La otra cara de Israel

Por Federico Pinales

Desde que Moisés ayudó a liberar al pueblo de Israel del yugo de Egipto, el mundo había estado siempre del lado de los judíos, desde el punto de vista humano, al margen de las diferencias religiosas y políticas con sus vecinos musulmanes.

Esa solidaridad se acrecentó luego del horroroso holocausto cometido por los alemanes Nazis contra ellos, durante la segunda guerra mundial.

Hasta el exdictador Rafael Leonila Trujillo Molina se solidarizó con ellos abriéndoles las puertas del país, para que entraran los que quisieran y pudieran.

Otros países de América también lo hicieron, especialmente los Estados Unidos, donde se han llegado a convertir en la comunidad extranjera más poderosa e influyente, después de la inglesa, por razones obvias.

El poder de Israel dentro y fuera de los Estados Unidos es tal, que ya no le escucha ni a su amo ni a las Naciones Unidas, para materializar la masacre en contra de hombres, mujeres, niños y ancianos inocentes.

Israel, como cualquier país, tiene derecho a defenderse, pero no en una forma tan desproporcional, asimétrica y cruel, como está vengándose del ataque de Hamas.

Rusia, por ejemplo, también está bombardeando a Ucrania, por razones más graves que las de Israel,

ya que Ucrania estaba matando rusos desde el 2014, en la zona del Donbas, sin que nadie dijera esta boca es mía.

Con esto no me estoy poniendo del lado de Rusia, porque, si rechazo todas las guerras, no debo estar de ningún lado de los conflictos.

Pero además de que esta fue provocada por Ucrania, los ataques de Rusia van dirigidos a objetivos militares, no a la población civil, como lo está haciendo Israel, en forma sádicamente criminal.

Sin embargo, desde que Rusia entró en acción, se encendieron todas las alarmas, se generaron miles de sanciones, bloqueos y han enviado miles de millones en armas de todos los calibres, para seguir matando a militares y a civiles.

Nada de eso ha ocurrido en favor de Palestina, que sólo realizó un ataque mortal contra Israel, y los daños humanos fueron mínimos, con relación a los de Ucrania que fueron más de 10 mil, desde el 2014 hasta que empezó la invasión rusa.

Todos los países europeos miembros de la OTAN se han sumado a ese festival de sanciones, al envío de armas, dinero, mercenarios y ahora soldados. Mientras guardan silencio cómplice sobre lo que está sucediendo en Israel.

Donde hay una especie de exterminio a cielo abierto, con más de  40 mil personas asesinadas.

Más de 70 periodistas muertos, más de 2 millones de desplazados. Soldados haciéndose fotos con barrios enteros destruidos, haciendo amputaciones sin anestesia, además de otros tipos de crueldades, que a cualquier humano les ponen la piel de gallina.

Todos esos horrores han sido denunciados por diputados del Parlamento Español, quienes acusan a Europa de no “levantar su voz de protesta para no lastimar a los Estados Unidos”.

Tanto el respaldo incondicional al genocidio de Israel, como el apoyo a Ucrania, han dejado a los norteamericanos y a los europeos limpiando el piso con su credibilidad internacional,

Sin autoridad moral para acusar a otras naciones de violadoras de los derechos humanos y de llevarlas alegremente a las cortes penales internacionales, por supuestos crímenes de lesa humanidad.

Una vez más queda demostrado su doble discurso hipócrita, inmoral y criminal,  que no tienen respecto por la vida humana, porque a quienes no exterminan a través del hambre y la miseria, los eliminan a fuego limpio, con el uso indiscriminado y abusivo de sus despreciables arsenales mortíferos, fuera del alcance de los ojos de los mal llamados Derechos Humanos, cuyos representantes debían ser encarcelados por cómplices y alcahuetes de los fabricantes de bombas y cohetes, ubicados de Norte a Sur y de Este a Oeste, convertidos en la peor peste.