La elección adelantada de Abel Martínez Durán como candidato presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de manera más que convincente, un 62.84% de los sufragios emitidos en la pasada consulta del 16 de octubre, le abre un mar de oportunidades a esa organización política, después del hundimiento por la derrota del 2020 y los graves escándalos de corrupción que se desataron en la administración de Danilo Medina.
De entrada, la elección de Martínez Durán saca al PLD del eje de ataque básico: los señalamientos de corrupción que erosionaron gravemente su imagen. Hasta ahora, el alcalde de Santiago, con una hoja de desempeño conocida, desde su gestión como fiscal en la primera administración de los morados y como presidente de la Cámara de Diputados.
Y abre las puertas a un futuro encuentro con sus antiguos compañeros de la Fuerza del Pueblo, la cual no le hizo oposición, más bien favoreció, para su elección como alcalde de la segunda más importante ciudad de la República.
Al devolverle vitalidad al PLD, la elección de Martínez Durán al mismo tiempo lo hace más competitivo, especialmente frente a sus amigos de la Fuerza del Pueblo. Inicialmente comen del pastel ya dividido. Asimismo, su elección detiene las fugas del PLD, mayormente hacia la Fuerza del Pueblo. Precisamente, el alcalde de Santiago era la última esperanza de los verdes de agenciarse otro nuevo grupo de parciales provenientes de sus simpatizantes, en caso de que el proceso de elección hubiese resultado malogrado en su desmedro. Al menos, esa parecía una poco disimulada apuesta verde.
Ahora la competencia entre el PLD y la Fuerza del Pueblo por lograr una segunda vuelta frente al reeleccionista Luis Abinader será cerrada, porque Abel Martínez necesita crecer y la Fuerza del Pueblo mejorar su posicionamiento.
Disminuye el ascenso de Danilo Medina
Es más que obvio que la elección de Martínez como candidato del PLD, y en poco tiempo, líder de la organización, disminuirá el ascenso de Danilo Medina. Y ese enfoque no requiere de mucho para demostrarlo.
La estrella de Medina está en declive, mientras la de Abel está resplandeciente. De hecho, las versiones sugieren que no era su favorito, y si fue así, estaríamos ante una rebelión de las masas bajo el influjo de los mandos medios. Desde un litoral a otro solo se escuchaba entre peledeístas de abajo que la línea era Abel.
A Medina habrá que reconocerle el papel desempeñado como reestructurador del PLD después de la debacle del 2020, la fiereza de su determinación y la idea de la consulta. Fue un aserto que ha terminado ganando aplausos.
Sin embargo, ese resultado exitoso, al mismo tiempo decreta su declive, no ya por el consabido impedimento constitucional que padece, sino porque con Abel se proyecta una nueva generación, ya desde el punto de vista político, o por evolución vegetativa.
Desde cualquier punto de vista, si el PLD quiere obtener resultados respetables en las próximas elecciones, debe hacer lo necesario para que Abel lo represente en todos los escenarios posibles. Sería la nueva cara y marca, y con él, el equipo que trazó el camino de su victoria.
En consecuencia, Danilo y los demás viejos dirigentes deben pasar a un segundo plano. No puede ser el tipo pintado en la pared con nombre de candidato, como ocurrió con Gonzalo Castillo, que era la expresión de la interpósita persona que representaría la voluntad del entonces presidente de la República.
Reproducir ese proceder, aún sea con pizcas, sería hundirlo desde su nacimiento. La apuesta a Abel debe ser total. Ahora se hablará de Abel Martínez, el hombre de moda, pero ese hablar debe ser por mucho tiempo, y con la debida prominencia.
Adiós a las viejas figuras
Las viejas figuras del PLD deberán entender que les han dicho adiós. No es que los saquen, pero deben ser apartados de los lugares protagónicos. Igual debe ocurrir con los competidores de Abel en la pasada consulta. Los cargos electivos en que puedan competir, si se les ocurre aspirar al Congreso o a los municipios, no se los deben conceder por consolación. Deben ganarse las candidaturas. Lo ideal sería que se sumasen al candidato ganador y se reserven para puestos ejecutivos, si lograr alcanzar el poder.
