Por Emiliano Reyes Espejo
¿Al gobierno le están ganando la batalla mediática? Es como si lo hicieran lucir abatido a causa de los escándalos de corrupción, la timidez del discurso institucional y la ostensible dispersión en su frente político.
Ante esta palpable realidad, el presidente Luis Abinader se aferra a un nuevo estilo o estrategia de gobernar. Se ha lanzado a defender y promover por mutuo propio sus ejecutorias gubernamentales. Utiliza un método acuñado por otros presidentes, como Donald Trump, Vladimir Putin, Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo, entre otros.
El mandatario se ha visto obligado –o ha sido convencido por sus estrategas- a lanzarse “a la calle del medio” a proteger sus logros. Busca o trata de convencer a la población de los sólidos soportes que sustentan su administración.
Pese al esfuerzo, los tenaces adversarios políticos, acicateados por la falta de ayuda eficiente y la desidia de parte de funcionarios y perremeístas, éstos logran penetrar el bastión propagandístico del gobierno y se colocan por encima de cualquier esfuerzo del poder. Consiguen un efecto letal, lograr que el panorama general de la nación se vea sombrío.
Esto ocurre cuando Abinader apenas inicia el segundo año de su segundo mandato consecutivo. ¿Fue un error estratégico del presidente Abinader poner “un candado” para cerrar toda posibilidad de reelegirse una vez más? Esto se sabrá ahora en el 2026, año decisivo en las definiciones de las aspiraciones políticas con miras a las elecciones del 2028.
¿Errores o apatía?
Cada error del gobierno y sus funcionarios es aprovechado hábilmente por la oposición, obvio en los regímenes democráticos consolidados. Esa situación se profundizará a partir de este próximo año 2026. Salta la agravante, además, de que al parecer el presidente Abinader se está quedando solo. Muchos de sus seguidores comenzaron a trazar sus propios caminos, mientras otros lanzan miradas hacia la “baranda para saltar del barco”.
El escándalo de corrupción en el Servicio Nacional de Salud (SENASA) es un vivo ejemplo, puso la tapa al pomo. A Abinader prácticamente lo dejaron solo. La mayoría de los funcionarios ha hecho mutis frente a este execrable hecho. Solo el presidente del Indotel, Guido Gómez Mazara, sacó la cabeza y llamó, lleno de indignación, “hijos de la gran puta” a los posibles responsables de este desfalco que no solo quitó miles, millones de pesos al erario, sino que sirvió para empeorar la situación de salud o llevar a la muerte a quizá miles de pacientes. En ese escándalo el PRM se jugó la permanencia en el poder en el 2028.
Gómez Mazara no debió ser el abanderado de esta defensa de Abinader en esta situación. Todo el mundo conoce que él enfrentó al mandatario en la contienda interna del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Pero ocurre que los otros, o se han beneficiado de la debacle en SENASA, o están sumidos en sus propios esfuerzos para aspirar a la Presidencia de la República, pero sin abandonar los ministerios que holgadamente regentean. El 2026 será el año de las definiciones, se sabrá ¿quiénes se van o quiénes se quedan? La perspectiva luce sombría para algunos aspirantes perremeistas, ya que pese a su timidez en la defensa de su gobierno para evitar ser salpicados por las denuncias de corrupción, los números de las encuestas no les están dando, y eso preocupa.
Falta cohesión entre estos aspirantes del PRM, aunque propalen que sí, que están unidos. Se les dificulta salir de sus núcleos y compactarse con otras fuerzas internas para salir a defender las cosas buenas y las malas de la actual gestión. En tanto, el Gobierno a través de sus tecnócratas se atribuye logros en salud, seguridad, educación y calidad de vida de los dominicanos.
Pero ocurre que cada quien luce atrincherado en su propio círculo burocrático estatal y entonces se ven dispersos. La “yunta de bueyes” no parece jalar hacia un solo lado. La defensa del gobierno es cosa de algunos funcionarios, los cuales se encargan de propagar sus propios éxitos como si no fueran logros y partes intrínsecas de la actual gestión. Es que cada Ministerio o dirección general, salvo excepciones, responde a cuotas o asignaciones de poder a distintos grupos que actúan a lo interno del PRM y del sector externo. No es nada nuevo en el quehacer político nacional, solo que esta vez parece que cada quien toca en su propia orquesta.
Lides opositoras
En tanto, las lides opositoras, integradas por gentes sagaces, inteligentes, experimentadas en cosas del Estado, se ocupan de arreciar, en un uso pleno de sus derechos, sus estrategias de denuncias y críticas a las realizaciones oficialistas. Cada error del gobierno es aprovechado para desatar cuestionamientos válidos a la gestión gubernamental. “El país está viviendo una situación catastrófica”, afirman, mientras “estrujan sus dedos en las llagas de la corrupción”, la ineficiencia, la intolerancia y el llamado retroceso del gobierno.
Y nadie le sale al paso ¿es que no pueden? ¿Se extinguieron las calidades morales y éticas en los funcionarios del gobierno? Es como si estuvieran agachados.
Atravesamos realmente una situación difícil. Esto se agrava con la escalada militar ¿o máxima presión psicológica? que ejerce el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra el presidente Nicolás Maduro, de Venezuela. Se ha creado un monstruo en la región, una crisis que, quiérase o no, nos inquieta, directamente, en razón de que puede afectar el crecimiento turístico, los negocios aéreos, las exportaciones y por ende, la economía nacional.
Mientras estos hechos se desarrollan, el gobierno ha encontrado aliados en los organismos internacionales como las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) entre otros.
