Por Lito Santana
El deterioro de las buenas costumbres en nuestro país ha llegado a un punto que no puede seguir.
Las malas mañas, el engaño, los fraudes, los trucos mafiosos se apoderan de todos y todas en tal magnitud, que nadie cree en nadie.
Si vas al taller a arreglar tu vehículo quieres quedarte ahí hasta el final, porque dudas de la seriedad del mecánico, que, en un parpadeo, te cambia las piezas.
Compras un vehículo y tienes que llevarlo a un taller profesional para comprobar que no le bajaron el kilometraje al millero o le cambiaron componentes claves.
Si echas combustibles en la bomba, o en las distribuidoras de gas propano, no puedes quitar los ojos del marcador, pues la estafa está latente.
Vas a una farmacia, compras un medicamento y aunque tengas la etiqueta en la caja y su precinto de seguridad, quieres que la abran para ver si está completo.
En el colmado o en el mercadito, tienes que estar atento a ver si el peso del producto es lo que has pedido.
En el supermercado tienes que estar atento, mirando la pantalla de la caja, para que no te pasen un artículo por otro y "tumbarte en tu propios ojos".
Te detiene un agente de tránsito de la Policía Nacional, por cualquier motivo, y te dices para ti: "éste está buscando lo de él".
Le solicitas un servicio a un funcionario público para resolver un problema y aunque te diga que te va a ayudar, piensas que esa respuesta fue para salir de ti en ese momento.
Una dama va al salón de belleza y lleva sus productos y no puede mirar a los lados, pues la peluquera le saca el tratamiento del envase.
Los negocios tienen varios sistemas de chequeos del dinero: lápices, lupas, máquinas con luces fluorescentes, uñas de las empleadas para probar que el billete no es falso.
En fin, la lista puede ser interminable, pues estos son apenas algunos ejemplos de situaciones que vivimos día a día, en un país que tiene que cambiar.
Estos actos sospechosos, a veces delincuenciales, hay quienes se los achacan a los gobernantes, a quienes crían sus muchachos y muchachas y a las profecías escritas en la Biblia.
Cualquiera de esas hipótesis podría ser correcta. Pero tenemos que prestarle atención a esta situación, pues un país en el que "nadie cree en nadie" no puede prosperar.
Excelente reflexión!!!
Buenos día
Todo esto es verdad y un país donde las personas e instituciones piensen de esta manera el progreso y la confianza, es un atroso increíble
Hay que dar ejemplo de cada una de las situaciones que se dan en nuestro país y solo se logro Educando a cada persona que administre las cosas publicas y privadas del país.