Por Osvaldo Santana
Cuando se preparaban para una celebración muy especial este agosto de 2025, pues se cumplía el quinto aniversario de gobierno perremeísta, desde muy temprano no se contaba con que precisamente en ese mismo mes, encararían el período de mayor desagrado ciudadano con la Administración, solo comparado con el momento de alto repudio al fracasado proyecto de reforma fiscal el año pasado.
Los incesantes apagones, que en ocasiones han arruinado el servicio en zonas “24 horas”, una desaceleración del impulso económico, que han puesto al presidente Luis Abinader a la defensiva, a reconocer la gravedad de la situación con la caída del servicio eléctrico y la pérdida de dinamismo del mercado, han estimulado al mismo tiempo a levantar el ánimo de una oposición que lucía alicaída.
Las protestas por los apagones o el deficiente servicio eléctrico se han reflejado en la mayor parte del territorio, en general espontáneas, sin que se vea el menor atisbo de manipulación opositora. Es la gente que sale de noche a encender gomas u obstaculizar el tránsito en carreteras y calles.
La irritación social no solo condujo al Presidente a intervenir directamente en la crisis del servicio eléctrico, pues dio la cara, visitó la planta Punta Catalina, y enumeró las razones que según él han provocado la caída del suministro en términos aceptables, sino que adoptó una medida política. Consciente del estado de desagrado extendido, cautamente desmontó el programa de celebraciones que tenía previsto el PRM a propósito del quinto aniversario en el gobierno, con fiestas en los barrios populares.
Sin considerar la opinión de las autoridades del partido, despachó una carta comunicándoles la suspensión de las fiestas, y diciéndoles que el tiempo es para trabajar y encarar la gravedad de la situación.
Fue una iniciativa más que prudente del presidente Abinader, pues probablemente las celebraciones alentarían el desagrado social, que entendería como una burla que, en medio del deterioro del servicio eléctrico, la disminución de la actividad productiva, e incluso, quejas sobre los precios de los alimentos, el oficialismo se envolviera en francachelas.
A la mala racha acrecentada en el mes aniversario, se agregó un elemento con el que no se contaba, que ha sido la queja extendida de insuficiencia de aulas al inicio del año escolar, precisamente el pasado día 25 de este mes de agosto.
Las dificultades para el alojamiento de estudiantes en algunas localidades han sido agregadas a la agenda de críticas del gobierno, especialmente a cargo del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que ha venido coincidiendo con la Fuerza del Pueblo, que también ha afirmado sus descargas hacia el gobierno con el tema eléctrico y el encarecimiento de los insumos para la alimentación. Precisamente, el lunes 18, el expresidente Leonel Fernández escribió un artículo en Listín Diario sobre costo del pollo, de tal forma que la población ha tenido que conformarse con cocote, molleja, pata y asadura. “…la desacertada política avícola del actual gobierno no solo quebró a productores y subió el precio a los consumidores, sino que ha procurado condenarnos a comer del pollo tan solo cocote, molleja, pata y asadura”. Artículo que dio mucho que hablar a los comentaristas de la radio y la televisión.
Y Danilo Medina, en un tono burlón ha aumentado su criticidad al gobierno, llegando a señalar que el presidente Abinader habla demasiado, lo que empujó al mandatario a responderle el pasado lunes 25 de agosto. "…Yo hablo mucho y voy a seguir hablando mucho, porque creo que hay que rendirle cuentas al pueblo. No tengo ningún temor en que me hagan preguntas porque aquí es una caja de cristal. Eso es transparencia, porque no tengo nada que esconder" Dijo que es una "obligación democrática y ética" responder a cuestionamientos y críticas de la oposición.
De hecho, en las dos sesiones más recientes de La Semanal, el 18 y el 25 de agosto, el presidente Abinader ha aparecido a la defensiva, confrontando a los expresidentes.
Y ya casi al cierre del período, la semana laboral que arrancó el lunes vino acompañada de un inquietante aumento de la tasa de cambio. El dólar llegó a venderse al cierre del lunes 25 a más de 63 pesos. Eso duele, y nada tiene que ver con críticas de la oposición. La cosa se pone agria.
Pese a la defensa del oficialismo, la realidad objetiva es que agosto ha devenido en un período de pérdida de aprobación ciudadana hacia las autoridades, y particularmente para el Presidente, que, prácticamente como un gladiador solitario, ha defendido su gestión, lo que ha sido habitual en sus cuatro años anteriores, y sin parar un instante en su afán por dejar resultados materiales al término de sus dos períodos.