viernes, julio 26, 2024

En la nueva configuración de la geopolítica global, ¿una guerra que arrastre a EE. UU. y China?

Por Osvaldo Santana

¿Estará Estados Unidos interesado en propiciar, inducir, provocar o impulsar la agudización de las contradicciones en el estrecho de Taiwán, que conduzca a una confrontación abierta entre China Popular y la isla rebelde?
Si se asume que Estados Unidos es el paladín de la paz y la libertad en el mundo, la respuesta podría resultar negativa. Sin embargo, si se revisa su desempeño como protagonista de intervenciones desde América Latina, Medio Oriente, Asia y el sudeste de ese mismo continente, o presionando a países para obtener ventajas económicas o ensanchar su dominio, entonces podría surgir una respuesta afirmativa.

Y si Estados Unidos ha abonado su política de respeto al principio de una sola China, ¿por qué tendría ahora que alentar un conflicto en esa región, particularmente, en el estrecho de Taiwán?

La causa podría estar relacionada con el papel desempeñado por China tras la apertura, y especialmente después de su adhesión a la globalización, liderada precisamente por Estados Unidos, y que se fundamentó en el libre comercio y la reducción de las barreras arancelarias.

Todo iba bien hasta que cobró impulso el plan de China de la “Franja y Ruta de la Seda”, mediante el cual invoca la antigua Ruta de la Seda para potenciar los vínculos con el mundo, a través de la creación de dos grandes rutas comerciales, una terrestre y otra marítima.

Ese plan obedecía al extraordinario crecimiento económico chino, con dígitos hasta de dos cifras desde los años 80, con progresos impresionantes en tecnología, ciencias del espacio, nuevas fuentes energéticas, inteligencia artificial y robótica, mientras Estados Unidos dormía, hasta que despertó con cierta paranoia durante la administración del presidente Donald Trump, quien comenzó con la imposición de barreras arancelarias para bloquear las importaciones chinas.
Las barreras fueron impuestas al país que en 1979 fue declarado por una resolución del Congreso de Estados Unidos “nación más favorecida”, mediante la cual le otorgaba ventajas que habían sido negadas sistemáticamente a la Unión Soviética. Fue aprobada por 294 votos con 88 en contra en la Cámara de Representantes, y por 74 a ocho en el Senado.
La medida obedecía al propósito de estimular una competencia de ésta con Rusia. Un juego que no arrojó los resultados deseados. China aprovechó la oportunidad, construyó su propio camino, evitó confrontar a Rusia, con la cual sostiene ahora una alianza estratégica, y se centró en desarrollar el mercado interno, la expansión de su comercio exterior en el marco de la globalización y amplió a lo profundo sus relaciones comerciales con los propios Estados Unidos. En medio de las tensiones actuales, el canciller chino Qin Gang, declaró que no está en discusión una alianza estratégica con Rusia y dijo textualmente: “Con China y Rusia trabajando juntas, el equilibrio estratégico global estará mejor garantizado”.
¿Qué pasa ahora?
La administración Trump concluyó que China había ido demasiado lejos, y el presidente Biden, que dudó de alguna manera el sentido de la imposición de las barreras comerciales a China, en principio sostuvo que la cuestión no es confrontar a esa nación, sino competir en comercio, en desarrollo tecnológico, y hacer lo que siempre su país ha hecho: crecer y liderar la economía y el comercio mundial.
Pero hay nuevas realidades que sugieren que se consideran otras directivas. Hay que detener a China, parece ser la conclusión. Y la pregunta sería: ¿cómo? La respuesta podría ser encontrada precisamente en el corazón de Europa, donde Estados Unidos libra una guerra tercerizada, la alienta, la financia y la prolonga en nombre de la libre determinación de pueblos y naciones, un principio de las Naciones Unidas que en múltiples ocasiones se ha llevado de encuentro, lo mismo que sus socios, todos antiguos colonialistas en África, América Latina, Australia y Asia.
Otro frente de guerra para distraer a China de sus ambiciosos planes no caería mal. Se podría intentar alentar la independencia de Taiwán, lo que provocaría un conflicto, lo que podría impactar el acelerado crecimiento chino. Como referente está precisamente la guerra en Ucrania, donde Rusia mordió el anzuelo tras el incumplimiento de los acuerdos de Minsk, Bielorrusia, en 2014. Mediante ese acuerdo se buscaba un compromiso de Ucrania de respetar a la población ruso-parlante, la neutralidad del territorio y la renuncia a la militarización.
Tambores de guerra en Asia
Los anuncios, discursos y acciones provenientes de Estados Unidos que alientan la tensión entre las China y Taiwán, podrían considerarse como vías justificadoras tendentes a un peligroso desenlace. Desde antes de la visita de Nancy Pelosi y otros legisladores, los vuelos de aviones de guerra chinos posteriores, y la recurrente presencia de funcionarios norteamericanos de menor jerarquía, el anuncio de venta de armas a la isla considerada rebelde por Pekín, más las declaraciones del presidente Biden, de que su nación actuará si se produjera un conflicto, son indicadores de las amenazas que se ciernen en la zona.
Una cadena de declaraciones son más que sugerentes aún. Desde antes de que se desataran los demonios con el famoso globo chino en territorio norteamericano, se había articulado un discurso hostil a China, incluso, acusándola de planear el envío de armas a Rusia para utilizarlas contra Ucrania. Hasta Tick Tok ha sido señalada como una amenaza a la seguridad de EE. UU. Canadá ya la prohibió en su territorio. El miércoles 8 de marzo, el director del FBI, Cristopher Wray, al intervenir ante el Comité de Inteligencia del Senado dijo que el Gobierno chino puede usar la red de videos cortos TikTok para controlar los datos personales y difundir sus narrativas entre la sociedad estadounidense. También el senador Marco Rubio acusó a TikTok de llevar a cabo una campaña psicológica contra menores de edad en EE. UU., mientras que en China la red propaga valores positivos.

