Por Melton Pineda
Antes de la muerte de César Suero (El Gago) por parte de un escuadrón de la Policía, encabezado por el capitán Ángel Almonte, nos reunimos en la casa de la suegra del periodista de Noti Tiempo de Radio Comercial, Luis López Méndez (Guí), que era esposo de Mami, quien militaba en el Movimiento Popular Dominicano (MPD) en Barahona.
Esa reunión se produjo en la calle 30 de Mayo esquina Las Carreras, y luego de las negociaciones y los acuerdos de entrega de las armas, se decidió esconder a El Gago en un lugar seguro, que resultó inseguro.
La Línea Roja del 14 de Junio nos encargó de reunirnos con El Gago, de quien nos informaron fue a la vivienda acompañado del señor Dendén y otras personas para que les entregaran las armas escondidas.
Esas armas fueron llevadas a Barahona en un vehículo de una productora de café molido y que serían usadas en la conspiración de l970, a raíz del Golpe de Estado contra Balaguer, organizado por la izquierda, La Unión Nacional de Choferes Sindicalizados (UNACHOSIN), encabezada por Maximiliano Gómez (El Moreno) y partidos de la oposición y exmilitares.
Ese plan fracasó porque fue delatado.
Cada uno se fue a su escondite a las 10:30 de la noche para reunirnos al otro día, a las 7 de la mañana, para cumplir con lo acordado.
En horas de la madrugada, a eso de las 4:00, a.m. sentimos unos disparos al otro lado de la calle donde estábamos. Aunque nos escondíamos a solo una cuadra donde escondieron a El Gago, creíamos que esos disparos eran contra nosotros.
Desperté a mi hermano Frank Pineda y a su esposa Cristobalina Sánchez con la ropa puesta y el arma en las manos. Intentábamos salir por la parte trasera. Estábamos confundidos sobre a quién disparaban los agentes policiales en las proximidades.
Los disparos, que luego se intensificaron, eran contra la vivienda donde habían escondido a El Gago.
Resulta que Mami, la esposa del periodista López Méndez, dispuso que El Gago pernoctara esa noche en la casa de una persona solo identificada como Chamaco Ramírez, El Pescador, hermano de Chambelay, que era del MPD.
Dicen que El Pescador dejó a El Gago durmiendo en la habitación y fue a la policía y denunció su presencia en esa habitación.
Inmediatamente, la uniformada rodeó la vivienda y la emprendieron a tiros y ráfagas de ametralladoras.
Vecinos del lugar afirman que El Gago, hombre extremadamente valiente, disparaba con su pistola calibre 45 y logró herir, pero levemente, al capitán Almonte, quien cayó largo a largo en la calle Matos Falé.
Posteriormente se dijo que un disparo le cortó la respiración y se escuchó decir a un miembro de la patrulla que mataron al comandante Almonte.
La casa lucía con más de doscientos disparos en los techos de madera y en la puerta. Luego, agentes del Servicio Secreto de la Policía sacaron el cadáver de César Suero (El Gago) como un trofeo de guerra.
Dicen que a El Gago se le acusaba de la ejecución de varios confidentes de la Policía Nacional, junto a otros miembros de los Comandos Revolucionarios Clandestinos, (CRC) del MPD.
La valentía de El Gago llegaba a tal punto, en plena represión de los 12 años del gobierno de Joaquín Balaguer, que este joven tenía varios meses que no veía a su madre, que vivía en La Ciénaga, en el Distrito Nacional, y decidió a visitarla.
Para esta visita, El Gago se hizo acompañar de una ametralladora Cristóbal con la culata recortada. Como su madre vivía al lado del destacamento policial, este se posesionó frente al cuartel policial, al lado de la playa, e hizo varias ráfagas de ametralladora. Los agentes de la Policía huyeron del cuartel y dejaron las armas. El Gago fue, abrazó a su madre, a quien le atacaron los nervios, la besó y se marchó hacia Barahona.
Este hecho lo narró el propio autor, quien era nuestro amigo y protector.
Así era la vida de este joven que, aunque no tenía formación académica, lucía una disposición y un valor incomparable.
A raíz de la muerte de El Gago, tuvimos que intervenir ante el Comando Revolucionario Clandestino (CRC), del MPD, cuyos miembros interrogaban Chambelay, supuestamente para fusilarlo. Pero se trataba de un pobre hombre que vivía de la pesca, hermano de Chamaco Ramírez, El Pescador, pero ellos lo acusaban de llevar a El Gago donde su hermano, pese a que sabía que éste era confidente de la Policía.
Fuimos al lugar donde se “interrogaba” a Chambelay. Explicamos la realidad de la situación y todo quedó aclarado. Chambelay se libró de un “juicio sumario” que pudo haber terminado con su vida.