viernes, abril 26, 2024

La ONU sorda y muda

El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), don António Guterres, se destapó esta semana llamando a "la comunidad internacional" a dar los pasos necesarios para una intervención militar en Haití.

Por fin, Guterres se recordó de que existe en esta parte del Hemisferio Occidental un país sucumbido en la más espantosa miseria al que llaman Haití.

Ese país que comparte con República Dominicana el territorio de la isla de Santo Domingo ha vivido un período prolongado atrapado entre malos gobiernos y bandas salvajes que no son otra cosa que cuerpos paramilitares creados, asesorados y sostenidos por los agentes israelíes y la Central de Inteligencia (CIA) previo a la desocupación de la MINUSTAH y/o fuerzas armadas que durante años ocuparon el territorio.

Esas bandas crearon como fuente de divisas la industria del secuestro, chantaje, el terror y el crimen. Dominicanos, canadienses, estadounidenses, fueron víctimas de secuestro de dichas bandas, pero con las mismas y sus fechorías que se prolongaron en el tiempo y que se dividieron entre sí, pedazo a pedazo, el control del territorio de Haití, y, como dichas bandas asesinas no constituían peligro alguno para los intereses del gran capital nativo y extranjero, entonces para el señor Guterres, manda más de la ONU, lo que pasaba en Haití le era ajeno a su interés general. Antonio Guterres guardó silencio y se hizo cómplice del drama.

El mundo debe saber la verdad, saber por qué la ONU se desinteresó de la suerte de Haití, el control y terror de las bandas asesinas. Ya lo dije, su silencio cómplice se debió a que ese terror respondía a lo que indicaba el librito. Las bandas no nacieron de manera espontánea, sino que fueron el fruto de un plan imperialista y Guterres lo sabe más que nadie.

Si ahora el secretario general de la ONU se alarma y echa el grito al cielo es solo porque sabe que en la actualidad la lucha social que estremece el país está bajo control de las organizaciones populares que demandan rebaja en los costos de los combustibles y los alimentos, y reclaman en las calles la renuncia del primer ministro.
Entonces, eso sí preocupa a Guterres. Ahora ve en peligro los intereses del gran capital nativo y extranjero. Y plantea intervenir militarmente en Haití para tomar el control de la situación y al precio que sea garantizar la continuidad en el poder del Gobierno títere.

Guterres se coloca de espalda al espíritu de la Carta de las Naciones Unidas, que establece la no injerencia y el derecho a la autodeterminación de los pueblos.

La salida al problema haitiano es un asunto único de los haitianos.

Santo Salvador Cuevas
Santo Salvador Cuevas
Quien escribe es militante social de larga data, egresado con honores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) licenciado en Filosofía y Letras, con residencia en el municipio de Tamayo, al Sur del país.

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