Hijo de Santiago
Abel es hijo de Santiago, cuna de presidentes de la República, segunda ciudad del país, con un peso muy específico en la economía y la historia. Sus entes probablemente jugarán un papel en pro de su candidato presidencial.
Frente a Abinader y a Leonel
Ahora, a Abel le espera una larga marcha. Tendrá que lidiar contra el presidente de la Nación, a quien no deja de estar atada su gestión en el cabildo de Santiago. Tendría que pensar hasta cuándo permanecerá en el puesto, o si tiene sentido valorar la renuncia. Es una decisión que deberá considerar a fondo.
También tendrá de frente a Leonel Fernández, su viejo compañero con el cual compartió puntos de vistas en el PLD, con más acuerdos que desacuerdos. De hecho, hay unos capítulos que deberán transparentarse sobre los momentos decisorios y claves, tanto a la hora de la partida del expresidente de las filas moradas, como las tratativas que se manejaron para la elección de Abel Martínez en la alcaldía de Santiago.
La ganancia del PLD
Además del reconocimiento al autor del adelanto de la convención disfrazada, el PLD debe valorar el desempeño de la Comisión Organizadora de la Consulta.
La consulta, con la previa reestructuración orgánica, no solo fue un éxito por la elección del candidato, sino por el montaje en sí mismo. Sin un ruidito más allá del incidente con la máquina de conteo en Villa Mella.
La disciplina, el orden, y en general, la organización, fue robusta. Le estructura operativa peledeísta funcionó. Un fuerte mensaje para sus adversarios, tradicionales y nuevos.
Para pensar
Todo el discurso anterior está muy condicionado a lo que podría en realidad ocurrir en las elecciones de 2024, si se mira hacia los últimos procesos vividos por el PLD y a los resultados electorales generales.
En la pasada consulta apenas participaron 476 mil electores, según el último boletín emitido, un resultado pírrico, si se compara con las primarias celebradas en octubre de 2020, que terminaron con la división de la agrupación.
Entonces, a esas primarias concurrieron 1 millón 795 votantes, más de 3 veces y medio que en la reciente consulta. Gonzalo Castillo obtuvo 911 mil 324 votos y Leonel Fernández 884 mil.
Pero las comparaciones resultarían mucho más dramáticas si recordamos que para las elecciones presidenciales de 2020, el candidato del PLD Gonzalo Castillo obtuvo apenas 1,352 mil 814 votos, lo que representó una brutal caída respecto a los resultados en que el expresidente Danilo Medina fue elegido en 2016, cuando obtuvo 2,315,980 votos.
En pocas palabras, si bien no se pueden hacer comparaciones absolutas, para el candidato Abel Martínez posicionarse en términos verdaderamente competitivos, tendría que remontar de manera extraordinaria para estar en condiciones de vencer al presidente Abinader o al expresidente Fernández.
Pero en esta coyuntura, al PLD no podía pasarle algo mejor que los resultados en la consulta… Lo salva del momento, de la mala hora en que estaba, pero el camino es largo y pedregoso.
ABEL MARTÍNEZ DURÁN
Abel Martínez Durán es el menor de los hijos de Ramón Martínez y Mélida Durán. Nació el 21 de abril de 1972, en Santiago, aunque realizó sus primeros años de escolaridad en Hato Viejo, Monción, provincia Santiago Rodríguez,.
En Santiago, donde finalmente se estableció, realizó sus estudios medios y superiores. Se licenció en Derecho, en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, en 1996, donde también realizó un postgrado en Derecho Comercial y Societario en 1998. Tiene 23 años en el PLD.
Para estos tiempos, cuando la tendencia es al crecimiento de la expectativa de vida, es apenas un joven de 50 años.
Maestro y apreciado amigo….., saludos….
Muy atinado su artículo-análisis …..( algunas que otras apreciaciones que no compartimos, pero en su enfoque central muy atinado).
Abrazos y salud….