El martes 7 de marzo, la Casa Blanca dio la bienvenida a un proyecto de ley que permitiría a EE. UU. prohibir TikTok en todo el territorio nacional. Asimismo, en diciembre pasado, el Senado estadounidense aprobó a unanimidad una ley que prohíbe el uso de TikTok en todos los dispositivos electrónicos gubernamentales del país.
China y armas para Rusia
El director de la CIA, William Burns, y el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, en unas entrevistas televisivas retransmitidas el domingo 5 de marzo dijeron que tienen pruebas de que China evalúa enviar armas a Rusia para la guerra en Ucrania, pero que Pekín aún no ha tomado una decisión final y tampoco ha efectuado ninguna transferencia de armamento.
El virus chino
Asimismo, fue revivida la versión de Trump, ahora por el Departamento de Energía de Estados Unidos, que coincidió con otros organismos federales como el FBI, y afirmó que la Covid-19 "muy probablemente" se originó por una fuga en un laboratorio chino, según una publicación del domingo 5 de marzo del diario The Wall Street Journal.
Reaparece Pompeo
El exsecretario de Estado estadounidense Mike Pompeo se pronunció el 26 de enero y dijo que está al tanto de los planes de Washington de aumentar el número de tropas que su país estacionadas en Taiwán. "Enviar más tropas a Taiwán es un comienzo. Ahora, debemos hacer lo correcto y reconocer a Taiwán como una nación libre y soberana", según su cuenta de Twitter.
The Wall Street Journal también divulgó que EE. UU. planea cuadriplicar o incluso sextuplicar el número de efectivos militares en Taiwán, en lo que sería una ampliación del programa de entrenamiento de tropas taiwanesas, en medio de las crecientes tensiones con China.

Un avión de EE. UU. en cielo de Taiwán

La Armada de EE. UU. anunció el pasado 27 de febrero que uno de sus aviones transitó por el estrecho de Taiwán. Es parte de la 7ma. flota. Se trata de "un P-8A Poseidón. Según el comunicado, el "el tránsito del avión por el estrecho de Taiwán demuestra el compromiso de EE. UU. con un Indo-Pacífico libre y abierto". Asimismo, los militares norteamericanos subrayaron que "EE. UU. continuará volando, navegando y operando en cualquier lugar que lo permita el derecho internacional, incluido el estrecho de Taiwán".
El principal desafío
También, el pasado miércoles 8 de marzo, fue divulgado el informe de Evaluación Anual de Amenazas compilado por oficina de la directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos. Sostiene que Pekín busca "promover una alternativa liderada por China en los foros y marcos internacionales de desarrollo y seguridad, a menudo dominados por Estados Unidos y Occidente".
Y en tal virtud, la comunidad de Inteligencia de EE. UU. considera que China es el principal desafío para Estados Unidos. El informe dice textualmente: "La República Popular China, que desafía cada vez más a Estados Unidos económica, tecnológica, política y militarmente en todo el mundo, sigue siendo nuestra prioridad sin precedentes".
La directora de Inteligencia Nacional Estadounidense, Avril Haines, reconoció en su informe, según la agencia Reuters, que el gigante asiático juega un papel “central para las cadenas de suministro globales" cuando se trata de semiconductores, minerales de tierras raras, baterías, paneles solares y productos farmacéuticos. Este contexto "podría representar un riesgo significativo" para las economías occidentales, en caso de que China sea "capaz de aprovechar hábilmente su dominio para obtener ganancias políticas o económicas".
Rusia y el informe

Los servicios de Inteligencia estadounidenses consideran en el mismo informe a Rusia como un "gran e impredecible" desafío para los próximos 10 años. Si bien señalan que Moscú no busca un conflicto directo con Occidente, no descartan el riesgo de una escalada de tensiones a raíz de la prolongación del conflicto en Ucrania.

