Lito Santana
“Cuando usted se está ahogando, hasta de un cayuco se agarra”, es una sabiduría popular que se aplica a los momentos desesperantes, que te llegan en la vida y que las opciones son más escazas que las “muelas de gallina”.
Esa parece ser la situación del pueblo haitiano, que durante épocas no ha podido establecer un régimen de sosiego para toda su población.
Su desesperanza aumentó al mil por mil, con el asesinato de su presidente presidente Jovenel Moïse, en un hecho no aclarecido por completo, pero que tiene todos los componentes de una conspiración, desde sus adversarios internos, sus opositores políticos, el narcotráfico, las bandas delincuenciales y hasta sectores radicados en Estados Unidos.
Ahora, cuando apenas le quedan miligramos de aire para respirar, con el agua al cuello, aparece Kenia, un país en la África lejana, que pretende darle una mano, en otro reintento para esa nación, que no quiere morir ahogada. Y como ha de suponerse para el Gobierno actual, esa es “una misa de salud”.
Cuando este gesto debió ser criticado o repudiado por un gobierno, que será despojado de gran parte de su soberanía, el de Haití, lo ha visto como su tabla de salvación.
En un comunicado de prensa se reseña que el ministro de Asuntos Exteriores de Haití, Jean Victor Généus, declaró haber recibido con gran interés la propuesta keniana, que confirma "la voluntad de este país hermano de brindar un apoyo efectivo a las fuerzas del orden haitianas […] e incluso de considerar la posibilidad de asumir el liderazgo de una fuerza multinacional, una vez que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dé su aprobación. "Haití aprecia plenamente esta demostración de solidaridad africana".
Dijo más todavía: En las próximas semanas, el país estará "encantado" de recibir la misión de evaluación que Kenia se propone enviar. El objetivo será obtener información para orientar el mandato de la fuerza multinacional.
Si todo ocurriera como está diseñado, Kenia lideraría una fuerza multinacional en Haití y desplegará 1,000 policías "para ayudar a formar y asistir a la policía haitiana en el restablecimiento de la normalidad en el país y proteger las instalaciones estratégicas".
Lo más simpático de todo esto es la reacción de los países que más se preocupan por la situación haitiana, que tan pronto surgió esta propuesta, como expertos lectores de partituras, se pusieron a tono para que esta se lleve a cabo, sobre todo los gobiernos de República Dominicana y de Estados Unidos.
Como desde hace tiempo Estados Unidos, Canadá y Francia evadían una responsabilidad de intervención militar o policial directa en Haití, este ofrecimiento de Kenia, que no se sabía de su atención hacia Haití, ni siquiera relaciones diplomáticas tiene con esta nación, se proyecta como una carta bajo de la manga de estas naciones, que ahora sí pueden reforzar esta acción de un tercer país.
Su gesto recuerda aquella forma que diseñaron a través de la Organización de Estados Americanos (OEA) para invadir a República Dominicana en 1965 bajo la bandera de una Fuerza Interamericana de Paz, en la que sólo Estados Unidos aportó 42 mil marines.
Kenia en el mundo
La capital de Kenia, Nairobi, es una ciudad de gran importancia comercial en África. La economía de Kenia es además la del mayor producto interno bruto de la región Este y Central de África. El país ha sido productor tradicional de té y café, y más recientemente se ha dedicado a la exportación de flor cortada a Europa. Cada vez más Kenia se está dedicando a la industria de las telecomunicaciones. Kenia es también una potencia mundial en el deporte, dando los mejores atletas como el campeón Paul Tergat y más recientemente David Rudisha. (Tomado de Wikipedia).
