La muerte de la niña haitiana Stephora Anne-Mircie Joseph emerge como un retrato de los prejuicios de los dominicanos contra las personas negras provenientes de Haití, con frecuencia sometidas a vejámenes y abusos verbales.
La circunstancia de la muerte de la niña ha trascendido, pero es cotidiano entre los dominicanos el trato peyorativo hacia los negros procedentes de Haití, en todos los estratos sociales, un comportamiento ancestral estimulado en tiempos modernos.
Las campañas nacionales contra Haití, por cualquier motivo, como en ocasión de la construcción de un canal sobre el río Masacre, que fue manipulado para exacerbar el ánimo nacional antihaitiano y para promover el “patriotismo” del mismo presidente que llega a cualquier acuerdo con Estados Unidos conveniente a su permanencia en el poder.
Ella, que estudiaba en un colegio de clase media en Santiago, una sociedad tradicionalmente conservadora, sufría hostilidades con frecuencia, según los relatos más creíbles, por su color.
Su madre, Loveli Raphael cuenta que la pequeña de once años llegó a decirle que quería “cambiarse el color de la piel, porque en el colegio los niños le gritaban improperios, y ante la situación, ella la puso a estudiar modelaje para fortalecer su autoestima ante las situaciones de bullying que vivía”.
“Yo puse a mi hija en modelaje para que ella tuviera confianza, porque ella decía que se quería cambiar el color de piel porque los niños le decían tú es una maldita negra, maldita haitiana, yo le dije, no, tú eres bella con tu color de piel”, dijo la madre Loveli Rapahel (Listín Diario, 2 de diciembre de 2025).
Incluso fue víctima de agresiones de parte de sus compañeritos, elementos que no se pueden olvidar después de su muerte el 14 de noviembre, durante una excursión organizada por los responsables del Colegio Leonardo Da Vinci, donde estudiaba.
La pequeña Stephora se hizo modelo, y participó en RD Fashion Week 2025, y escribió en una de sus presentaciones lo siguiente:
“No necesitamos compararnos con otras personas porque tal como somos, somos preciosas, bellas y hermosas, porque Dios nos creó así. Espero que este día sea el día más feliz, el día más hermoso de ustedes porque se merecen la alegría en toda su vida” (Listín Diario).
“A mi hija le gustaba pintar, cocinar, también jugaba fútbol. Ella era mi profesora de español porque ella hablaba inglés, francés y español”, explica la madre.
La justicia
¿Quedará este escandaloso caso en la oscuridad? La procuradora general de la República, Yeni Berenice Reynoso, designó al magistrado Wilson Camacho, director de Persecución, y Olga Diná, encargada de Niños, Niñas y Adolescentes como responsables de esta investigación. ¿Habrá justicia?