El informe plantea que la operación militar especial rusa en Ucrania "es un evento tectónico que está reconfigurando la relación de Rusia con Occidente y con China. La escalada del conflicto (en Ucrania) hacia una confrontación militar entre Rusia y Occidente conlleva un riesgo mayor, como no ha sido enfrentado por el mundo”.
China reacciona
Tras el sobrevuelo del avión norteamericano el 27 de Febrero, China acusó a EE. UU. de "poner en peligro" la paz y la estabilidad en la región. "Las acciones de la parte estadounidense interfirieron y perturbaron deliberadamente la situación regional y pusieron en peligro la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán. Nos oponemos firmemente", declaró en un comunicado el Mando del Teatro Oriental del Ejército Popular de Liberación de China.
Una versión Asia-Pacífico de la OTAN
"La estrategia indo pacífica de EE. UU., aunque alardea de libertad y apertura, en realidad está astillando grupos cerrados, círculos exclusivos, con el pretexto de proteger la seguridad regional, en realidad está provocando la confrontación, planeando organizar una versión Asia-Pacífico de la OTAN", dijo el canciller chino Qin.
El diplomático subrayó que el propósito de la estrategia indo-pacífica es contener a China, lo que está "condenado al fracaso". La región Asia-Pacífico debe ser un escenario para la cooperación en la que todos salgan ganando, no un tablero de ajedrez para la confrontación geopolítica.

El martes 7 de este mes, el Ministerio de Asuntos Exteriores de China divulgó el documento “Iniciativa de Seguridad Global de Pekín”, en el que se describen los 6 principios para lograr la estabilidad en la arena internacional.

En ese texto, la Cancillería china indica que "la comunidad se enfrenta a riesgos y desafíos múltiples raramente vistos antes", sin embargo, destaca que "mantener la paz y la seguridad global, y promover el desarrollo y la prosperidad deben ser el objetivo común de todos los países".

Recientemente, China abogó por el inicio de negociaciones entre Rusia y Ucrania y se ofreció como mediadora. Mediante un comunicado de 12 puntos, aboga por el respeto a todas las preocupaciones legítimas de las partes implicadas en materia de seguridad. Ante la propuesta china de negociar la paz en Ucrania, el presidente Biden adelantó que “si Putin la elogia”, como efectivamente ocurrió, “¿cómo puede ser buena?

Canciller chino advierte
El ministro de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang, culpó a Estados Unidos de aumentar las tensiones entre Washington y Pekín y afirmó que si la Casa Blanca no cambia de rumbo habrá "conflicto y confrontación".
"La percepción y las opiniones de EE. UU. sobre China están gravemente distorsionadas. Considera a China como su principal rival y el desafío geopolítico más importante (…) el resultado es que la política de EE. UU. sobre China se ha desviado por completo de la vía racional y sensata". Habló el pasado 7 de marzo, durante una conferencia de prensa celebrada en el marco de la primera sesión de la XIV Asamblea Popular Nacional en Pekín.

Afirmó que desde Washington han declarado que se establecen barreras para las relaciones con China, que no buscan el conflicto, pero lo que esto significa en la práctica es que se supone que China no debe responder con palabras o acciones cuando se la calumnia o ataca. "Eso es imposible", resaltó Qin. "Si EE. UU. no pisa el freno y sigue acelerando por el camino equivocado, no habrá barrera que pueda evitar el descarrilamiento, y seguramente habrá conflicto y confrontación".

