornuta) y Cyclura Ricordi, es una especie de gigante lagarto escamoso.
El desafío está planteado. Dese una vueltecita por “Las Azufradas de La Descubierta” y sumérjase en sus aguas. Podría curar cualquier afección de la piel y hasta mejorar su suerte, dicen quienes la han visitado.