martes, octubre 8, 2024

Abinader y la carrera por la silla presidencial

Por Osvaldo Santana

Luis Abinader intentará continuar en el poder desde el poder, en un panorama con matices claramente diferenciados de la coyuntura que le permitió alcanzarlo en 2020. Entonces, en la cresta de un sentimiento nacional contra la corrupción administrativa, alentado por el Movimiento Marcha Verde y un ambiente de grave deterioro de la gobernanza en manos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y el presidente Danilo Medina.

En el plano externo, era patente la hostilidad de la administración de Donald Trump, en Estados Unidos, contra el propósito peledeísta de mantenerse en el poder, lo que se agravó desde el 2 de mayo de 2018, cuando Medina estableció relaciones con China.

Posteriormente, la militarización del Congreso Nacional, a mediados de junio de 2019, como parte de los intentos del presidente Medina de reformar la Constitución para reelegirse, con la oposición de una parte del PLD bajo el liderazgo de Leonel Fernández, profundizó las diferencias en esa formación, que fue aprovechada por el entonces aspirante presidencial Abinader y su Partido Revolucionario Moderno (PRM), que condujo a sus parciales hacia el centro de los Héroes. 

La situación llegó a complicarse tanto en las filas del PLD, que las contradicciones entre Medina y Fernández se tornaron irreconciliables, y entonces desde el poder fueron dispuestas unas primarias abiertas para elegir al candidato presidencial (previa aprobación de la ley de partidos), que resultó en una imposición de un candidato afín al reeleccionismo, el 6 de octubre de 2019, y entonces se desató un proceso de confrontación que concluyó con la renuncia de Fernández y la división del partido morado, el 19 de octubre de ese año.

Todos esos factores se conjugaron para que Abinader lograra imponerse fácilmente desde la primera vuelta electoral, después de las fallidas elecciones municipales del 16 de febrero de 2020, que fue otro ingrediente que agravó el descrédito de los gobernantes de la época. Ya para las elecciones municipales del 15 de marzo de ese año, la pandemia se había convertido en otro elemento que minimizó la concurrencia, lo que también favoreció a los promotores del cambio político.

Ahora desde el poder

Ahora Abinader está en el poder, y son evidentes sus aprestos para continuar. ¿Logrará Abinader su propósito? Es la pregunta que todo el mundo se hace, pero igual las respuestas se facilitan.

Abinader intenta volver con el favor de una oposición expresada en dos polos importantes que según las indicaciones concurrirán a las elecciones por separado. Una reedición de 2020, pero en otro escenario. El PLD con una cúpula aún resentida por la división y la pérdida del poder, y una Fuerza del Pueblo que, según las encuestas su líder Leonel Fernández ha alcanzado un importante crecimiento desde ese año.

Sin embargo, el presidente Abinader aparece liderando las encuestas, con Fernández en un segundo lugar, distante. Un liderazgo fuerte con una débil base de sustentación.  Y el PLD, con Abel Martínez en una tercera posición. Un partido resiliente con un candidato con bajo nivel de aceptación.

El punto de vista más extendido es que en ese panorama al presidente Abinader le resultará más fácil lograr su propósito que a cualquiera de los dos principales oponentes. A ambos les resultará más difícil alcanzarlo.

Además, no hay indicadores de que los partidos PLD y Fuerza del Pueblo puedan llegar a algún tipo de acuerdo para concurrir aliados a las elecciones municipales de febrero, que podría marcar el derrotero de lo que ocurrirá en mayo de 2024.

Asimismo, resulta significante para algunos sectores que en la oposición no se observa un discurso vigorosamente argumentativo que contrarreste la narrativa del cambio y sus acciones de gobierno. El país podría concurrir a una guerra de personalidades en la que predomine quien posea mayor capacidad de maniobra y atractivos. 

La apuesta a factores coyunturales o al desarrollo de los acontecimientos socioeconómicos no puede ser suficiente para ganar adeptos, si no se insufla un discurso renovador, estimulante y prometedor. Que refleje un compromiso auténtico y profundo con los intereses populares. Una negación profunda de los grupos oligárquicos que deciden la vida del país. Tampoco la sociedad está suficientemente cansada de un grupo gobernante como ocurrió en 2020.

Asimismo, el entorno internacional  resulta favorable al presidente Abinader. Sigue a pie juntillas las políticas de Washington, y solo marca matices diferenciadores respecto a la situación de Haití, persistentemente renuente a convertir a la República Dominicana en un refugio mayor de los haitianos que huyen de la violencia.

En su PRM, es muy difícil, por no decir imposible, que ninguno de los otros dos contendientes por la candidatura presidencial pueda convertirse en una amenaza que impida su repostulación.

De cara a la Nación

Ya de cara a la Nación, en su circunstancia, Abinader no corre bajo el influjo de los marchistas, unos están enganchados en el gobierno y otros colgados en el desencanto. La atmósfera negativa que predominó desde 2018 a 2020 se ha trastocado por una gobernanza que solo ha tenido un momento de éxtasis: las persecuciones por corrupción y los escándalos que envolvieron a conspicuas figuras del mandato de Medina.

Esta vez, Abinader tendrá que ganarse los votos mediante la suma de resultados: la evaluación de su obra de gobierno, más allá de la conformista defensa de la estabilidad macroeconómica, válida en tanto sus contrarios no sean capaces de conjugar voluntades. La conquista de adversarios (sobre todo alcaldes municipales más algunos aliados circunstanciales) también resultará útil. 

Para la buena suerte de Abinader, a sus dos principales contendientes los matan los resentimientos y la lucha por una segunda posición que difícilmente llegue a convertirse en primera, pese al duro drama de la carestía de los alimentos y las precariedades de los servicios que sufren los pobres. En todo caso, no parece que tales factores puedan ser tan decisivos como para determinar el curso o los resultados de las votaciones en 2024.

Habrá que esperar…

Osvaldo Santana
Osvaldo Santana
Osvaldo Santana es periodista.

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