El impacto de un conflicto directo
Un frente de guerra que involucre el estrecho de Taiwán sería una distracción para los planes de crecimiento de China en el más amplio sentido. Y obviamente, amenazaría el proyecto de la Ruta y la Seda.
Desde el punto de vista de Estados Unidos, podría constituir una acción orientada a detener lo que parecería nueva configuración del mundo, con la creciente presencia de China en la escena internacional.
Un conflicto en el estrecho de Taiwán podría elevar el nivel de conflictividad ya latente por el reclamo de Pekín de los territorios del mar de China, reclamo que rechazan Filipinas, Japón y Estados Unidos, con bases militares en la zona desde la Segunda Guerra Mundial.
¿Un choque directo entre EE. UU. y China?
Asimismo, un potencial choque entre China y Taiwán se limitaría a sus territorios, sería una nueva guerra regional, algo distante del territorio continental de Estados Unidos, que haría lo mismo que hace en Ucrania.
Es poco probable entonces que Estados Unidos enfrente directamente a China, nación con la cual tiene intereses fundamentales relacionados con la interdependencia financiera y de mercados.
De todas formas, la humanidad observa un juego peligroso que esencialmente parece promovido por los acompañantes del presidente Biden.
En una perspectiva de más hondo alcance, un conflicto en esa zona podría estar también relacionado a la necesidad de Estados Unidos de revertir la tendencia a limitar su influencia desde Centroeuropa y el Reino Unido, hasta Canadá, con el arrastre de aliados de Asia como Japón, Filipinas y Corea del Sur y allá, muy abajo, Indonesia y Australia. De hecho, ya existe una alianza formal entre Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia.
En efecto, el pasado lunes 13 se efectuó una reunión en San Diego, California, donde dirigentes de Estados Unidos, Reino Unido y Australia hicieron importantes anuncios sobre cooperación militar, inclusive un acuerdo para vender al último país al menos tres submarinos nucleares “para proteger la paz y la estabilidad" en la región de Asia-Pacífico frente a una China en ascenso, reforzando así el poder occidental en dicho espacio, decróla Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de EE. UU.
De inmediato, Mao Ning, canciller de China declaró: "Esta cooperación trilateral constituye un grave riesgo de proliferación nuclear, impulsa la carrera armamentista y daña la paz y la estabilidad en Asia-Pacífico…Instamos a EE. UU., Reino Unido y Australia a que abandonen la mentalidad de la Guerra Fría".

Con la guerra en Ucrania y el involucramiento de Europa Occidental, Gran Bretaña y Estados Unidos, se han endurecido los vínculos entre China y Corea del Norte, la Federación Rusa, la India, y los potenciales aliados del oriente cercano, como Irán, hasta la proximidad de la frontera euroasiática por Turquía.
Quedarían en un rol de no alineados los pueblos de África y América Latina, que tendrían la oportunidad de aprovechar el nuevo panorama mundial, en el que se conformarían dos nuevos bloques políticos y económicos bajo amenaza de confrontación.

EL PLAN DE LA FRANJA Y LA RUTA DE LA SEDA

El Plan de la Ruta y la Seda de China, está planteado para vincular al gigante asiático con el corazón de Europa, a través Kazajistán, Turkmenistán, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán, Rusia y Europa hasta llegar a Madrid o París, y otro ramal de trenes pasaría por Pakistán o Afganistán e Irán, para llegar a Turquía, sea por líneas existentes o nuevas financiadas por China. Obviamente, las rutas hacia África y América Latina están trazadas a través de los océanos. El ambicioso Plan implica un acercamiento al 70% de la población global, bajo el liderazgo del presidente Xi Jin Ping.

De hecho, un importante número de países, especialmente de Asia, África y América Latina, han entrado a la que sería una nueva relación con el mundo, pues no se trata de una ruta idílica, sino de búsqueda de intercambio comercial, oportunidades de negocios bajo el principio de ganar-ganar, que implica inversiones y financiamiento chino desde una perspectiva claramente diferenciada de las políticas de “ayudas para el progreso” pautada desde Washington en el siglo pasado. Hasta antes de la guerra en Ucrania más de 140 países se habían adherido al Plan, ellos europeos, asiáticos, africanos, latinoamericanos y caribeños.

Pero ese plan fue formulado en tiempos de paz, ahora suenan los tambores de la guerra.

CHINA MEDIA EN ACUERDO

El Ministerio de Exteriores chino comentó el sábado 11 de marzo las recientes negociaciones entre Irán y Arabia Saudita, después de las cuales ambos países suscribieron un acuerdo para reanudar sus relaciones diplomáticas, rotas desde el 2016.

"China, Arabia Saudita e Irán llegaron a un acuerdo y emitieron la Declaración Trilateral Conjunta. Arabia Saudita e Irán acordaron cumplir con los objetivos y principios de la Carta de la ONU, resolver los desacuerdos entre sí mediante diálogo y diplomacia, respetar la soberanía de los Estados y no interferir en los asuntos internos de los Estados. Acordaron reanudar las relaciones diplomáticas y cooperar en varios ámbitos", reza el comentario. Agregó que Teherán y Riad agradecieron a Pekín su intermediación en las negociaciones.

Además, la Cancillería china subrayó que Pekín "no persigue ningún interés egoísta en Oriente Medio". "Respetamos el estatus de los países de Oriente Medio como los dueños de esta región y nos oponemos a la competencia geopolítica en Oriente Medio. China no tiene intención y no buscará llenar el llamado 'vacío' o establecer bloques excluyentes", destacó, añadiendo que el gigante asiático "será un promotor de seguridad y estabilidad, un socio para el desarrollo y la prosperidad y un defensor del desarrollo de Oriente Medio a través de la solidaridad".

Osvaldo Santana
Osvaldo Santana
Osvaldo Santana es periodista.

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