Hechos y pobreza
Y es que contrario a las diatribas locales, los organismos internacionales, en sus más recientes informes, “ven a República Dominicana con una visión mixta: reconocen sus avances significativos en crecimiento económico y su compromiso con el desarrollo sostenible (Agenda 2030) y la cooperación internacional (Cooperación Sur-Sur)”.
Pero esas entidades señalan, asimismo, que el país enfrenta “desafíos persistentes en pobreza, desigualdad, violencia de género y necesidad de fortalecer instituciones para alcanzar un desarrollo verdaderamente inclusivo y resilientes, buscando alianzas más fuertes en el multilateralismo”.
El FMI, por ejemplo, tiene una visión positiva para la economía dominicana en 2026, proyectando “un crecimiento del 4.5%, lo que indica una recuperación tras una desaceleración y un regreso a su tendencia histórica, impulsado por el turismo, exportaciones y la inversión extranjera”.
Alerta, sin embargo, sobre los “riesgos globales y la necesidad de reformas en gobernanza y clima para consolidar este desarrollo”.
Entre los riesgos y recomendaciones, el FMI advierte sobre la vulnerabilidad a desastres naturales y la volatilidad del entorno global. Habría que agregar las disputas entre las grandes potencias hegemónicas, guerra Rusia-Ucrania, tensiones entre China-Taiwán y Japón; potenciales conflictos Israel-Irán y Estados Unidos-Venezuela.
Plantea mejorar la gobernanza, la calidad del gasto público y la resiliencia climática, medidas que considera “son cruciales para el desarrollo a largo plazo”. “En resumen, el FMI ve a la República Dominicana en una trayectoria de crecimiento sólido para 2026, pero subraya la importancia de reformas estructurales para asegurar la sostenibilidad de este repunte”.
Crecimiento sólido ¿para qué?
Los pobres no entienden, ni les importa mucho la perorata del crecimiento económico. El indefenso de la fortuna es pragmático, lo convence el hecho cierto de que puede llevar la comida a su hogar a un precio asequible y tener trabajo para ganar el sustento.
¿Para qué me sirve ese crecimiento?, se preguntarían. Realmente sirve, ya que, si la economía es sólida y existe una distribución equitativa de la bonanza, al pobre le crece la esperanza de una vida mejor.
Por eso satisface que el Banco Mundial (BM), por ejemplo, “vea –también-una perspectiva positiva para la economía dominicana en 2026, proyectando un crecimiento del PIB de alrededor del 4.3”.
Por eso, como parte de la estrategia que está sugiriendo al país, este organismo plantea “ayudar a cerrar brechas y fomentar un crecimiento equilibrado”. También generar condiciones para más puestos de trabajo y atraer inversión.
Destaca la economía dominicana “como una de las más fuertes de la región, superando economías grandes como Brasil o México, impulsada por la inversión y servicios, a pesar de un contexto global más lento”. El BM anticipa para el 2026, asimismo, “un crecimiento sólido y sostenido por la inversión y los servicios, alineado con su estrategia de desarrollo inclusivo para el país, aunque con retos en la diversificación manufacturera”.
Pobreza extrema y reforma fiscal
Por su lado, el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) reportó para 2025 una economía con crecimiento robusto (proyectado entre 4.0%-5.0% para 2026). Destaca igualmente “gran fortaleza financiera (capitales y solvencia), y un sector externo muy fuerte impulsado por turismo, remesas y exportaciones, superando los $46,000 millones en divisas”. Mientras, el sistema bancario se mantiene sólido, con capitales incrementados y alta cobertura, manteniendo la estabilidad macroeconómica y la confianza del público, pese a un entorno global moderado”.
En otras consultas, estas entidades hablan del país como una nación que tiene una población resiliente y trabajadora y que se ha trazado el ambicioso objetivo de “convertirse en una nación de ingresos altos para 2036”. “Para lograrlo, -apuntan-el país está movilizando al sector privado, creando empleos de calidad y fomentando un crecimiento inclusivo para un futuro más sostenible y próspero”.
En un informe presentado a las Naciones Unidas, el gobierno destaca “la reducción histórica de la pobreza monetaria, que en 2024 descendió a 18.98%, uno de los hitos más notables”.
Persistir en políticas de erradicación de la pobreza extrema en regiones como el Sur del país, debe estar entre las próximas prioridades con miras al 2026.
Sugerencias:
Observando el panorama desde la grada, nos atreveremos a hacer algunos señalamientos que creemos pueden contribuir a activar el fragor de la política y la economía del país, en favor de la gente, no de los funcionarios y los seguidores del partido en el poder:
- Que el gobierno realice una reunión de su gabinete en enero de 2026 para evaluar la realidad del país, con una agenda que incluya a) Conocer el persistente flagelo de la corrupción que diezma los escasos recursos del Estado; b) Discutir la viabilidad de la reforma fiscal; c) El alto costo de la vida; d) Reactivación de proyectos de infraestructura inconclusos.
- Que el presidente Luis Abinader se dirija a la nación y explique la realidad de la actual coyuntura nacional e internacional, cómo eso nos afecta o beneficia como nación. Detallar la profundidad del compromiso contraído con Estados Unidos de frente a la lucha por el control hegemónico que libran las potencias económicas para controlar América Latina y el Caribe, que representan unos 50 millones de consumidores.
- Si lo cree pertinente, que el gobierno disponga cambios en su estrategia comunicacional, con miras a hacerla más empática con la situación que viven muchos dominicanos y lleve mensajes de esperanza a la gente.
*El autor es periodista.





