Por Octavio Santos
Hace tiempo que Agua Planeta Azul se adueñó de las calles Central y Primera en el sector Galá, Distrito Nacional, convirtiéndolas en áreas de parqueos de sus empleados, a ambos lados de las dos vías; también de sus camiones y patanas, y al mismo tiempo, centro de operación de carga y descarga de productos desde la planta, ubicada en la intersección de esas vías.
Ahora, Agua Planeta Azul ha trasladado parte de sus operaciones a la avenida Luperón, donde convirtió un tramo desde el área verde del kilómetro 9 de la autopista Duarte en parqueo y área de carga y descarga, lo que agrega otro factor de taponamiento, que se proyecta dramáticamente en el tramo siguiente, a la entrada del sector Los Ríos e impacta igual Los Próceres.
Más aún, durante administraciones municipales anteriores, los camiones de Agua Planeta Azul tenían prohibido penetrar al residencial Los Próceres. Pero ahora, sus cinco calles son atravesadas en cualquier dirección, y la Calle 1 está convertida en un “corredor” de sus pesados vehículos desde la avenida Luperón hacia la planta de la avenida Central.
Desde las 6:00 de la mañana, Los Próceres y prácticamente todas las calles de Galá son un pandemónium, un infierno difícil de soportar para los residentes, que no ven el peso regulador de las autoridades del Distrito Nacional, siempre que se trate de Agua Planeta Azul.
Un vecino dijo lo siguiente: “No tenemos que pedirles autorización o permiso a los ejecutivos de Agua Planeta Azul para salir de nuestras casas o para retornar, pero debemos pensarlo cuidadosamente.”
Y es así. Las únicas vías de entrada o salida del sector son las calles Primera, para salir por la avenida John Kennedy, o la avenida Luperón, para dirigirse a cualquier destino.
Para salir o retornar hacia o desde algún destino de la ciudad de Santo Domingo, el vecino debe tratar de determinar por cuál vía le resultaría menos tortuoso o peligroso, según la hora del día.
Dirigirse hacia la Kennedy por la calle Primera o por la avenida Central significa correr el riesgo de encontrar un tapón frente a Agua Planeta Azul, un nudo difícil de desatar. Un viaje hacia a un destino a más de tres kilómetros del punto de partida en el Distrito Nacional puede implicar al menos una hora de tránsito, a lo que habría que agregar como mínimo media hora o más para salir de Los Próceres o todo el sector Galá, sin pensar en el valladar, la pared de acero que se forma en la avenida Kennedy con Núñez de Cáceres, antesala de partida o entrada a Santo Domingo hacia o desde la región Norte.
Si el atribulado vecino opta por salir o llegar por la avenida Luperón, puede encontrar una situación similar. Con la nueva línea de estacionamiento abierta por Agua Planeta Azul, el marco de acceso ha quedado reducido, porque estacionan camiones justo hasta más de 2 metros sobre la calle 1, que se convierte en un bloqueo para el campo de miras hacia el sur para quienes salen de Los Próceres, igual para quienes pretenden entrar desde la avenida Luperón, pues deben girar hasta copar el carril contrario, lo que deviene en un riesgo de encontrar repentinamente otro vehículo de frente en el mismo lado de la vía.
Es un problema que se agrava con la congestión del tránsito en Santo Domingo, pues más conductores de vehículos privados y públicos, incluidas guaguas y microbuses del transporte urbano e interurbano, tratan de eludir el cuello de las avenidas Kennedy y Núñez de Cáceres, desviándose hacia la avenida Central, una cuadra antes, desde la Kennedy hacia el sector La Yagüita.
El pasado miércoles 24 de julio ocurrió un taponamiento al mediodía en la avenida Central, en la esquina de la prolongación de la Núñez de Cáceres, y todo el entorno alrededor de Agua Planeta Azul quedó paralizado durante dos horas. Los principales protagonistas fueron los camiones de la embotelladora de agua ya mencionada.
Los vecinos ya se sienten vencidos por Agua Planeta Azul. Las quejas ante las autoridades del Ayuntamiento de Santo Domingo de nada han valido. Además, difícilmente se mudarán, porque sabiamente se instalaron justo al lado de los tanques de agua de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) de donde se suplen agua al más bajo precio. Eso es servirse con la manguera grande.