viernes, abril 19, 2024

El hombre mediocre

Por SANTO SALVADOR CUEVAS

Hace 109 años que el sociólogo y médico italo-argentino, José Ingenieros, identificara entre la naturaleza a 3 tipos de hombres:

  1. El hombre mediocre;
  2. El hombre inferior; y
  3. El hombre idealista.

Esas definiciones o descripciones José Ingenieros las plasmó en un libro que publicó en 1913 y que hasta el día de hoy continúan latentes y con toda su vigencia y razón.

Me inclino por abordar con José Ingenieros, la naturaleza del hombre mediocre.

El hombre mediocre, según José Ingenieros, es aquél "incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar; de ahí que se vuelve sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelve parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente. El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección; solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no llega a aprender amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Los mediocres no son héroes, ni genios, ni santos. Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ha recibido por tradición".

Refuerzo estos criterios diciendo que el hombre mediocre es indiferente e insensible ante sus semejantes y la problemática social.
La miseria de los demás le da igual y (peor aún) la justifica convenciendo y/o asumiendo que es fruto del mandato de Dios.
El hombre que miente es un mediocre.
La verdad, cualquiera que sea, dignifica al hombre.
El hombre que humilla a otro hombre, que abofetea y agrede a otro hombre es un hombre mediocre.
El que por conveniencia justifique y defienda la explotación del hombre por hombre, es un hombre mediocre.

El hombre que se hace el verdugo de su pareja, la humilla y le baja el látigo es un hombre mediocre, es un canalla.

El hombre que no crea, ni promueva ni esté dispuesto a defender la paz social y familiar hasta con su propia vida, es un hombre mediocre.

El hombre que como principio de vida sea un ingrato, es un hombre mediocre.

El que no ama la vida, no defienda el derecho de los hombres a la vida, es un hombre mediocre.

Quien calle y sea indiferente ante la humillación y la explotación de los hombres contra otros, es un hombre mediocre.

El hombre mediocre es un cobarde sin valores ni conciencia, este tipo de hombre no nace, sino que se crea de manera planificada y procesual desde el mismo hogar y que la sociedad va moldeando cada día. Es un producto que se procesa con precisión milimétrica desde el poder político de las clases dominantes.

Así ha ocurrido siempre.

Desde la división de la sociedad en clases, ese proceso de moldear y domesticar al hombre se va superando y mejorando en sus métodos e instrumentos para crear en masa a ese tipo de hombre, cuya pobreza no necesariamente es económica, sino mental e ideológica.

Esta práctica ha venido creciendo desde finales del siglo XX con mucho más éxito, pues han mejorado la forma de domesticar y controlar en masa a las sociedades, teniendo como epicentro de acción (bien concebido, planificado y dirigido) a los medios de comunicación.

Las fábricas donde se procesan en masa los hombres mediocres están en las grandes corporaciones de los medios de comunicación.
Es desde esos medios donde nos enseñan a ver bonito lo que es feo, y nos inducen a ver como amigos a los enemigos del pueblo y como enemigos a los amigos del pueblo, a los hombres de la resistencia, que luchan toda la vida por la construcción de una sociedad más humana y de bienestar para todos.

¡Cuánta pobreza lleva consigo el hombre mediocre!

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