Jimmy Carter, expresidente de Estados Unidos y ganador del Premio Nobel de la Paz, falleció este domingo a los 100 años. Carter, quien asumió la presidencia en 1976, murió en su hogar en Plains, Georgia, donde se encontraba bajo cuidados paliativos desde 2023 tras decidir no continuar con tratamientos médicos para un agresivo cáncer de piel tipo melanoma que se había extendido al hígado y cerebro.
Su hijo, Chip Carter, confirmó la noticia sin proporcionar mayores detalles, según informó The Washington Post.
Un legado de paz y servicio
Jimmy Carter, el 39º presidente de Estados Unidos, fue reconocido no solo por su liderazgo político, sino también por su labor en derechos humanos y diplomacia internacional, que le valieron el Nobel de la Paz en 2002. Su hijo lo describió como “un héroe, no solo para mí, sino para todos los que creen en la paz, los derechos humanos y el amor desinteresado”.
Carter dedicó su vida después de la presidencia a iniciativas humanitarias a través del Centro Carter, que su familia ha solicitado que se honre mediante donaciones en lugar de flores.
Homenajes y honras fúnebres
El presidente Joe Biden proclamó el 9 de enero como Día Nacional de Luto en todo el país y anunció un funeral de Estado para el expresidente en Washington D.C. Ese día, la nación rendirá homenaje a su memoria, mientras que la bandera ondeará a media asta en la Casa Blanca y edificios públicos.
Las ceremonias públicas se realizarán en Atlanta y Washington, seguidas de un entierro privado en Georgia. Los detalles finales sobre el funeral y la caravana fúnebre están en proceso de planificación.
A Carter le sobreviven sus cuatro hijos, Jack, Chip, Jeff y Amy; 11 nietos y 14 bisnietos. Su esposa, Rosalynn Carter, falleció hace un año.
Últimos días
En sus últimos meses, Carter permaneció en su hogar en Plains, donde recibió cuidados rodeado de su familia. En noviembre de 2023, a pesar de su delicado estado, ejerció su derecho al voto, un acto que reflejó su compromiso con la democracia hasta el final.
La partida de Jimmy Carter marca el cierre de un capítulo en la historia de Estados Unidos, dejando un legado imborrable de integridad, servicio público y defensa de los derechos humanos.
