Por Melton Pineda
A 52 años del fusilamiento del coronel Francisco Alberto Caamaño Deño, (Román), que era el seudónimo que usaba el líder guerrillero, en las lomas de Alto Bandera, San José de Ocoa, aun no se sabe dónde fueron a parar sus restos.
En corrillos políticos de oposición corrió la versión de la decisión de incinerar los restos de Caamaño fue una instrucción desde el Palacio Nacional, porque Joaquín Balaguer había comentado que “aquí no hay cárcel para un preso de esa naturaleza”.
Debo informar lo que, en presencia de un grupo de directivos y periodistas del Círculo de Cronistas Políticos, en el apartamento de Leo Hernández (fallecido), el ex secretario de las Fuerzas Armadas Almirante Ramon Emilio Jiménez Reyes (también fallecido), nos dijo que “los restos del coronel Caamaño se ordenó su incineración y las cenizas fueron esparcidas en las montañas de Nizao, donde cayó en combate”.
Testigos de estas revelaciones fueron los periodistas Máximo Diaz, (fallecido) Ricardo Rojas León, Leo Hernández, Miguel Liberato, Abigail Peña, Nelson Encarnación, Melton Pineda y Leandro Cepeda (fallecido), entre otros.
Las informaciones aún más creíbles son las de un grupo de periodistas y fotógrafos que cubrían la fuente del Palacio Nacional, encabezados por Antonio García Valoy del Listín Diario, Moisés Iturbide y el fotógrafo José Morillo de El Nacional, quienes, por instrucciones del Presidente Joaquín Balaguer, fueron autorizadosma tomar fotografías del cadáver de Caamaño y dos de sus compañeros.
En principio las autoridades dominicanas se confundieron con el nombre de uno de los guerrilleros y mencionaron con a Wellington Ascanio Peterson, quien no vino con los guerrilleros, aunque tenía vínculos con ellos.
Posteriormente, esos periodistas bajaron de las montañas de Ocoa sin saber el destino de los restos del líder de la Revolución Constitucionalista de abril de 1965.
Se recuerda que el profesor universitario y ex militar, doctor Jesús de la Rosa, puso en dudas que los restos encontrados en Alto Bandera, Ocoa, pertenecieran al coronel Caamaño.
Posteriormente el Presidente de la Comisión de Efemérides Patria Juan Daniel Balcácer, dio que “si existe una polémica en torno a la autenticidad o no de los restos mortales del
coronel Caamaño, lo más conveniente es como sugiere el profesor de Jesús de la Rosa, se haga un análisis de Ácido Desoxirribonucleico (ADN), procedimiento científico que una vez y por todas despejaría todas dudas”.
En honor a la verdad, hay que admitir, y es una interpretación nuestra, que la sangre del coronel Caamaño bañó de arriba abajo a muchos dirigentes políticos, encabezados por el profesor Juan Bosch.
Recuerdo que en la época, a raíz de saberse de la “caída en combate” el coronel de abril junto a otros siete compañeros de guerrilla, el profesor Juan Bosch, generó una desinformación cuando dijo primero que el guerrillero Toribio Peña Jáquez, no era tal, sino que era un doble agente.
Y posteriormente, luego de que las autoridades presentaron las fotografías del coronel Caamaño con un disparo en la frente, el líder político dijo que ese no era el cadáver del héroe de Abril y que se trataba de un dirigente de la Unión Nacional de Choferes Sindicalizados Independientes (UNACHOSIN) que le apodaban Caamañito.
La guerrilla de Playa Caracoles que encabezó el coronel Caamaño, estaba integrada por Claudio Caamaño, su sobrino; Ramón Euclides Holguín Mate (Braulio), el ingeniero Hamlet Hermann Pérez (Freddy), Mario Nelson Galán (Juan) y Giordano Lalane José.
Se recuerda que Toribio Peña Jáquez se quedó en la embarcación Black Jack en el que llegaron los guerrilleros por Playa Caracoles, del Municipio Las Charcas de Azua.
Este no dio alcance a sus compañeros, y pernoctó debajo de un puente en la recta de Azua, hasta que esclareciera el día y posteriormente, detuvo un vehículo que ocupaban unos misioneros, los abordó, y ese vehículo lo trajo a la calle Las Carreras de Ciudad Nueva, donde le concedió una entrevista exclusiva al periodista Gregorio García Castro, que fue reseñada en el periódico Ultima Hora, confirmando la presencia del coronel Caamaño en las lomas de San José de Ocoa.
Recuerdo estos detalles por nuestros vínculos con la línea Roja del 14 de Junio, que fue la única organización de izquierda de entonces que hizo intentos de concientizar a la
población que el líder militar estaba en las montañas de San José de Ocoa liderando un grupo reducido de guerrilleros.
Esto así, porque las diferencias ideológicas con el Partido Comunista Dominicano (PCD), lidereado por Narciso Isa Conde, en pleno desarrollo de los combates en las lomas de Ocoa, denunció “que la izquierda pretendía que el gobierno concentrara sus fuerzas en las lomas de Ocoa para dejar la capital y tomar las calles”. Mas o menos.
Esta denuncia del PCD obligó al presidente Joaquín Balaguer a designar como Jefe de Operaciones, al contraalmirante, Ramón Montes Arache, y al coronel Héctor Lachapelle Díaz.
El colega Miguel Franjul, director del Listín Diario, en su libro “Bosch, noventa días de clandestinidad”, escrito en 1998, que ese denominado “Plan Águila Feliz”, era para asesinar al Presidente Joaquín Balaguer.