sábado, julio 27, 2024

Atrapado en la frontera

POR SANTO SALVADOR CUEVAS

El Gobierno de Luis Abinader, en un acto irreflexivo y sin detenerse a medir consecuencias de las cosas, se embarcó en un plan político contra los haitianos tratando con ello de exacerbar el "nacionalismo" anti haitiano, se lanzó a una aventura con miras a convertirla en votos y simpatías del dominicano hacia su proyecto reeleccionista.

Las del Gobierno de Luis Abinader fueron acciones inexplicables, pero llegaron en cadena y decididas a golpear la migración morena, no sin antes coquetear con las autoridades haitianas, con quiénes firmó un acuerdo secreto y de espalda al Congreso Nacional en el que se comprometió a ser tolerante con el uso de Haití de las aguas del río Massacre, para luego venderse como el defensor del interés nacional, pretendiendo que aquél pacto Anti Nacional de 2022, entre ambos gobiernos no iba a llegar a ser de conocimiento público, hasta que "estalló la bomba" y fácilmente los de aquí y los de allá se enteraron de que el Gobierno Dominicano mentía,  dejando en evidencia la violación del actual mandatario del acuerdo histórico firmado con los haitianos en 1929 por el Gobierno de Horacio Vasquez, en dónde las partes se comprometían a respetar las aguas del Río y la convivencia en paz entre los dos pueblos vecinos y hermanos.

Unido a ese plan reeleccionista, el gobierno de Luis Abinader intensificó las persecuciones y deportaciones de inmigrantes haitianos a quienes, en muchos de los casos se le agredió y violaron sus derechos.

Así mismo, en un acto de fanfarronear las autoridades dominicanas militarizaron la frontera y exhibieron su poderío militar, y, no conformes, en vez de usar la vía diplomática para contener la construcción de un canal violatorio al derecho plasmado en el acuerdo entre ambos gobiernos en el 1929, Luis Abinader prefirió también "cerrar la frontera por aire, mar y tierra".

El gobierno no midió consecuencia, y al final los haitianos continúan imponiendo las reglas sobre un río que es de factura dominicana; de igual manera, sin victoria que mostrar, el gobierno retiró el aparataje militar de la frontera.

Sin lograr detener el curso del canal haitiano, el Gobierno Dominicano procedió a abrir la frontera, con el agravante de que los haitianos no responden al uso del mercado binacional.

La dignidad de una nación "sumida en la pobreza" se la estallan en los ojos al gobierno dominicano.

Ahora los grandes perdedores somos todos, pues entran en peligran más de 1,200 millones de dólares anuales que entran a la economía nacional por el intercambio comercial con Haití. 

 Con su accionar, Abinader logró unificar a todo el pueblo haitiano contra su jugada politiquera.

De igual manera, no solo "la frontera jamás será igual" como dice el presidente de la República Dominicana, sino que están entredichas las relaciones históricas Dominico-haitianas.

El gobierno, en su plan reeleccionista, fue por lana y "salió trasquilado".

Ahora, en la frontera los humillados no son los haitianos, sino el gobierno dominicano que choca con la dignidad de un pueblo maltratado en un mundo donde debe prevalecer la diplomacia y el buen entendimiento entre los pueblos, en este caso, con el vecino más cercano.

Santo Salvador Cuevas
Santo Salvador Cuevas
Quien escribe es militante social de larga data, egresado con honores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) licenciado en Filosofía y Letras, con residencia en el municipio de Tamayo, al Sur del país.

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