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miércoles, septiembre 10, 2025
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Tendencia y perspectiva de la tasa de cambio en la República Dominicana

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Bernardo Hirán Sánchez Melo, Ph.D.

La economía dominicana depende de manera significativa del dólar estadounidense. Tanto el consumo como la producción nacional en todos los sectores económicos requieren bienes finales e intermedios, materias primas y combustibles importados para sostener la producción de bienes de consumo masivo, infraestructuras, edificaciones y prácticamente todos los servicios. Incluso actividades cotidianas descansan y servicios sustentados fundamentalmente en servicios (no transables, como lo puede ser un corte de pelo o lavanderías de ropa) requieren de insumos importados, lo que evidencia el peso determinante de los bienes transables en la economía.

En este contexto, la mayor parte de las importaciones dominicanas proviene de Estados Unidos, país que en 2024 representó alrededor del 42% de las importaciones totales. Otros socios comerciales relevantes son China, Brasil, México y España, aunque con participaciones menores. Si bien algunas adquisiciones desde Europa se realizan en euros, la mayoría de las transacciones internacionales del país se efectúan en dólares estadounidenses, dada la predominancia de esta divisa en el comercio mundial.

En tanto, el dólar, además de su incidencia en el comercio y la producción, es demandado por viajeros que realizan turismo internacional y por consumidores que adquieren productos en plataformas electrónicas. A todo esto, se suma el déficit registrado en la cuenta de errores y omisiones de la balanza de pagos, que en 2024 ascendió a US$870 millones, reflejando posibles salidas netas de divisas hacia el exterior.

Todo lo anterior se refleja en el comportamiento del tipo de cambio. En un artículo publicado en agosto de 2024 señalaba que para 2036 —año en que se proyecta duplicar el tamaño de la economía— la tasa de cambio podría alcanzar RD$97.12 por dólar, lo que implicaría una depreciación anual promedio de 3.84% a partir de 2024. En ese escenario, la tasa proyectada para finales de 2025 sería RD$64.18. No obstante, a cuatro meses de concluir el año, la tasa de cambio se sitúa en RD$64.14, en línea con dicha proyección.

Analizando por factor de incidencia en el tipo de cambio, se tiene que la inflación interanual interna en agosto de 2025 fue de 3.71%, frente a 2.77% en Estados Unidos, diferencia que en términos prácticos implica que el peso puede estar perdiendo valor más rápidamente que el dólar, lo que ejerce presión sobre la competitividad externa.

En lo que respecta la política monetaria, la Tasa de Política Monetaria (TPM) se mantiene en 5.75%. Una medida prudente de control monetario y que podría preservar el atractivo de los activos en pesos. Sin embargo, su efectividad pudiera verse limitada frente a eventuales ajustes de la Reserva Federal.

Las Reservas Internacionales, actualmente ascienden a US$13,887 millones, nivel considerado adecuado para eventuales intervenciones del Banco Central en el mercado cambiario, reduciendo volatilidades y transmitiendo confianza a inversionistas. Tal y como efectivamente viene sucediendo en el ámbito empresarial y la población en general.

El déficit histórico en cuenta corriente cerró el 2024 con -3.3% del PIB, evidenciando salidas netas de divisas, totalizando las importaciones US$29,808 millones, frente a exportaciones por US$13,872 millones, generando un déficit comercial superior a US$15 mil millones, lo que evidentemente presiona sostenidamente la demanda de dólares.

En cuanto a los flujos netos de divisas, tanto los sectores externos Turismo y Remesas aportaron a la economía dominicana más de US$10,974 millones y US$10,756 millones, respectivamente, compensando parcialmente el déficit comercial. 

Mientras, la política monetaria mantiene las tasas de interés bancarias en niveles adecuados, al ubicarse la tasa activa en 14.8% y la interbancaria en 11.59%, manteniéndose relativamente atractiva para los ahorros en pesos, y por consiguiente reduciendo la dolarización de carteras.

Por lo tanto, el escenario apunta a una depreciación gradual y ordenada del peso dominicano, siempre que se conserve la disciplina fiscal y monetaria. Bajo este marco, se proyecta que al cierre de 2025 se ubique en un rango entre RD$64.50 y RD$66.67 por dólar, en correspondencia con las proyecciones tendenciales para 2026. Este resultado dependerá de que el crecimiento económico —estimado en 4% para 2025— siga respaldado por el dinamismo del turismo, las remesas y el sector minero, y en particular por los altos precios internacionales del oro.

De modo que, la evolución de la tasa de cambio en República Dominicana seguirá dependiendo del equilibrio entre la entrada de divisas (turismo, remesas, inversión extranjera) y la salida por importaciones y pago de deuda. Mientras se mantengan sólidos los fundamentos macroeconómicos, el peso dominicano estará sujeto a una depreciación moderada, previsible y manejable en el corto-mediano plazo, requiriéndose en el mediano-largo plazo asumir políticas de carácter estructural que impliquen la generación de divisas a partir de la exportación de bienes y servicios sustentados en un mayor valor añadido, y productos diferenciados, así como en la producción de productos a partir del empleo de materias primas internas y mano de obra cualificada.

El autor es economista

Bernardo Hirán Sánchez Melo
Bernardo Hirán Sánchez Melo
El autor es economista

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