Por Héctor Linares
La expansión del PIB de la primera mitad del 2024, de 5.2 %, ya ronda la frontera del crecimiento potencial del año.
La expansión del producto interno bruto (PIB) en un 6.2 % en junio pasado, además de provocar un cierre dinámico de la primera mitad del año, ha creado expectativas de si la economía dominicana se enrumbará por la ruta de alto crecimiento que la caracterizó durante las últimas décadas.
El promedio de crecimiento alcanzado en el primer semestre, 5.2 %, ya representa un elemento adicional de posibilidad, porque sitúa el nivel de crecimiento casi por encima del potencial.
El Gobierno Central y el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) han estimado para el 2024 un crecimiento de la economía en torno al 5%, el cual sería uno de los más altos de la región, según proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos internacionales.
La postura dinámica necesaria para que la economía vuelva a tener los niveles que la llevaron a liderar el crecimiento regional deberá contar con un apoyo más firme de la política fiscal, debido a que la política monetaria, en una ejecución combinada de objetivos, ha estado regresando a la normalidad, luego de haber logrado llevar la inflación a los niveles establecidos como meta en el programa monetario del BCRD para el 2024, de un 3 % mínimo y un 5 % máximo. A junio, la inflación estaba en 3.98 %. La misión principal de la política monetaria es controlar la inflación.
Con los resultados macroeconómicos del primer semestre, que reflejan mayor recuperación del crecimiento e inflación controlada, las autoridades monetarias decidieron dejar en pausa su tasa de política monetaria en un 7 % anual, señal de que la economía tiene los incentivos necesarios para crecer sin alterar los precios internos.
De acuerdo con el documento emitido por el BCRD, luego de su reunión de política monetaria del 31 de julio pasado, para la decisión se ponderó el buen desempeño de la economía dominicana y el crecimiento del crédito privado, en un contexto en el que la inflación se halla en los parámetros de su rango meta.
La economía ahora opera en un escenario de neutralidad de la política monetaria, luego de haber iniciado el desmonte de las restricciones que estuvieron vigentes hasta mayo de 2023. Hasta esa fecha, prevalecía un clima de altas tasas de interés como mecanismo para combatir la inflación, lo que al mismo tiempo quitaba velocidad al crecimiento económico, porque se estaba encareciendo el consumo y la inversión, esencialmente la privada.
Resultados de las medidas
Con el cambio de postura en la política monetaria puesto en marcha en mayo del 2023, que ha resultado en una reducción de 150 puntos en la tasa de referencia del BCRD, y la puesta en marcha de un programa de previsión de liquidez vía los intermediarios financieros, se canalizaron recursos por RD$199,000 millones, dirigidos a financiar la producción y los hogares (consumo).
En los primeros cinco meses del año se produjeron incrementos en los gastos de capital, esencialmente los vinculados a proyectos de inversión pública nuevos y en ejecución para la fecha. En ese contexto, la política fiscal estaba actuando como agente dinámico en la economía.
Una postura similar de la política fiscal es necesaria para que la economía siga la tendencia de alto crecimiento ante una moderación en el crecimiento del crédito al sector privado, identificado en el indicado documento, que da cuenta, además, de que la tasa de crecimiento de los agregados monetarios están convergiendo al nivel de crecimiento del PIB.
Expectativas para el segundo semestre
Se espera que en la segunda mitad del año se acelere la inversión privada, la cual pudo estar afectada en la primera mitad del 2024 por el conservadurismo que produce en el sector privado cada proceso electoral.
El análisis del BCRD resalta que la economía se encuentra en una buena posición para enfrentar el desafiante panorama mundial, tomando en cuenta la fortaleza de sus fundamentos macroeconómicos, la resiliencia de sus sectores productivos y la mejoría en los indicadores de riesgo del país.
Estabilidad
Como señal de fortaleza, los sectores generadores de divisas mantuvieron durante la primera mitad del año un desempeño favorable, posibilitando que el país incrementara las reservas internacionales por encima de 15,200 millones de dólares, cifra que equivale a alrededor del 12 % del PIB y cubre unos seis mes de importaciones. Ese nivel es superior al recomendado por el FMI.
Lideraron ese proceso los sectores turismo, exportaciones de zonas francas, remesas y la inversión extranjera directa.
Amenazas
El panorama económico no está exento de perturbaciones en su ruta de crecimiento, principalmente proveniente del sector externo.
La mayor contingencia proviene del precio del petróleo intermedio de Texas (WIT), el cual durante el mes de julio pasado tuvo un promedio por encima de los 82 dólares por barril, cifra cercana al promedio proyectado por el Gobierno para el 2024, unos 87 dólares. También hubo alzas en los precios de los fletes, producto de los conflictos geopolíticas en Medio Oriente, a los cuales el análisis del BCRD le agrega situaciones climáticas que siguen afectando a importantes rutas del comercio internacional.
Las alzas de los fletes tuvieron un gran impacto en el proceso inflacionario mundial desatado a partir de la crisis sanitaria del 2020.
Favorece las expectativas de crecimiento del PIB dominicano el comportamiento de la economía de los Estados Unidos, el principal socio comercial dominicano.
En el segundo trimestre la economía de EE. UU. tuvo un crecimiento interanual de 3.1 %, con un mercado laboral en pleno empleo. Esas condiciones favorecen indirectamente a las remesas que llegan al país, por proceder en cerca de un 80 % de Estados Unidos y también al turismo, desde donde proviene alrededor del 40 % de los visitantes al destino dominicano.